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J. C. García Fajardo

Nesemu: Bush quiere dirigir al mundo

Cuenta Esquilo que cuando los dioses quieren perder a los hombres comienzan por volverlos locos. Así ha sucedido con todos los tiranos de la historia, con los déspotas y con no pocos dictadores. (No con todos porque Sila y los antiguos dictadores elegidos por el Senado para afrontar un peligro extraordinario recibían del Senado todos los poderes por un tiempo determinado. Al final de su mandato daba cuentas de todos sus actos y sobre todo de su patriomonio. Sila,como dictator,fue a rendir cuentas de su mandato al Senado en carro de caballos y. una vez recuperada su condición de ciudadano normal, regresaba a pie a su casa cuando un estúpido se rió de él y le hizo un corte de mangas - costumbre aprendida de los germanos-. Sila dijo: /Pobre hombre no sabe que, desde ahora, ningún dictador resignará voluntariamente su poder sino que pretenderá conservarlo hasta su muerte/. O pasarlo en herencia a sus hijos, como en Nicaragua, El Salvador, R. Dominicana, Siria, Libia, Egipto o hace unos días en Togo.) Así parece suceder en Washington donde un enjambre de aduladores enloquecen al muy limitado intelectualmente y acomplejado familiar, Bush, haciéndole decir peligrosas insensateces. Pretender que puede dirigir al mundo y atreverse a decirlo es alarmante y los gobiernos de los países libres deberían expresar sus cautelas. En el artículo de J.M. Calvo que hoy publica El País, puede consultarse la condena verbal de los que Bush calificó como /bastiones de tiranía/. Dijo B. Constant que las guerras eran factores de integración social, quizás por eso, los tiranos siempre se inventaban o agrandaban a un enemigo de su país sobre el que cargaban todas sus insuficiencias, errores y crímenes. Así la gente se ocupaban de lo que les decían que sucedía afura en lugar de abordar los formidable problemas que tenían dentro. Vale la pena leerlo e ir haciéndose un archivo con lo que vaya ocurriéndoles a esos seis países:

//Bush quiere "un mundo sin tiranía", como dijo en su toma de posesión, y explicó luego: "Un mundo sin tiranía es un mundo ideal, y la extensión de la libertad es importante para las futuras generaciones. Todos queremos ser libres. Quiero dirigir al mundo en ese sentido en los próximos cuatro años". El presidente volvió ayer sobre su objetivo: "Nuestro compromiso con la dignidad humana nos lleva a extender la libertad y la paz en el mundo". Hay media docena de países señalados como modelos de tiranía por la secretaria de Estado, Condoleezza Rice: Bielorrusia, Cuba, Irán, Myanmar, Corea del Norte y Zimbabue.
Bush amplió la advertencia el miércoles a Siria, apretó las tuercas a Irán -aunque Rice bajó la presión el viernes- y recordó a Egipto y Arabia Saudí que deben ser ejemplos de reformas democráticas.
Debajo de la retórica idealista-intervencionista, inspirada ahora por el ex disidente ruso Natan Sharansky pero que está en la tradición de Wilson, Roosevelt, Truman, Kennedy y Johnson -todos presidentes demócratas, por cierto-, hay señales de que Bush "va a girar más hacia la escuela de pensamiento que rivaliza con los neoconservadores, la de los realistas", escribe David Ignatius en The Washington Post.
Sin abandonar la audacia y la inspiración radical que le han acompañado hasta ahora, Bush se orientará hacia el pragmatismo. El miércoles, en el discurso sobre el estado de la Unión, habló más de libertad que de democracia: "EE UU no tiene derecho, ni deseo ni intención de imponer su forma de Gobierno a nadie". Por tanto, "el objetivo final de acabar con la tiranía en el mundo" se traduce en el apoyo a la democratización -Ucrania, Palestina, Irak, Afganistán-, sin que eso suponga presiones insoportables sobre Pakistán, Arabia Saudí e incluso China y Rusia.
Precisamente anoche Rice se reunió con el ministro de Exteriores ruso, Sergeui Lavrov, al que reprochó la "lentitud de las reformas democráticas" en su país, aunque subrayó que Washington no tiene intención de "aislar a Rusia". "Hay que seguir el modelo de la guerra fría; tolerar alianzas con esos países para derrotar al islamismo radical y asumir que no puede haber cambios democráticos de la noche a la mañana", interpreta el periodista neoconservador de la corriente realista Charles Krauthammer//
Aquí van los países amenazados que pudieran pagar como chivos expiatorios:IRÁN, en el punto de mira:
//Para ser dos teóricos enemigos, los gobernantes de Irán y EE UU hablan un lenguaje curiosamente similar, el del bien y el mal. Sin embargo, más allá de la retórica del Gran Satán y el Eje del Mal, la falta de relación entre ambos países refleja tanto errores de percepción como recelos genuinos. La trayectoria de EE UU en Oriente Próximo hace que los llamamientos de Bush a la democracia sean vistos por los gobernantes iraníes como un intento de erradicar el sistema islámico iraní. Por su parte, los gurús políticos de la Administración norteamericana se han quedado con una imagen fija de la revolución islámica de 1979.Sin duda, Irán no es una democracia en el sentido occidental, pero está lejos de las autocracias al uso en la región. "La República Islámica de Irán está siendo atacada por los tiranos globales porque apoya a los oprimidos y se enfrenta a los opresores", ha declarado el líder espiritual iraní, Alí Jamenei. Traducción: los gobernantes iraníes son muy conscientes de que su apoyo al Hezbolá libanés y al grupo palestino Hamás (tachados de terroristas por EE UU) constituye uno de los obstáculos. Otro más es su ambición nuclear.

