Silencio culpable del olvido
No podemos hablar de solidaridad mientras más de mil millones de seres humanos pasan hambre, es decir, sobreviven con menos de un dólar al día. Es un dato de la ONU y de las ONG más responsables
De entre estas personas hambrientas, más de cien millones de niños y niñas en edad escolar no tienen acceso a la enseñanza primaria. Otros ciento cuarenta millones de jóvenes van a llegar a la edad adulta sin saber leer ni escribir. Cerca de 900 millones de adultos son analfabetos totales, el número de los funcionales sobre pasa toda imaginación. Es preciso destacar que la mayoría de la población infantil que no accede a la educación son niñas. ¿Cómo vamos a erradicar la pobreza si la educación es una estrategia imprescindible porque es clave para la justicia social, para el acceso a la salud, para la vida? ¿Cómo nos podemos llenar la boca al denunciar la desigualdad de género si para millones de niñas es un destinop anuncido aunque evitable?
Si el acceso a la educación es uno de los objetivos del Milenio, firmado por todos los gobiernos del mundo para ser cumplido antes del año 20015, ¿cómo vamos a permanecer de brazos cruzados mientras en la política de los estados, la seguridad, los mercados, y la estrategia de la nueva geopolítica son prioridades a las que se dedican los mayores esfuerzos?
No basta con lamentarnos ni con denunciar sin aportar nuestra ayuda personal y concreta en espera de que lo hagan los gobiernos con un más justo y equitativo uso de nuestros impuestos. Podemos implicarnos al reemplazar la ira y la indignación por el compromiso solidario y concreto.
La compasión sin compromiso es tan vana como la protesta sin propuesta alternativa. No hay excusa, no cabe abstenerse sin asumir que nosotros, todos y cada uno, también somos responsables solidarios. Existen redes sólidas y serias, responsables y con una ejecutoria demostrada y con auditorias transparentes con las que podemos contribuir para arrancar a unos niños de la miseria y de la ignorancia.
Si queremos, podemos encontrar estas organizaciones tan necesarias. Entre ellas quiero destacar hoy a Entreculturas, una ONG con proyectos de Desarrollo en muchos países del sur. Ellos han comprendido que educar es dar oportunidades. Si para Ibsen educación es la capacidad de adaptarse a las circunstancias, nosotros, ante este desafío y ante esta interpelación que nos hacen las manos tendidas de esos millones de niños ya sabemos que también es la capacidad de afrontar y de transformar esas circunstancias. Más allá está el silencio responsable del olvido, o la flor estéril del egoísmo inútil.
José Carlos Gª Fajardo
De entre estas personas hambrientas más de cien millones de niños y niñas en edad escolar no tienen acceso a la enseñanza primaria. Otros ciento cuarenta millones de jóvenes van a llegar a la edad adulta sin saber leer ni escribir. Cerca de 900 millones de adultos son analfabetos totales, el número de los funcionales sobre pasa toda imaginacíon. Es preciso destacar que la mayorñia de la población infantil que no accede a la educación son niñas. ¿Cómo vamos a erradicar la pobreza si la educación es una estrategia impresindible porque es clave para la justicia social, para el acceso a la salud, para la vida?
Si el acceso a la educación es uno de los objetivos del Milenio firmado por todo slos gobienros del mundo para ser cumplido antes del año 20015 ¿cómo vamos a permanecer de brazos cruzados para contrastar que en la política de los estados, la seguridad, los mercados, y la estrategia d el anueva geopolítica son prioridades a las que se dedican los mayores efuerzos?
No basta con lamentarnos ni con denunciar sin aportar nuestra ayuda personal y concreta en espera de que lo hagan los gobiernos con un más justo y equitativo uso de nuestros impuestos. Podemos implicarnos al reemplazar la ira y la indignación por el compromiso solidario y concreto.
La compasión sin compromiso es tan vana como la protesta si propuesta alternativa. No hay excusa, no cabe abstenerse sin asunmir que nosotros, todos y cada uno, también somos responsables solidarios. Existen redes sólidas y serias, responsables y con una ejecutoria demostrada y con auditorías transparentes con las que podemos contribuir para arranacar a unos niños de la miseria y de la ignorancia.
Si queremos, podemos encontrrar estas organizacionestan necesarias. Entre ellas quiero destacar hoy a Entreculturas, una ONG con proyectos de Desarrollo en muchos países del sur. Ellos han comprendido que educar es dar oportunidades. Si para Ibsen educación es la capacidad de adaptarse a las circunstancias, nosotros, ante este desafío y ante esta interpelación que nos hacen las manos tendidas de esos millones de niños ya sabemos que también es la capacidad de afrontar y de transformar esas circuntancias. Más llá está el silencio respsonsable del olvido, o la flor estéril del egoísmo inútil.
