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J. C. García Fajardo

Rusia, Ucrania, Mongolia y el resto de países movilizados por EEUU en su estrategia ante la emergencia de China

No hay más que mirar al mapa: La estrategia de la OTAN, movida por EEUU, avanza sin pudor para aislar y controlar a Rusia y sus Estados asociados. Miremos a Ucrania en ese mapa que reproduce El País y leamos la interesante crónica de Rodrigo Fdez. que copiaré abajo por si no tenéis acceso a ella. Después, leed la crónica de Pilar Bonet desde Mongolia, tan light y primaveral. Era como se escribía sobre Ucrania y su dudosa revolución naranja hace unos meses. Sugiero que sigamos estas noticias que obedecen a una estrategia muyu cruda de cercar a Rusia y a sus países amigos, para poder controlar a una China emergente que se les escapa del visor. Las noticias aisladas carecen de perspectiva, es preciso situarlas sobre un buen planisferio para pdoer relacionarlas. El tema es apasionante. La que calla es India y ese silencio resulta ensordecedor. Nesemu                            Una auténtica guerra -de momento sólo de declaraciones y con amenazas veladas- ha estallado entre Rusia y Ucrania por el precio del gas. Moscú ha subido el precio del gas más de cuatro veces desde que mantiene con su vecino una relación regida por las leyes del libre mercado. Las autoridades de Kiev se niegan a comprar el combustible a ese precio y dicen que, como pago por el tránsito del gas ruso a Europa, tiene derecho a quedarse con el 15% de éste.
Ucrania ha insinuado que puede usar elementos de presión para obligar a Rusia a ser más flexible. Estos elementos de presión son los siguientes: la base de la flota del mar Negro ruso se encuentra en Crimea, al sur de Ucrania. Kiev puede tratar de revisar el acuerdo de arriendo a largo plazo firmado con Moscú, pero Rusia responde a esta amenaza con otra velada: el arriendo de la base forma parte del tratado por el cual el Kremlin reconoce las actuales fronteras rusas y denunciarlo unilateralmente sería, en palabras del ministro de Defensa, Serguéi Ivanov, "un suicidio". No hay que olvidar que, por ejemplo, Crimea pertenecía a Rusia, y fue Nikita Jruschov quien se la regaló a Ucrania.
Rusia utiliza en Ucrania dos estaciones de radares para prevenir ataques de misiles: en Mukáchevo, en la provincia de Transcarpatia, y Sebastópol, en Crimea. Kiev podría simplemente apagarlos. Para construir nuevos radares en territorio ruso se necesitarían entre dos y tres años de trabajos, y su costo sería tan grande, que "ninguna subida de los precios del gas en toda Europa cubrirían los gastos", según expertos entrevistados por el canal RTV International.
Por último, Ucrania puede dejar de dar servicio a los misiles estratégicos RS-20, conocidos como Satanás, según la clasificación de la OTAN. El problema es que esos misiles fueron construidos en la fábrica de Dniepropietrovsk, que en su tiempo dirigió el ex presidente Leonid Kuchma, y si Kiev no firma el acuerdo para prolongar su explotación, Rusia tendría que destruir los más de 100 Satanás que tiene activos desde hace unos 15 años y fabricar otros. Eso ocuparía muchísimo tiempo, esfuerzos y no menos de 4.000 millones de dólares (unos 3.380 millones de euros), según los expertos. Con la colaboración de los ucranios, en cambio, podrían servir 10 ó 15 años más.
Moscú pide ahora 230 dólares por cada mil metros cúbicos de gas, pero Kiev, que este año pagaba sólo 50, se niega rotundamente a firmar el protocolo anual que debe acompañar al acuerdo a largo plazo que ya tiene con Rusia. Pide, en cambio, que Rusia le dé un periodo de transición para pasar a precios de mercado y ofrece pagar 80 dólares por mil metros cúbicos durante el primer semestre de 2006.
Gazprom, el monopolio del gas ruso, no cede e insiste en que Ucrania debe pagar el precio que pide Rusia. Y si los ucranios de todas maneras se apoderan de parte del gas, estarán "robando" el combustible destinado a Europa. Pero Moscú no tiene como evitar ese robo: por el gasoducto ucranio sale cerca del 80% del gas que Rusia exporta a Europa.
