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J. C. García Fajardo

No todo servicio es voluntariado social

Ante el comienzo de curso, muchos estudiantes acuden a las sedes de ONG de servicios sociales para ofrecer su colaboración. Nunca agradeceremos los suficiente al Rector Gustavo Villapalos su impulso para que en los sobres de matrícula de la UCM, los estudiantes recibieran dos impresoos. en uno se decía: ¿Te interesan los demás? ¿Quieres echar una mano? y en otro ¿Padeces alguna discapacitación física? ¿Necesitas ayuda? Entonces se cubre ese impreso con los datos de domicilio, campus, facultad y horario. Se cruzan las respuestas y así lleva en masrcha un servicio que más que cuadruplicó la presencia en las aulas de estudiantes discapacitados pero inteligentes que antes tenían que acogerese a la enseñanza a distancia. Los siguientes rectores lo apoyaron e incrementaron hasta el punto de que hoy la UCM cuenta con una Oficina de Ayuda al Estudiante Discapacitado realmente prometedora pero que siempre tendrá que contar co la impagable ayuda de los voluntarios sociales. Hay cosas, maneras y modos, que no s eimprovisan y que nunca podrá aportar una oficina por eficaz aque sea su personal. Es una cuestión del cómo, del corazón organizado por la razón que se pone al servicio y estímulo del marginado. De ahí la inteligente colaboración entre ambas instituciones la Universidad y las ONG.
Por eso, en estos tiempos der generosidad y de compromiso que aportan un rotundo mentís al egoísmo de los jóvenes, a su presunto pasotismo y a su desinterés por las actividades sociales, es bueno aclarar conceptos. Porque mi experiencia y la de muchos responsables de organizaciones sociales es que : a un joven, si le pides poco no te da nada; pero si le pides mucho lo da todo.

Características del voluntario

Las tomamos de la Carta Europea para los Voluntarios y de la Declaración Universal sobre Voluntariado aprobadas en el Congreso Mundial de París, de 1990:
La gratuidad, pues es la donación de sí mismo y la conciencia de ser para los demás lo que sostiene su concepción de la vida.
La continuidad, ya que no se pueden crear necesidades en aquellas personas que no estemos dispuestos a seguir ayudando.
La preferencia vocacional del voluntario, ya que uno hace mejor aquello que le gusta y para lo que está más preparado.
La responsabilidad personal sostenida por su equipo que desarrolla el proyecto de la Organización con la que trabaja.
El conocimiento, respeto y valoración de las diferentes personas o pueblos que pueda encontrarse en la realización de su tarea.
De ahí, que nada esté más lejos de un auténtico voluntariado social que:
El intrusismo, ya que el voluntario no invade el terreno profesional sino que colabora con los técnicos en tareas que no podrían llevarse a cabo puesto que se trata de un modo de actuar que no se encuentra en el mercado laboral.
El militantismo, por digna y respetable que sea la ideología o creencia que lo informa ya sea política, religiosa o cultural; aunque cada uno tenga sus opciones personales no tiene derecho a imponerlas en su actividad como voluntario social.
El diletantismo de los que se acercan por veleidad o por capricho y se sirven de los demás como si fueran objetos de su curiosidad o para experimentación: es preciso un compromiso serio y formal para cumplir funciones y tareas concretas dentro de proyectos previamente programados en común.
El asistencialismo, porque el voluntario quiere desarrollar en las personas y en los grupos capacidades personales que les lleven a la autonomía y no a la dependencia. Aunque reconozcamos en muchas acciones voluntarias un componente asistencial que palia necesidades urgentes y prepara una actuación más prolongada que propicie la autonomía del sujeto.
Ni la compasión ni la limosna, por valiosas y excelsas que éstas sean en sí mismas, ya que superan la relación de alteridad para insertarse en la más profunda reciprocidad.
El voluntarismo, ya que el voluntariado sabe asumir sus límites y no confunde la realidad con las buenas intenciones; hay que dejar bien claro que en la organización del trabajo voluntario hay que diseñar programas realistas y factibles pues de otra forma se fomentan la desilusión y la desesperanza.

José Carlos Gª Fajardo

1 comentario

Carlos Miguélez -

Se han dado, al menos en España, pasos agigantados en cuestiones de voluntariado social. Algunas organizaciones han sabido adaptarse a los tiempos para paliar la soledad de miles de personas. Por mucha corrupción que haya en varias ONG, se nota una auténtica revolución.