CUBA, el hueso atragantado
La fijación norteamericana con Cuba y su categorización como país peligroso para la seguridad nacional de EE UU viene de lejos. Comenzó casi el mismo día en que Fidel Castro llegó al poder tras derrotar al Ejército del dictador Fulgencio Batista. Ya en marzo de 1959, tres meses después de entrar Castro a La Habana, el Consejo de Seguridad Nacional de la Administración Eisenhower consideró las diferentes maneras de llevar al poder a otro Gobierno de Cuba, según Tad Szulc en su biografía sobre Castro. Desde entonces, múltiples han sido los capítulos del enfrentamiento Cuba-EE UU: la invasión de Bahía de Cochinos, la crisis de los misiles, el embargo, el apoyo cubano a los movimientos insurgentes en África y América Latina, la guerra de Angola. Hoy Cuba es un país de régimen socialista y economía centralizada, con un único partido -el comunista-, sin espacio legal para la oposición ni medios de prensa fuera del control del Estado, y con tres centenares de presos políticos. Más allá de estas realidades, para la Casa Blanca, Cuba se diferencia de otros bastiones tiránicos por un motivo principal: está a 90 millas de casa y quien gobierna sus destinos es un viejo conocido y un hueso atragantado desde hace 46 años.

COREA DEL NORTE, la dinastía comunista
Desde que Bush situó a Corea del Norte en lo que denominó el eje del mal, las relaciones entre los dos países, ya maltrechas, entraron en barrena. La crisis nuclear estalló en octubre de 2002, después de que Washington asegurara que Pyongyang había reconocido que tenía en marcha un programa de armas atómicas, en contra de lo acordado en 1994 a cambio de ayuda energética. El anuncio provocó la suspensión de los envíos de petróleo. Acto seguido, Corea del Norte expulsó a los inspectores de la Agencia Internacional de la Energía Atómica y abandonó el Tratado de No Proliferación. La posible exportación de material y tecnología nuclear por parte de Pyongyang -que ha vendido misiles a Irán y Siria- preocupa a Washington desde hace tiempo. Y el Gobierno de Kim Jong Il se niega a desmantelar su programa atómico mientras EE UU no firme un tratado de no agresión y le proporcione compensaciones. Aunque al principio Pyongyang exigió que las conversaciones fueran bilaterales, acabó cediendo y, desde agosto de 2003, han tenido lugar en Pekín tres rondas de negociaciones a seis bandas. Pero no ha habido ningún progreso. Corea del Norte, uno de los países más aislados y la única dinastía comunista del mundo, está dirigido con puño de hierro por Kim Jong Il, quien asumió el poder en 1994 tras la muerte de su padre, Kim Il Sung.

