Hacer del Mediterráneo un espacio de encuentro y de prosperidad
La cumbre euromediterránea de Barcelona, devaluada por las ausencias de los principales dirigentes árabes y de Israel pretende ajustar un proyecto ilusionante y necesario a los retos del siglo XXI. En una década, los problemas se han agravado. La diferencia de riqueza por habitante entre la ribera sur y la norte es hoy un 50% mayor que en 1995, lo que constituye la frontera con mayor desnivel del mundo en desigualdad y en edad, con un norte envejecido y un sur en el que más de la mitad de la población tiene menos de 25 años. Ése es el sifón que empuja a la masiva inmigración ilegal. O invertimos en el Sur o se verán obligados a emigrar al Norte, porque nosotros no hemos dejado de explotar sus materias primas, sus cultivos, su modo de vida y su mejor mano de obra. Pese a ello, no cabe decir que el Proceso de Asociación Euromediterránea haya fracasado, porque sin él hubiera sido peor. Lanzado al final del Gobierno de Felipe González, que arrastró a la UE tras él, en los ocho años de Aznar no se quiso hacer nada ocupados con el espejismo Bush. La renovación del proyecto se va a articular en cuatro áreas: buen gobierno y avance de la democracia; desarrollo económico, una zona de libre cambio en cinco años; educación e intercambios culturales, quizá la mayor novedad con la eventual puesta en pie de una especie de programa Erasmus mediterráneo; y lo que resulta más esencial para el Norte: la lucha contra el terrorismo, el control de las migraciones y la integración social. El fenómeno terrorista se perfila como uno de los temas más conflictivos de la reunión. Y lo que terminará por abortarlo todo. En estos años, el comercio sólo se ha desarrollado entre Norte y Sur, sin que siguieran al mismo ritmo ni las inversiones ni la integración entre los países de la ribera sur. La UE se propone más que doblar los fondos de ayuda y préstamos a esos países. Claro que los compromisos financieros que adopte la UE en Barcelona de poco servirán si el Consejo Europeo de mediados de diciembre no cierra un acuerdo sobre el marco presupuestario de la Unión para 2006-2013. Una vez más, los problemas internos europeos pueden afectar no sólo a sus miembros, sino también a sus vecinos.
Pero la presión insoportable de Israel en la redacción del llamado Código de Conducta Antiterrorista se está convirtiendo en uno de los principales escollos de la Cumbre Euromediterránea. El encuentro, al que estaban invitados los jefes de Estado y de Gobierno de los 25 Estados de la UE y de los 10 de la ribera sur del Mediterráneo, se verá deslucido por el escaso nivel de representación de las delegaciones de estos últimos países. El presidente egipcio, Hosni Mubarak; el rey Abdalá de Jordania; Mohamed VI de Marruecos, Buteflika de Argelia y el primer ministro israelí, Ariel Sharon, han excusado su asistencia. Israel rechaza este párrafo: "Nada en este código de conducta contradice el derecho de los pueblos bajo ocupación extranjera a luchar hasta el fin de acuerdo con el derecho internacional y las leyes humanitarias internacionales". Una vez más, su prepotencia mantendrá las mechas encendidas y explosión social más cerca.
Nesemu
3 comentarios
mocito -
Yaiza -
DANIEL -
La lucha antiterrorista y la integración social son los dos puntos fundamentales. Pienso que la integración social acaba con muchos problemas por defecto. Las personas que no se sienten integradas, se sienten marginadas. Y ya estamos viendo en Francia lo que ocurre con los que se sienten apartados. El tema del terrorismo es otra esfera. Eso no se soluciona en una cumbre, y menos con la ausencia de los dirigentes árabes e israelíes.