De entre estas personas hambrientas, más de cien millones de niños y niñas en edad escolar no tienen acceso a la enseñanza primaria. Otros ciento cuarenta millones de jóvenes van a llegar a la edad adulta sin saber leer ni escribir. Cerca de 900 millones de adultos son analfabetos totales, el número de los funcionales sobre pasa toda imaginación. Es preciso destacar que la mayoría de la población infantil que no accede a la educación son niñas. ¿Cómo vamos a erradicar la pobreza si la educación es una estrategia imprescindible porque es clave para la justicia social, para el acceso a la salud, para la vida? ¿Cómo nos podemos llenar la boca al denunciar la desigualdad de género si para millones de niñas es un destinop anuncido aunque evitable?
Si el acceso a la educación es uno de los objetivos del Milenio, firmado por todos los gobiernos del mundo para ser cumplido antes del año 20015, ¿cómo vamos a permanecer de brazos cruzados mientras en la política de los estados, la seguridad, los mercados, y la estrategia de la nueva geopolítica son prioridades a las que se dedican los mayores esfuerzos?
No basta con lamentarnos ni con denunciar sin aportar nuestra ayuda personal y concreta en espera de que lo hagan los gobiernos con un más justo y equitativo uso de nuestros impuestos. Podemos implicarnos al reemplazar la ira y la indignación por el compromiso solidario y concreto.
La compasión sin compromiso es tan vana como la protesta sin propuesta alternativa. No hay excusa, no cabe abstenerse sin asumir que nosotros, todos y cada uno, también somos responsables solidarios. Existen redes sólidas y serias, responsables y con una ejecutoria demostrada y con auditorias transparentes con las que podemos contribuir para arrancar a unos niños de la miseria y de la ignorancia.
Si queremos, podemos encontrar estas organizaciones tan necesarias. Entre ellas quiero destacar hoy a Entreculturas, una ONG con proyectos de Desarrollo en muchos países del sur. Ellos han comprendido que educar es dar oportunidades. Si para Ibsen educación es la capacidad de adaptarse a las circunstancias, nosotros, ante este desafío y ante esta interpelación que nos hacen las manos tendidas de esos millones de niños ya sabemos que también es la capacidad de afrontar y de transformar esas circunstancias. Más allá está el silencio responsable del olvido, o la flor estéril del egoísmo inútil.
José Carlos Gª Fajardo
De entre estas personas hambrientas más de cien millones de niños y niñas en edad escolar no tienen acceso a la enseñanza primaria. Otros ciento cuarenta millones de jóvenes van a llegar a la edad adulta sin saber leer ni escribir. Cerca de 900 millones de adultos son analfabetos totales, el número de los funcionales sobre pasa toda imaginacíon. Es preciso destacar que la mayorñia de la población infantil que no accede a la educación son niñas. ¿Cómo vamos a erradicar la pobreza si la educación es una estrategia impresindible porque es clave para la justicia social, para el acceso a la salud, para la vida?
Si el acceso a la educación es uno de los objetivos del Milenio firmado por todo slos gobienros del mundo para ser cumplido antes del año 20015 ¿cómo vamos a permanecer de brazos cruzados para contrastar que en la política de los estados, la seguridad, los mercados, y la estrategia d el anueva geopolítica son prioridades a las que se dedican los mayores efuerzos?
No basta con lamentarnos ni con denunciar sin aportar nuestra ayuda personal y concreta en espera de que lo hagan los gobiernos con un más justo y equitativo uso de nuestros impuestos. Podemos implicarnos al reemplazar la ira y la indignación por el compromiso solidario y concreto.
La compasión sin compromiso es tan vana como la protesta si propuesta alternativa. No hay excusa, no cabe abstenerse sin asunmir que nosotros, todos y cada uno, también somos responsables solidarios. Existen redes sólidas y serias, responsables y con una ejecutoria demostrada y con auditorías transparentes con las que podemos contribuir para arranacar a unos niños de la miseria y de la ignorancia.
Si queremos, podemos encontrrar estas organizacionestan necesarias. Entre ellas quiero destacar hoy a Entreculturas, una ONG con proyectos de Desarrollo en muchos países del sur. Ellos han comprendido que educar es dar oportunidades. Si para Ibsen educación es la capacidad de adaptarse a las circunstancias, nosotros, ante este desafío y ante esta interpelación que nos hacen las manos tendidas de esos millones de niños ya sabemos que también es la capacidad de afrontar y de transformar esas circuntancias. Más llá está el silencio respsonsable del olvido, o la flor estéril del egoísmo inútil.
3 comentarios
Felipe Bernabó -
Fran -
Jorge P. -
saludos