Mantengan prendida una luz
(Esta mañana en clase les cité esta pintada en un a pared de Quito que me conmovió. Como es un tema del que se habla, a veces, sin mucho conocimiento, vaya mi cuarto a espadas.Nesemu)
Sorprenden las pintadas con graffitis y chapoteos en las paredes de nuestras ciudades. En muchas películas, como Ciudad de Dios, ya constituyen el principal argumento. Pero desde la violencia, desde la amenaza que representan para el orden que ven amenazado por estas pandillas. Los medios de comunicación han incorporado el tema de los raperos, pandilleros, violencia juvenil y drogas en un magma de difícil inteligencia. ¿O interesa que no se entienda el mensaje que nos están enviando? Tampoco los romanos entendían las señales que les enviaban los bárbaros que padecían la expansión del Imperio.
Desde EEUU a Latinoamérica y a las urbes europeas han llegado las bandas, pandillas y las maras (de marabunta). Son diferentes pero con muchos rasgos comunes que tienen que interesarnos si queremos abordar en sus justos términos el problema que plantean. Es preciso tratarlos como sujetos y no como problemas sin rostro a resolver por la policía. Son los invisibles que ahora meten ruido.
Organizaciones de la sociedad civil, como Ser Paz, en Ecuador, han aceptado el desafío de “reconstruir ciudadanía apoyándose en las fortalezas que estos grupos tienen, potenciando sus capacidades y formas de expresión, utilizando sus liderazgos, sus formas de cohesión para revertir el proceso marginal de las pandillas para reconstruir el tejido social de la ciudadanía que les los rechaza”.
Aspiran a que puedan convertirse en protagonistas de su propia historia mediante su inserción en la sociedad desde las perspectivas culturales que ellos viven. Se trata de revertir los procesos apoyándose en valores que ignoramos.
La alarma se produce cuando hemos sabido que los jefes de bandas latinoamericanas han transmitido collares que los identifican a otros jefes constituidos en Europa con sus códigos secretos, sus tatuajes simbólicos, sus lenguajes con los dedos y la posición de las manos y con el cuerpo, con la indumentaria (pantalones anchos caídos, zapatos y colores determinados, corte de pelo, pañuelos y gorras en distintas posturas, percing y lentes) y con bailes como el breakdance.
Disponen de estructuras que representan unas culturas ciudadanas que respetan su autoridad y jerarquías, junto con poderosos lazos de fraternidad y de solidaridad entre sus miembros. Hasta la muerte por el grupo, aunque haya que esculpirla con lágrimas negras en las mejillas. Algunos insensatos las equiparan a las muescas en las culatas de los revólveres de los cuatreros del Oeste americano. Sería como calificar de bandidos a los misioneros franciscanos porque iban en grupos con su jerga, su lenguaje, sus ritos, sus vestimentas y su mensaje que rompía el orden establecido.
Las maras y pandillas se componen de 20 o 30 miembros sin cadenas de mando ni reglas escritas que se reúnen en parques para conversar, planear y “echar cabeza”.
Las naciones son grupos de un centenar de integrantes que obedecen a un jefe, con organización jerárquica y piramidal semejante a la militar y a la religiosa con sus ceremonias de iniciación y el “amor de corazón.
Imperios son las naciones sometidas a una autoridad y que respetan una jerarquía con un poder compartido.
Son herederos de la cultura HIP HOP proveniente del género Underground.
El graffiti tiene un valor artístico y es una explosión de color y de formas que expresan caricaturas, paisajes oníricos y escrituras elaboradas. Chapetear son las letras que se ven en las paredes de los barrios y les sirven para marcar sus territorios.
Los analfabetos somos nosotros por ser incapaces de descodificar esos mensajes al ignorar sus polifacéticos lenguajes. Desconocemos el significado de una corona con unos ceros encima, o el de las letras atormentadas o gloriosas que campean en las fachadas. No comprendemos el lenguaje de los dedos, la posición de las manos, el significado de esa ropa colocada de tal o cual manera. No somos capaces de escuchar el grito de soledad que nos envían desde sus fraternidades construidas como las antiguas comunidades en territorio extraño.
Son jóvenes entre 13 y 30 años, muchos de los cuales pertenecen a una misma familia entre sí y han huido de un entorno hostil. Rompieron los mecanismos usuales de integración en la sociedad
educación y trabajo-, después vino la separación afectiva y el desapego a su propia vida.
Los jóvenes son espejo de la sociedad en la que viven, reflejan sus problemas y devuelven una imagen que no queremos ver.