Kiev sostiene que Moscú ha adoptado una posición inflexible en materia del gas por motivos políticos. "Rusia no está conforme con la política exterior ucrania, cada vez más independiente. Mucho menos le gusta que Ucrania haya determinado su vía estratégica hacia Europa y, con el tiempo, hacia la OTAN", opina Vladímir Gorbulin, asesor del presidente Víctor Yúshenko y jefe del Departamento Principal de Política de Defensa.
Moscú niega que hay motivos políticos en su decisión de cuadruplicar el precio del gas a Ucrania. Como ha explicado el presidente de Gazprom, Alexéi Miller, las subvenciones del precio del gas -es decir, cuando se pide menos que el precio de mercado- son políticamente motivadas; pero cuando se pasa factura por el precio real, es simplemente economía pura. Después de la conversación telefónica mantenida anteanoche entre los líderes de ambos países, el ministro de Energía ucranio, Iván Plachkov, llegó ayer a Moscú para tratar de negociar un acuerdo de última hora. El primer día de negociaciones se cerró sin acuerdo, pero Plachkov indicó que hoy volverán a reunirse//.             En cuanto a Mongolia:En el corazón del continente asiático, Mongolia es protagonista de una singular metamorfosis desde el comunismo, imperante hasta 1990, hasta la democracia. A diferencia de Rusia y China, sus dos únicos vecinos, y de los Estados pos-soviéticos de Asia Central, este país de más de 1,5 millones de kilómetros cuadrados (más de tres veces España) y 2,7 millones de habitantes se ejercitó en la alternancia política y hoy es dirigido por un gobierno de coalición entre el Partido Popular Revolucionario (ex comunista) y fuerzas liberales.
La tolerancia en Mongolia es tan amplia como las estepas donde pacen los ganados que fueron la base de su economía. No obstante, no puso fin a la miseria, las diferencias sociales y la corrupción. Más de un tercio de los mongoles viven en la pobreza y una cuarta parte son nómadas.
Los pastores de la democracia de Mongolia tienen vocación occidental. Su formación, en Moscú o en otras antiguas capitales socialistas, fue semejante a la de los polacos o los checos, que, al calor de la perestroika, lideraron las revoluciones democratizadoras en los países aliados de la URSS. Al desintegrarse el imperio en 1991, estudiaron en EE UU o en Reino Unido.
"Cuando cesó la ayuda económica soviética, Mongolia tuvo que recurrir a otras fuentes de asistencia. La vida misma nos forzó a la democracia, porque, para que EE UU, Japón, Corea del Sur o las instituciones internacionales nos ayudaran, tuvimos que cambiar", afirma el presidente de Mongolia, Nambariin Enjbayar. En 2004, un 14% del PIB mongol procedía de la ayuda internacional.
Con fronteras de 4.673 y 3.485 kilómetros, respectivamente, China y Rusia son los factores ineludibles entre los que Mongolia trata de "mantener un equilibrio absoluto", según el ministro de Exteriores, Tsend Munh-Orgil. En los años veinte, los bolcheviques ayudaron al revolucionario mongol Damdin Süjbaatar a afirmar su independencia frente a los chinos. En los sesenta, Mongolia se alineó militarmente con la URSS frente a China. Hoy, el país mantiene la dependencia energética de Moscú, pero Pekín se convirtió en su primer inversor y socio comercial.
Los chinos abren restaurantes, inundan de hortalizas los mercados, construyen edificios y son cada vez más importantes como turistas. La penetración china, sin embargo, exacerbó los prejuicios de los mongoles, que acusan a sus vecinos de comprar licencias mineras encubiertamente, de reventar los salarios y de diezmar la fauna del país. "Si en un pueblo mongol no hay perros, es que hay chinos", bromea una guía turística local, que asegura "odiar tanto a los chinos como Hitler a los judíos".
