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J. C. García Fajardo

Nesemu: Cuidado con la euforia

En relación con la condonación de un aparte de la deuda externa a algunos países africanos adjunto la seria reflexión de uno de los periodistas mejor documentados, Luis Ignacio Parada en ABC
Nesemu


//SALUDEMOS con emoción la magnánima decisión de los ocho países más ricos del mundo y Rusia de aprobar un plan para condonar inmediatamente la deuda de dieciocho de los países más pobres del mundo, catorce de ellos situados en el África subsahariana. Y congratulémonos de que, antes de año y medio, otro grupo de nueve países se pueda beneficiar de la condonación de otros 11.000 millones, y once naciones más con conflictos civiles vayan a tener la oportunidad de acogerse a esa dispensa en cuanto cumplan las condiciones establecidas por el plan. Pero una vez hecho el homenaje de rigor hagamos memoria y números, y contengamos las tentaciones de dejarnos llevar por el entusiasmo.

Los países cuya deuda ha perdonado el G-8 nunca podrían pagarla. El perdón está sujeto, además, a la adopción de medidas contra la corrupción y a planes de transparencia fiscal. Nadie va a poder comprobar si esos países cumplen el requisito exigido de aplicar en adelante políticas racionales para un desarrollo sostenible y para la reducción de la pobreza, la generación de empleo, el fomento del sector privado y la capacidad de atraer inversiones. El acuerdo también pide que los exonerados cancelen su deuda bilateral con otros países más endeudados. La iniciativa obligará a los Gobiernos a aportar más fondos al Banco Mundial y al FMI, que serán los paganos, para evitar que se descapitalicen y no puedan acometer nuevos programas. Y, luego, queda el enojoso asunto de que la deuda que se va a condonar es de 40.000 millones de dólares, cuando el total de la deuda externa mundial es de 2,4 billones de dólares. De ese total, 1,6 millones son deuda pública ya que el resto es privada. De esa deuda externa pública, la parte multilateral que pueden condonar los políticos es de 450.000 millones de dólares. Y de esa parte multilateral la que corresponde al África subsahariana es de 69.000 millones de dólares. Así quedan más claros el alcance de la magnificencia y la limitación de la euforia.

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