Son productos de una sociedad violenta, conflictiva y a veces inhumana en la que sobreviven los más crueles o los más hipócritas. Por eso responden con violencia, afirmándose en comunidades que les dan seguridad y afecto que ocultan con ademanes guerreros pero que expresan con naturalidad en sus bailes y reuniones privadas. Las bandas son comunidades emocionales de víctimas que se convierten en victimarios.
De ahí la actitud positiva de Organizaciones como Ser Paz para recoger el desafío de estos jóvenes. Parten de elementos que se encuentran en las mismas bandas para una acción desde lo cultural y sacarlos de la clandestinidad, e integrarlos en la sociedad para que aporten sus valores. Buscan apoyarse en los liderazgos existentes y en la capacidad de convocatoria que los grupos tienen. Asumen que el respeto a la autoridad y al orden jerárquico que los jóvenes viven en sus organizaciones puede derivar a liderazgos positivos si se realiza un trabajo adecuado. Ante la creatividad demostrada en sus vestidos, bailes y pinturas ellos mismos pueden proporcionar los elementos para generar propuestas creativas en cerámicas, decoraciones, ropas y bisutería. La generación de espacios donde puedan demostrar sus habilidades les daría la posibilidad de salir de la clandestinidad y hacerse visibles desde la propuesta y nos desde la confrontación. Valoran la capacidad de adaptación, que les puede llevar a actividades lúdicas y técnicas ligadas al diseño, al marketing. El sentido de lo erótico, del valor y la expresividad del cuerpo puede llevar a nuevas formas de relación en un mundo competitivo del que la caricia está ausente y la ternura desterrada. Rescatar el valor de los afectos que la pandilla tiene para sus miembros.
Nosotros les abrimos nuestras páginas porque recordamos aquel graffiti, en una pared de Quito, “Siempre voy a volver, mantengan prendida una luz”
Los conocí en Guayaquil y tuve ocasión de charlar mucho con Nelsa Curbelo, propuesta para el Nobel de la Paz, que trabaja con ellos y que es un mar de sav¡duría. Vivio una semana en nuestra casa y fue una esxperiencia inolvidable. Regresará y la llevaré de nuevo a la universidad. Por favor, sean prudentes en los post, estamos en fase de aprender y corremos el riesgo de actuar movidos por reacciones confundidas. El tema es complejo. No son ángeles, tampoco demonios... pero son el simbolo de una realidad que al menos a mi, todavía se me escapa. Tratemos de descodificar, de acercarnos con prudencia, de no simplificar porque no tnemos las claves, todavía. Pero el tema es una realidad preocupante en nuestras sociedades urbanas del mundo "rico", en el cual ellos se encuentran desarraigados y corren el enorme riesgo de sentirse superfluos.
José Carlos Gª Fajardo
22 comentarios
Silvana Girbés -
Independientemente del tema de integración que estoy deacuerdo con tu visión, quiero dar el nivel de arte salvaje que le corresponde a este movimiento de graffitis, me encantan algunos de los que me encuentro por la ciudad, sobre todo los pequeños que simulan firmas ilegibles en negro, son misteriosos e inquietantes, me recuerdan mucho a la califrafía, lo pondría al mismo nivel que la china o la árabe, pero del siglo xxi y ademas esta naciendo un nuevo lenguaje que se codifica de forma novedosa y sorprendente.
ÁNGEL M.M. -
Belén: "De todas formas creo que mientras continuen produciéndose injusticias en el mundo seguirán viéndose muchas pintadas en las paredes."Discrepo ya que no todas las pintadas de la calle son por "revolución", un tag permite a alguien poner su nombre en una pared, marcar su territorio de alguna forma, y eso no está relacionado con las injusticias en el mundo. Opino.
Estas bandas nacieron en Puerto Rico y en los últimos años los componentes de estos grupos son muy reconocibles en nuestro país. Algunos de aquí intentan imitar su estilo, lo cual me parece UNA MONSTRUOSIDAD.
Un saludo y respeto para todos.
pablo_hr -
Nesemu -
Nesemu -
Recuerdo otro graffiti: "Cuando habíamos aprendido las respuestas, nos cambiaron las preguntas"
Oliván Tenorio -
Ha hablado del Hip Hop como si fuera meritorio del término underground (como sí lo son el garage o la psicodelia, por ejemplo), cuando underground es lo que está por debajo, lo que va paralelo a la cultura principal. El Hip Hop dejó de ser underground cuando El Corte Inglés comenzó a vender los pantalones anchos. Comparo estas bandas (como los Latin Kings o los Ñetas) con las demás tribus urbanas que están ahora tan de moda: "góticos", "heavys"...
Yaiza -
Marcos -
Los grafitis pueden ser (son) arte, pero eso no quiere decir que la inmensa mayoría de grafitis tenga valor artístico alguno. Está bien que sea una forma de expresión más, pero tienen que respetar a la gente: por ejemplo, yo no puedo ponerme a tocar la guitarra con el amplificador a todo volumen a las tres de la mañana.