En noviembre, en Ulan Bator, un grupo de enmascarados destrozó un hotel, un restaurante y una discoteca de propiedad china. Sambuu Demberel, el jefe de cámaras de comercio de Mongolia, aconseja aunar intereses con los chinos, por ejemplo en la producción de lana de cashmeer, un sector en el que Pekín y Ulan Bator son líderes mundiales. "Como empresario, ¿acaso debo expresar mi patriotismo pagando a un trabajador mongol no cualificado o a un chino que trabaja más duro? Es una opción económica y no emotiva", puntualiza. "En lugar de tenerles miedo, hay que pensar en cómo aprovecharnos de su crecimiento económico", afirma la parlamentaria Sanjaasurengin Oyun.
Cada año, 450.000 mongoles visitan China y cada vez son más los que envían a sus hijos a estudiar a aquel país. Pero a la hora de definir su identidad, los mongoles siguen sintiéndose "más cercanos al budismo tibetano y a las culturas india, rusa y europea", afirma el presidente Enjbayar.
Mongolia trata de superar sus limitaciones geográficas cultivando la relación con los terceros vecinos, tal como denomina a los países con los que existen afinidades ideológicas, aunque no fronteras físicas. El tercer vecino por excelencia este año fue EE UU. En noviembre, George W. Bush realizó una visita a Ulan Bator para agradecer la ayuda en Afganistán y en Irak. Como país no alineado, Mongolia proclama la abstención de alianzas militares, lo que no le impidió enviar un contingente de 132 soldados a Irak. "Como país receptor de ayuda internacional, Mongolia tiene que contribuir al esfuerzo de reconstrucción de Afganistán e Irak", señala el ministro de Exteriores.
Los mongoles son observadores en la Organización de Shanghai, formada en 1996 por Rusia, China y los Estados de Asia Central. En julio, la organización pidió a EE UU que retirara sus bases de la región. El presidente y el ministro de Exteriores de Mongolia evitan pronunciarse sobre aquella decisión. La posibilidad de instalar bases militares norteamericanas en Mongolia "no ha sido solicitada ni considerada", señala Tsend Munh-Orgil.
La Embajada de EE UU en Ulan Bator se inauguró en 1988 y hoy es la segunda por su tamaño, después de la rusa. La amplia ayuda norteamericana a Mongolia ha incluido asesoramiento legislativo, programas de reforma política, un consejero económico permanente adjunto al primer ministro y centenares de voluntarios dedicados a la enseñanza del inglés.
Más allá de los vecinos reales y virtuales, Munh-Orgil aspira a participar en procesos de integración más globales, aunque reconoce sus limitaciones. "En el noreste de Asia es difícil comenzar a ver los elementos de un proceso de integración. Tenemos dos Coreas, fricciones entre Japón y China, y potencias poderosas que toman posiciones. Toda esta zona tiene que resolver muchos problemas antes de integrarse, así que miramos en diferentes direcciones", afirma.Hay que aprender de Gengis Kan, afirma el presidente de Mongolia. En 1258, Hülegü Jan, un descendiente del caudillo mongol Gengis Jan, incendió Bagdad y destruyó un legado cultural único. Siete siglos y medio más tarde, los mongoles han vuelto a la capital iraquí, esta vez acompañando a los estadounidenses y con otros fines.
"Enviamos nuestro contingente [de 132 soldados] a Irak porque creemos que Mongolia tiene que ser un miembro activo de la comunidad internacional y cooperar con terceros países. EE UU es nuestro tercer vecino [país con el que existen afinidades ideológicas] y nuestras instituciones políticas y democráticas se desarrollaron en gran medida con su ayuda", dice el presidente Nambariin Enjbayar.
En 2006, se celebra el 800 aniversario de la unificación de las tribus de Mongolia bajo el liderazgo de Gengis Jan, y esta conmemoración es motivo para recordar un imperio que se extendió desde Pekín hasta el Caspio. "El principal mensaje del 800 aniversario de la creación del Estado mongol es que no somos unos bárbaros, sino un pueblo civilizado que en tiempos de Gengis Jan ya habíamos resuelto problemas todavía vigentes", dice el presidente.
