Créditos académicos a cambio de servicios sociales
Los responsables de las ONG más conocidas acudimos con gusto a compartir nuestras experiencias porque no hay mejor cooperación que la que se da entre cooperantes, ni mayor ayuda que la que se presta para que los demás se ayuden a sí mismos. Pero nos alarma la creciente proliferación de ONG que dependen de centros de poder, político, económico o eclesiástico.
Esta moda se extiende por muchas comunidades autonómicas que corren el peligro de hacer de la cooperación y del voluntariado un negociado más de su estructura administrativa. Pronto empezarán los ayuntamientos, desvirtuando así la acción social que les corresponde realizar con asistentes sociales profesionales y debidamente remunerados. Ya lo hicieron los partidos y sindicatos con ONG conocidas. Como resultado están recogiendo el desencanto de personas generosas de las que quisieron hacer secuaces, prosélitos o militantes.
Acabo de dar una conferencia en la capital de una autonomía. La invitación era de una ONG cuyo nombre no hacía presagiar que su presidente y Junta directiva fueran funcionarios, así como el personal contratado. Después, comprobé que casi ninguno tenía experiencia en servicios de voluntariado social. "Era necesaria una ONG para canalizar la ayuda de la comunidad autonómica en planes de cooperación al desarrollo", me explicaron. ¿No les parecían de confianza los proyectos de tantas ONG de reconocido prestigio?", pregunté. "Bueno, es que así se capitaliza una acción de gobierno y se decide a dónde van los recursos". Sin más comentarios.
Casi no tenían voluntarios y los que figuraban como tales eran los afines a su grupo político.
Algunas universidades han creado sus propias ONG y Oficinas de Acción Solidaria con un funcionario, profesor o administrativo al frente, que no sólo perciben un sueldo sino que les sirve de méritos para su carrera.
Otro aspecto que sorprende es la práctica de algunos centros universitarios, sobre todo privados, de conceder créditos académicos por las labores de voluntariado, o titulaciones por asistir a unos master en cooperación y acción social. Acabo de participar en uno en el que pagaban 500 dólares por ¡cuatro horas de conferencia seguidas! (por razones administrativas) y al que asistieron 8 personas. Al final de ese master les dan una titulación.
Llevo visitadas bastantes entidades semejantes y tengo que decir, como voluntario social y presidente de una ONG, aparte de como profesor de universidad, que no es eso, no es eso.
Las instituciones tienen que acoger y ayudar a las organizaciones humanitarias que surjan en el tejido social y que les parezcan serias. Los sucedáneos son peligrosos y se volverán contra esa generosidad solidaria.
José Carlos Gª Fajardo"
Esta moda se extiende por muchas comunidades autonómicas que corren el peligro de hacer de la cooperación y del voluntariado un negociado más de su estructura administrativa. Pronto empezarán los ayuntamientos, desvirtuando así la acción social que les corresponde realizar con asistentes sociales profesionales y debidamente remunerados. Ya lo hicieron los partidos y sindicatos con ONG conocidas. Como resultado están recogiendo el desencanto de personas generosas de las que quisieron hacer secuaces, prosélitos o militantes.
Acabo de dar una conferencia en la capital de una autonomía. La invitación era de una ONG cuyo nombre no hacía presagiar que su presidente y Junta directiva fueran funcionarios, así como el personal contratado. Después, comprobé que casi ninguno tenía experiencia en servicios de voluntariado social. "Era necesaria una ONG para canalizar la ayuda de la comunidad autonómica en planes de cooperación al desarrollo", me explicaron. ¿No les parecían de confianza los proyectos de tantas ONG de reconocido prestigio?", pregunté. "Bueno, es que así se capitaliza una acción de gobierno y se decide a dónde van los recursos". Sin más comentarios.
Casi no tenían voluntarios y los que figuraban como tales eran los afines a su grupo político.
Algunas universidades han creado sus propias ONG y Oficinas de Acción Solidaria con un funcionario, profesor o administrativo al frente, que no sólo perciben un sueldo sino que les sirve de méritos para su carrera.
Otro aspecto que sorprende es la práctica de algunos centros universitarios, sobre todo privados, de conceder créditos académicos por las labores de voluntariado, o titulaciones por asistir a unos master en cooperación y acción social. Acabo de participar en uno en el que pagaban 500 dólares por ¡cuatro horas de conferencia seguidas! (por razones administrativas) y al que asistieron 8 personas. Al final de ese master les dan una titulación.
Llevo visitadas bastantes entidades semejantes y tengo que decir, como voluntario social y presidente de una ONG, aparte de como profesor de universidad, que no es eso, no es eso.
Las instituciones tienen que acoger y ayudar a las organizaciones humanitarias que surjan en el tejido social y que les parezcan serias. Los sucedáneos son peligrosos y se volverán contra esa generosidad solidaria.
José Carlos Gª Fajardo"
8 comentarios
Carlos Miguélez -
Anónimo 2 -
Y ¿qué es eso de que la solidaridad no puede ser divertida? Discrepo. Basta ya de visiones cargadas de lástima, pena, tristeza, sacrificio, resignarse por el otro... Conceptos que no tienen nada que ver con el voluntariado en el que creo, más propios de otras expresiones de solidaridad, tan válidas como cualquier otra.
Muy interesante el post y los comentarios.
Ana -
Anónimo -
Por otra parte, eso de que los técnicos son menos eficientes que los voluntarios....cuidado, cada uno en su sitio. Una cosa es el voluntariado de servicio, que para eso sólo se necesita empatía, educación y una formación previa en el voluntariado, y otra muy distinta el desarrollo de un proyecto. A ver si vamos a hacer ingenieros a los que tienen buenas intenciones...No nos confundamos
Carlos Miguélez -
He aprendido que el voluntariado no es sólo el servicio que das, sino también una actitud. Aunque te sientas desengañada, no has dejado se ser voluntaria, sobre todo si buscas las causas de la injusticia. La vida es así, hasta en algo tan noble como el voluntariado prima lo interesado y lo mediocre. No bajemos los brazos, hay mucho por hacer.
Alberto -
Virginia -
Yo he sido voluntaria toda mi vida, ahora no lo soy. Estoy muy desengañada. Sobre todo en el tema dinero es que ya es.... Es mejor no tener nada, si no hace falta dinero, hace falta buena voluntad, nada más.
Me parece terrible. Porque yo nunca he sido más feliz que cuando era voluntaria, porque es un tópico pero recibes siempre mucho más de lo que das.
Sobre todo me pone a cien la moda de la solidaridad divertida, eso de "ve a un concierto o compra una pluma" y una parte irá a los niños que no comen. La solidaridad nunca puede ser divertida, porque entonces deja de serlo. Y sobre todo si los artistas quieren pueden donar lo que les de la gana, pero sin decirlo, en el momento en que lo dicen lo único que están haciendo es publicidad de sí mismos y vuelven a desvirtuar lo que se pretende.
Perdona el rollo, pero este tema me toca la fibra. Coartada de las ONG que escucho últimamente: "Hacen falta técnicos", ya no valen los voluntarios, hay que pagar a los técnicos, porque ellos lo harán mucho mejor. Es mentira. Lo hacen por dinero y entonces no trabajas en una ONG, trabajas en una empresa y ya no es voluntariado es un trabajo. Eso me rebela porque se generan puestos de trabajo encubiertos.
Carlos Miguélez -