MYANMAR, la Nobel contra la dictadura
Todos los intentos de EE UU y la UE por forzar la apertura de Myanmar han chocado con la impasibilidad de los militares que gobiernan este país asiático desde 1962. Pocas dictaduras han tenido la desfachatez de celebrar elecciones para liberarse de las protestas masivas y, tras fracasar en el intento de manipularlas, no aceptar el resultado de las urnas. La Junta birmana, que decidió -en un arranque de sensibilidad hacia los aborígenes que masacraba- cambiar el nombre colonial del país por el de Myanmar, jamás permitió que formasen Gobierno los 396 diputados, de los 485 escaños del Parlamento, que salieron elegidos por las listas de la Liga Nacional por la Democracia (NLD) en 1988. El régimen cerró filas en torno a sí mismo y puso bajo arresto domiciliario a Aung San Suu Kyi, líder de la NLD e hija del popular héroe de la independencia (1948), general Aung San. En 1991, Suu Kyi recibio el Nobel de la Paz, pero la Junta no se ablandó ni le permitió salir de su domicilio hasta cuatro años después. Pese a la enorme presión internacional, los generales trataron de forzar el exilio voluntario de Suu Kyi y, cansados de no lograrlo, volvieron a encerrarla en 2000, en 2002 y en mayo de 2003 fue confinada a un arresto domiciliario que persiste hasta ahora.La destitución del primer ministro Khin Nyunt y su arresto en octubre pasado, acusado de corrupción, dio esperanzas a quienes pensaron que el régimen comenzaba a resquebrajarse. No tardaron en esfumarse.

SIRIA, sometida a presión
Siria vive desde hace más de una veintena de años en una situación de permanente angustia, sometida a todo tipo de presiones, tanto del interior como del exterior. Pero nada de ello parece hacer mella en sus más de 12 millones de habitantes, que han aprendido a soportar con estoicismo cualquier tipo de sobresalto, conscientes de que constituyen el último bastión del panarabismo frente al mundo occidental. Desde el exterior, Israel y EE UU se han convertido en el gran ariete del régimen de la familia Assad, que gobierna el país desde 1971. Los dos aliados, de manera coordinada, se preocupan de mantener vivas todo tipo de acusaciones contra Siria, a la que imputan haberse convertido en el paraíso de las organizaciones radicales palestinas y libanesas y de alimentar la resistencia iraquí.
En el interior, las presiones las ejercen las plataformas democráticas de intelectuales y defensores de los derechos humanos, que acusan al régimen sirio de ejercer el control y el monopolio del poder a través del partido oficialista Baaz y de los servicios secretos.

BIELORRUSIA, nocivo dictadorzuelo
Alexandr Lukashenko, presidente de Bielorrusia desde 1994, da más la talla de un nocivo dictadorzuelo centroeuropeo que de un tirano asiático con carné de primera, si se compara con los líderes de otros Estados postsoviéticos, como, por ejemplo, Uzbekistán, país éste donde los prisioneros políticos se cuentan por miles y la información arrancada por medio de tortura se pone al servicio de la CIA y de la causa antiterrorista, sin que el presidente George W. Bush, interesado en mantener sus bases militares en aquel país, citara a su colega uzbeko, Islam Karímov, entre los malvados. La represión por motivos políticos del régimen de Lukashenko incluye las desapariciones de tres líderes de la oposición democrática y de un periodista. Estos hechos, además de detenciones arbitrarias, abusos policiales y falsificaciones electorales, han aislado a Bielorrusia de Occidente. La gran especialidad de este ex director de una explotación agrícola soviética es la "desertización intelectual" y así Lukashenko persigue y sofoca los centros de pensamiento libre o crítico, sospechosos de socavar su autoridad. En 1996, Lukashenko organizó un referéndum ilegal que le permitió imponer una nueva Constitución y disolver el Parlamento. En octubre de 2004, otro truculento plebiscito le dio luz verde para presentarse a su reelección en 2006, y, con ello, la posibilidad de eternizarse en el poder.

ZIMBABUE, poder y corrupción absoluta
La historia ha producido muchos ejemplos del antiguo dicho que dice que el poder corrompe, y el poder absoluto corrompe absolutamente, pero en el mundo contemporáneo hay pocos que demuestren mejor la verdad de estas palabras que Robert Mugabe. El presidente de Zimbabue, en el poder desde la independencia de su país hace más de un cuarto de siglo, luchó para la liberación primero en la guerrilla y después en la mesa de negociaciones. Hombre culto, pragmático e inteligente, gobernó durante las primeras dos décadas con eficacia y generosidad. Zimbabue llegó a ser un país exportador de alimentos, con una sólida infraestructura y uno de los niveles educativos más altos de África: una señal luminosa en un continente sombrío. Hoy Zimbabue no sólo ha dejado de exportar comida, sino que gran parte de la población pasa hambre. Mientras tanto, Mugabe y sus aliados más cercanos, que se mantienen en el poder a través del terror y las elecciones fraudulentas, se enriquecen de la manera más descarada. Zimbabue, que comenzó siendo una democracia ejemplar, hoy tiene en el Gobierno a una mafia que consume los escasos recursos que genera el país.//

Nesemu

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