Entre las aportaciones de los mongoles a la humanidad, Enjbayar menciona "la tolerancia religiosa entre musulmanes, budistas y cristianos, el libre comercio, la introducción del concepto de inmunidad de los embajadores en el derecho internacional, la creación de un pasaporte y la fundación de un servicio de correos". "Muchos de los elementos del mundo global ya eran parte del imperio mongol y puede que, en el caso de la tolerancia religiosa, se resolvieran mejor que ahora", señala.
El presidente cree que la democracia en Mongolia es una resultante de su legado histórico. "El budismo y la civilización nómada forman parte de nuestra cultura. Los mongoles tenemos una gran capacidad de adaptarse a nuevas condiciones, porque el nómada, para sobrevivir, debe habituarse al invierno, al verano y a las diferentes praderas. El nómada se adapta al mundo y no pide que el mundo se adapte a él. El budismo, por otra parte, entiende que todo está interrelacionado y que la vida no empieza ni acaba en nosotros. Sabemos que existe una relación entre el pasado, el presente y el futuro y una relación entre los pueblos. Si pasa algo en Irak, eso nos afecta y debemos ayudar", dice.
Enjbayar considera que la alianza de civilizaciones de José Luis Rodríguez Zapatero es "una propuesta que debe ser desarrollada". "En el pasado, las civilizaciones se enfrentaban y creían que podían existir con independencia las unas de las otras. Hoy, todos dependemos los unos de los otros. Dependemos de los españoles, de Europa, de EE UU, de Rusia y debemos sentarnos juntos a resolver problemas, sin tratar de afirmar nuestra supremacía. El budismo puede ser un elemento de esa propuesta", concluye.


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victor -

No hay más que mirar al mapa: La estrategia de la OTAN, movida por EEUU, avanza sin pudor para aislar y controlar a Rusia y sus Estados asociados. Miremos a Ucrania en ese mapa que reproduce El País y leamos la interesante crónica de Rodrigo Fdez. que copiaré abajo por si no tenéis acceso a ella. Después, leed la crónica de Pilar Bonet desde Mongolia, tan light y primaveral. Era como se escribía sobre Ucrania y su dudosa revolución naranja hace unos meses. Sugiero que sigamos estas noticias que obedecen a una estrategia muyu cruda de cercar a Rusia y a sus países amigos, para poder controlar a una China emergente que se les escapa del visor. Las noticias aisladas carecen de perspectiva, es preciso situarlas sobre un buen planisferio para pdoer relacionarlas. El tema es apasionante. La que calla es India y ese silencio resulta ensordecedor. Nesemu Una auténtica guerra -de momento sólo de declaraciones y con amenazas veladas- ha estallado entre Rusia y Ucrania por el precio del gas. Moscú ha subido el precio del gas más de cuatro veces desde que mantiene con su vecino una relación regida por las leyes del libre mercado. Las autoridades de Kiev se niegan a comprar el combustible a ese precio y dicen que, como pago por el tránsito del gas ruso a Europa, tiene derecho a quedarse con el 15% de éste.
Ucrania ha insinuado que puede usar elementos de presión para obligar a Rusia a ser más flexible. Estos elementos de presión son los siguientes: la base de la flota del mar Negro ruso se encuentra en Crimea, al sur de Ucrania. Kiev puede tratar de revisar el acuerdo de arriendo a largo plazo firmado con Moscú, pero Rusia responde a esta amenaza con otra velada: el arriendo de la base forma parte del tratado por el cual el Kremlin reconoce las actuales fronteras rusas y denunciarlo unilateralmente sería, en palabras del ministro de Defensa, Serguéi Ivanov, "un suicidio". No hay que olvidar que, por ejemplo, Crimea pertenecía a Rusia, y fue Nikita Jruschov quien se la regaló a Ucrania.
Rusia utiliza en Ucrania dos estaciones de radares para prevenir ataques de misiles: en Mukáchevo, en la provincia de Transcarpatia, y Sebastópol, en Crimea. Kiev podría simplemente apagarlos. Para construir nuevos radares en territorio ruso se necesitarían entre dos y tres años de trabajos, y su costo sería tan grande, que "ninguna subida de los precios del gas en toda Europa cubrirían los gastos", según expertos entrevistados por el canal RTV International.