Creo que el mayor problema de estos grupos es que absorben totalmente la personalidad del individuo: ser uno más significa no ser uno mismo. Quizá porque es la única vía que encuentran de salvación: se abandonan al grupo porque es lo único que les ofrece ciertas garantías de comprensión, de expresión social, de cariño, como habéis dicho (si bien este cariño puede ser mal entendido: muy interesante y clarificador lo que ha indicado PRGQ).
Quizá la solución provenga de ofrecer otras alternativas y neutralizar a aquellos "líderes" grupales para que no puedan ejercer influencia en su entorno. Esta gente es la que puede arrastrar a los demás hacia la violencia y el crimen. En este sentido, recomendaría el libro (y la película) "El señor de las moscas": niños abandonados en la jungla, real en el libro pero metafórica en la sociedad.
Ana Guerra -
Pero coincido con muchos de vosotros en que no se debe tomar el tema a la ligera, pues muchas de estas bandas se adscriben a la marginalidad.
No obstante, hay muchos jóvenes de buenas familias que se dedican a ello también.
En cuanto al sistema de escritura, quizás tengan que pasar muchos años hasta que los que no entendemos esa "cultura" podamos acercarnos y leer lo que nos dicen sus murales.
PRGQ -
Y esto, que quieren que les diga, no es ni una cosa ni la otra. Y me atrevo a hacer este juicio porque llevo dos años trabajando por la integración de niños que han caído en las bandas latinas de los Latins y los Ñetas.
Es muy duro oír a chicos de doce años hablar de libertad e igualdad, de que en esos círculos se sienten queridos, que los miembros de esas bandas son sus familias y que luego, cuando profundizas un poco más en la relación con ellos, te lleguen a contar que ya ha recibido tres palizas para ver si es lo suficientemente duro o que, si es una niña, ya ha pasado por la cama de todos para ver si es lo suficientemente mujer. Y repito que estoy hablando de niños de 12 ó 13 años.
Puede que estas bandas en su origen luchasen por acabar con las desigualdades que sufrían debido a su origen; pero se han degradado bastante. Se aprovechan de chavales que no encuentran un sitio en nuestra sociedad (una sociedad que como ellos tuvo que salir fuera para poder vivir dignamente, pero que parece que ya se nos ha olvidado). Son niños con familias rotas, o simplemente son niños cuyos padres trabajan 12-14 horas para poder vivir aquí y que vivan los que quedaron allá y que no pueden parar mucho por casa.
Estemos atentos al problema. Hace falta mucha integración y somos nosotros, y no las bandas que abusan de ellos, los que tenemos que acogerlos, a ver si aplicamos de una vez eso de ¡pero si somos todos iguales!
felicitas -
Difícil es ponerse en una situación intermedia (o tal vez lo, más fácil); pero trato de observar los acontecimientos desde un tercer plano, sin llegar a posicionarme ni en un bando, ni en otro. Comprendo a las personas que se encuentran ante las dificultades que supone la integración a un sistema distinto del que provienen, su situación es, cuanto menos, delicada. La marginación resulta, en muchos casos, automática; y ello provoca la reacción de éstas personas a las que no se les brinda la posibilidad de crecer y desarrollarse en el medio en el que se encuentran. Sin embargo, debemos tener en cuenta que todo cambio, precisa de una voluntad de cambio, y que al emigrar de un lugar, uno debe adaptarse a las reglas establecidas, cual fuere su destino. Uno no puede llegar y cambiar las reglas del juego, sería una injusticia.
Pero si, encontrar un punto de encuentro, un apoyo mutuo que promueva la convivencia; el respeto y la solidaridad necesarias para que todos tengamos las mismas posibilidades de desarrollo, de crecimiento. Que lindo sería, si todos tuviésemos las mismas oportunidades, en igualdad de condiciones. Sería...un mundo más amable, más humano, menos raro.
Carlos Miguélez -
un viaje demasiado largo -
DANIEL -
Carlos Miguélez -
Fuck you I won't do what you tell me... motherfuckerrrrr! (Killing in the Name - Rage against the machine)
Formas de reafirmarse...
Laura García -
María -
Laura Suárez Vinacua -
Las bandas son el resultado de la no integración de muchas gentes que se encuentran despegados de la sociedad de ahora. Hay que decir no a la violencia y si a la ayuda para que lleguen a ser parte activa de esta nuestra sociedad.
Belén Francisco -
Jorge P. -
Belén -
De todas formas creo que mientras continuen produciéndose injusticias en el mundo seguirán viéndose muchas pintadas en las paredes.
Muñoz -