Por último, Ucrania puede dejar de dar servicio a los misiles estratégicos RS-20, conocidos como Satanás, según la clasificación de la OTAN. El problema es que esos misiles fueron construidos en la fábrica de Dniepropietrovsk, que en su tiempo dirigió el ex presidente Leonid Kuchma, y si Kiev no firma el acuerdo para prolongar su explotación, Rusia tendría que destruir los más de 100 Satanás que tiene activos desde hace unos 15 años y fabricar otros. Eso ocuparía muchísimo tiempo, esfuerzos y no menos de 4.000 millones de dólares (unos 3.380 millones de euros), según los expertos. Con la colaboración de los ucranios, en cambio, podrían servir 10 ó 15 años más.
Moscú pide ahora 230 dólares por cada mil metros cúbicos de gas, pero Kiev, que este año pagaba sólo 50, se niega rotundamente a firmar el protocolo anual que debe acompañar al acuerdo a largo plazo que ya tiene con Rusia. Pide, en cambio, que Rusia le dé un periodo de transición para pasar a precios de mercado y ofrece pagar 80 dólares por mil metros cúbicos durante el primer semestre de 2006.
Gazprom, el monopolio del gas ruso, no cede e insiste en que Ucrania debe pagar el precio que pide Rusia. Y si los ucranios de todas maneras se apoderan de parte del gas, estarán "robando" el combustible destinado a Europa. Pero Moscú no tiene como evitar ese robo: por el gasoducto ucranio sale cerca del 80% del gas que Rusia exporta a Europa.
Kiev sostiene que Moscú ha adoptado una posición inflexible en materia del gas por motivos políticos. "Rusia no está conforme con la política exterior ucrania, cada vez más independiente. Mucho menos le gusta que Ucrania haya determinado su vía estratégica hacia Europa y, con el tiempo, hacia la OTAN", opina Vladímir Gorbulin, asesor del presidente Víctor Yúshenko y jefe del Departamento Principal de Política de Defensa.
Moscú niega que hay motivos políticos en su decisión de cuadruplicar el precio del gas a Ucrania. Como ha explicado el presidente de Gazprom, Alexéi Miller, las subvenciones del precio del gas -es decir, cuando se pide menos que el precio de mercado- son políticamente motivadas; pero cuando se pasa factura por el precio real, es simplemente economía pura. Después de la conversación telefónica mantenida anteanoche entre los líderes de ambos países, el ministro de Energía ucranio, Iván Plachkov, llegó ayer a Moscú para tratar de negociar un acuerdo de última hora. El primer día de negociaciones se cerró sin acuerdo, pero Plachkov indicó que hoy volverán a reunirse//. En cuanto a Mongolia:En el corazón del continente asiático, Mongolia es protagonista de una singular metamorfosis desde el comunismo, imperante hasta 1990, hasta la democracia. A diferencia de Rusia y China, sus dos únicos vecinos, y de los Estados pos-soviéticos de Asia Central, este país de más de 1,5 millones de kilómetros cuadrados (más de tres veces España) y 2,7 millones de habitantes se ejercitó en la alternancia política y hoy es dirigido por un gobierno de coalición entre el Partido Popular Revolucionario (ex comunista) y fuerzas liberales.
La tolerancia en Mongolia es tan amplia como las estepas donde pacen los ganados que fueron la base de su economía. No obstante, no puso fin a la miseria, las diferencias sociales y la corrupción. Más de un tercio de los mongoles viven en la pobreza y una cuarta parte son nómadas.
Los pastores de la democracia de Mongolia tienen vocación occidental. Su formación, en Moscú o en otras antiguas capitales socialistas, fue semejante a la de los polacos o los checos, que, al calor de la perestroika, lideraron las revoluciones democratizadoras en los países aliados de la URSS. Al desintegrarse el imperio en 1991, estudiaron en EE UU o en Reino Unido.
"Cuando cesó la ayuda económica soviética, Mongolia tuvo que recurrir a otras fuentes de asistencia. La vida misma nos forzó a la democracia, porque, para que EE UU, Japón, Corea del Sur o las instituciones internacionales nos ayudaran, tuvimos que cambiar", afirma el presidente de Mongolia, Nambariin Enjbayar. En 2004, un 14% del PIB mongol procedía de la ayuda internacional.
Con fronteras de 4.673 y 3.485 kilómetros, respectivamente, China y Rusia son los factores ineludibles entre los que Mongolia trata de "mantener un equilibrio absoluto", según el ministro de Exteriores, Tsend Munh-Orgil. En los años veinte, los bolcheviques ayudaron al revolucionario mongol Damdin Süjbaatar a afirmar su independencia frente a los chinos. En los sesenta, Mongolia se alineó militarmente con la URSS frente a China. Hoy, el país mantiene la dependencia energética de Moscú, pero Pekín se convirtió en su primer inversor y socio comercial.
Los chinos abren restaurantes, inundan de hortalizas los mercados, construyen edificios y son cada vez más importantes como turistas. La penetración china, sin embargo, exacerbó los prejuicios de los mongoles, que acusan a sus vecinos de comprar licencias mineras encubiertamente, de reventar los salarios y de diezmar la fauna del país. "Si en un pueblo mongol no hay perros, es que hay chinos", bromea una guía turística local, que asegura "odiar tanto a los chinos como Hitler a los judíos".
En noviembre, en Ulan Bator, un grupo de enmascarados destrozó un hotel, un restaurante y una discoteca de propiedad china. Sambuu Demberel, el jefe de cámaras de comercio de Mongolia, aconseja aunar intereses con los chinos, por ejemplo en la producción de lana de cashmeer, un sector en el que Pekín y Ulan Bator son líderes mundiales. "Como empresario, ¿acaso debo expresar mi patriotismo pagando a un trabajador mongol no cualificado o a un chino que trabaja más duro? Es una opción económica y no emotiva", puntualiza. "En lugar de tenerles miedo, hay que pensar en cómo aprovecharnos de su crecimiento económico", afirma la parlamentaria Sanjaasurengin Oyun.
Cada año, 450.000 mongoles visitan China y cada vez son más los que envían a sus hijos a estudiar a aquel país. Pero a la hora de definir su identidad, los mongoles siguen sintiéndose "más cercanos al budismo tibetano y a las culturas india, rusa y europea", afirma el presidente Enjbayar.
Mongolia trata de superar sus limitaciones geográficas cultivando la relación con los terceros vecinos, tal como denomina a los países con los que existen afinidades ideológicas, aunque no fronteras físicas. El tercer vecino por excelencia este año fue EE UU. En noviembre, George W. Bush realizó una visita a Ulan Bator para agradecer la ayuda en Afganistán y en Irak. Como país no alineado, Mongolia proclama la abstención de alianzas militares, lo que no le impidió enviar un contingente de 132 soldados a Irak. "Como país receptor de ayuda internacional, Mongolia tiene que contribuir al esfuerzo de reconstrucción de Afganistán e Irak", señala el ministro de Exteriores.
Los mongoles son observadores en la Organización de Shanghai, formada en 1996 por Rusia, China y los Estados de Asia Central. En julio, la organización pidió a EE UU que retirara sus bases de la región. El presidente y el ministro de Exteriores de Mongolia evitan pronunciarse sobre aquella decisión. La posibilidad de instalar bases militares norteamericanas en Mongolia "no ha sido solicitada ni considerada", señala Tsend Munh-Orgil.
La Embajada de EE UU en Ulan Bator se inauguró en 1988 y hoy es la segunda por su tamaño, después de la rusa. La amplia ayuda norteamericana a Mongolia ha incluido asesoramiento legislativo, programas de reforma política, un consejero económico permanente adjunto al primer ministro y centenares de voluntarios dedicados a la enseñanza del inglés.
Más allá de los vecinos reales y virtuales, Munh-Orgil aspira a participar en procesos de integración más globales, aunque reconoce sus limitaciones. "En el noreste de Asia es difícil comenzar a ver los elementos de un proceso de integración. Tenemos dos Coreas, fricciones entre Japón y China, y potencias poderosas que toman posiciones. Toda esta zona tiene que resolver muchos problemas antes de integrarse, así que miramos en diferentes direcciones", afirma.Hay que aprender de Gengis Kan, afirma el presidente de Mongolia. En 1258, Hülegü Jan, un descendiente del caudillo mongol Gengis Jan, incendió Bagdad y destruyó un legado cultural único. Siete siglos y medio más tarde, los mongoles han vuelto a la capital iraquí, esta vez acompañando a los estadounidenses y con otros fines.
"Enviamos nuestro contingente [de 132 soldados] a Irak porque creemos que Mongolia tiene que ser un miembro activo de la comunidad internacional y cooperar con terceros países. EE UU es nuestro tercer vecino [país con el que existen afinidades ideológicas] y nuestras instituciones políticas y democráticas se desarrollaron en gran medida con su ayuda", dice el presidente Nambariin Enjbayar.
En 2006, se celebra el 800 aniversario de la unificación de las tribus de Mongolia bajo el liderazgo de Gengis Jan, y esta conmemoración es motivo para recordar un imperio que se extendió desde Pekín hasta el Caspio. "El principal mensaje del 800 aniversario de la creación del Estado mongol es que no somos unos bárbaros, sino un pueblo civilizado que en tiempos de Gengis Jan ya habíamos resuelto problemas todavía vigentes", dice el presidente.
Entre las aportaciones de los mongoles a la humanidad, Enjbayar menciona "la tolerancia religiosa entre musulmanes, budistas y cristianos, el libre comercio, la introducción del concepto de inmunidad de los embajadores en el derecho internacional, la creación de un pasaporte y la fundación de un servicio de correos". "Muchos de los elementos del mundo global ya eran parte del imperio mongol y puede que, en el caso de la tolerancia religiosa, se resolvieran mejor que ahora", señala.
El presidente cree que la democracia en Mongolia es una resultante de su legado histórico. "El budismo y la civilización nómada forman parte de nuestra cultura. Los mongoles tenemos una gran capacidad de adaptarse a nuevas condiciones, porque el nómada, para sobrevivir, debe habituarse al invierno, al verano y a las diferentes praderas. El nómada se adapta al mundo y no pide que el mundo se adapte a él. El budismo, por otra parte, entiende que todo está interrelacionado y que la vida no empieza ni acaba en nosotros. Sabemos que existe una relación entre el pasado, el presente y el futuro y una relación entre los pueblos. Si pasa algo en Irak, eso nos afecta y debemos ayudar", dice.
Enjbayar considera que la alianza de civilizaciones de José Luis Rodríguez Zapatero es "una propuesta que debe ser desarrollada". "En el pasado, las civilizaciones se enfrentaban y creían que podían existir con independencia las unas de las otras. Hoy, todos dependemos los unos de los otros. Dependemos de los españoles, de Europa, de EE UU, de Rusia y debemos sentarnos juntos a resolver problemas, sin tratar de afirmar nuestra supremacía. El budismo puede ser un elemento de esa propuesta", concluye.

URTADO -

ESTO ES UNA WEA INSOLITA ESTUPIDOS CANADIENSE VIVA CHILE

mocito -

Cuando la URSS era competencia, Nixon entabló relaciones con Pekín. Ahora que se prevée que la importación de petróleo de China será equiparable a la de los Estados Unidos en 2025, intentan imponerle un cerco energético. Somos testigos sin darnos cuenta de acontecimientos que modificarán el panorama internacional en los próximos 20 o 30 años. Ellos ya lo saben, China ha estado dormida mucho tiempo...

Marcos -

Sería interesante conocer la postura de la UE en el caso del gas ruso. Como este asunto le puede afectar quizá no sea tan reservada como lo está siendo con otros asuntos rusos. Con respecto a Mongolia, el país está situado en una posición estratégica pero muy difícil. No es de extrañar que los vecinos (reales o políticos, como EE.UU.) quieran buenas relaciones con el país, pero en una posible crisis se verían en una situación muy complicada.

Según parece, se le quieren apretar las tuercas a Rusia, no le quitan ojo de encima.