RETAZOS 1: Banda de hermanos
Necesito que me quieran para no morirme, dice García Márquez, por eso escribe. Para llenar esa necesidad fundamental de ser él mismo. A veces, nos angustiamos porque creemos que no llegamos, que estamos en falta, que no cumplimos con nuestro deber. Que vamos un paso por detrás de las exigencias de la vida. No es cierto. Nadie puede imponernos ningún tipo de exigencia. Nada ni nadie puede afectar a lo más íntimo de nuestra vida, que es en donde radican las claves de un vivir que tenga sentido y nos haga sabernos felices.
Pueden dictar leyes, imponer normas y criterios, hasta dogmas en nombre de una moral o de lo que algunos tienen por natural. Podemos inclinarnos ante ellas mientras pasan, como hace el junco, pero para erguirnos de nuevo en nuestra más íntima realidad. Yo sé quién soy, exclama Don Quijote. Con eso, basta.
De la piel para dentro empieza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que puede o no cruzar esa frontera. Soy un Estado soberano, y las lindes de mi piel me resultan más sagradas que los confines políticos de cualquier país. Es esa divina libertad la que me hace responsable. Porque sé que todo es lícito, aunque no todo convenga. Aquí entra el componente cultural que facilita la convivencia, la solidaridad y la armonía. Con gusto renuncio a lo que quiero y me inclino ante los vientos. Desde lo más profundo de mi ser, renuncio a lo inevitable y acepto lo impuesto, pero porque yo lo quiero así.
La auténtica libertad no consiste en hacer lo que uno quiera, sino en querer lo que uno hace. De ahí la importancia de conocer las necesidades básicas del ser humano, para actuar en consecuencia. Si las consideramos y somos coherentes comprenderemos por dónde van los senderos de la felicidad a la que estamos llamados.
Según Abraham Maslow, son: Necesidades fisiológicas y existenciales; necesidades de seguridad; necesidades de pertenencia y amor; necesidades de respeto y necesidades de autorrealización.
Lo primero es el derecho a vivir con dignidad en una existencia que tenga sentido para nosotros. Con una seguridad emocional que va más allá de la tranquilidad impuesta por el poder político. No es cuestión de la policía, sino de orden y de equilibrio en la armonía. Necesitamos afirmar el propio valor, puesto que somos únicos e irrepetibles. Yo tengo derecho a estar aquí y mi propio yo necesita satisfacerse.
Precisamos escapes creadores, que tienen su propio valor aunque no se encuentren en los mercados ni puedan contabilizarse. Necesitamos amar y ser amados. Aceptados tal como somos, no tal y como otros desearían que fuésemos.¡Mi yo, que me arrebatan mi yo!, exclamaba el Caballero.
Es natural la sensación de arraigo, pues no somos arena que se lleva el viento. Mi patria es allí en donde me encuentro bien y puedo afirmar mis anhelos y mi necesidad de desarrollar ese poder que brota de la voluntad.
Necesitamos la inmortalidad, de cualquier manera que la concibamos. Porque uno nunca muere del todo. Desde el punto de vista de la ciencia está demostrado que nuestra energía nunca desaparecerá y, con ella, nuestros afectos, sueños y realizaciones.
Uno no muere porque se entraña en el corazón de aquellos a quienes ha conocido, amado, enseñado y con los que ha compartido la búsqueda de la sabiduría. De quienes nos llevan tatuados en sus pieles y que nos han fecundado al compartir su aliento, haciendo de nosotros banda de hermanos. Que no es sino la conciencia de la libertad, de la unidad de sabernos uno con el todo, de la bondad inmanente a todo lo creado y de la belleza que en cada época expresa la serenidad y afirma la vida como el único valor absoluto.
Nesemu
Pueden dictar leyes, imponer normas y criterios, hasta dogmas en nombre de una moral o de lo que algunos tienen por natural. Podemos inclinarnos ante ellas mientras pasan, como hace el junco, pero para erguirnos de nuevo en nuestra más íntima realidad. Yo sé quién soy, exclama Don Quijote. Con eso, basta.
De la piel para dentro empieza mi exclusiva jurisdicción. Elijo yo aquello que puede o no cruzar esa frontera. Soy un Estado soberano, y las lindes de mi piel me resultan más sagradas que los confines políticos de cualquier país. Es esa divina libertad la que me hace responsable. Porque sé que todo es lícito, aunque no todo convenga. Aquí entra el componente cultural que facilita la convivencia, la solidaridad y la armonía. Con gusto renuncio a lo que quiero y me inclino ante los vientos. Desde lo más profundo de mi ser, renuncio a lo inevitable y acepto lo impuesto, pero porque yo lo quiero así.
La auténtica libertad no consiste en hacer lo que uno quiera, sino en querer lo que uno hace. De ahí la importancia de conocer las necesidades básicas del ser humano, para actuar en consecuencia. Si las consideramos y somos coherentes comprenderemos por dónde van los senderos de la felicidad a la que estamos llamados.
Según Abraham Maslow, son: Necesidades fisiológicas y existenciales; necesidades de seguridad; necesidades de pertenencia y amor; necesidades de respeto y necesidades de autorrealización.
Lo primero es el derecho a vivir con dignidad en una existencia que tenga sentido para nosotros. Con una seguridad emocional que va más allá de la tranquilidad impuesta por el poder político. No es cuestión de la policía, sino de orden y de equilibrio en la armonía. Necesitamos afirmar el propio valor, puesto que somos únicos e irrepetibles. Yo tengo derecho a estar aquí y mi propio yo necesita satisfacerse.
Precisamos escapes creadores, que tienen su propio valor aunque no se encuentren en los mercados ni puedan contabilizarse. Necesitamos amar y ser amados. Aceptados tal como somos, no tal y como otros desearían que fuésemos.¡Mi yo, que me arrebatan mi yo!, exclamaba el Caballero.
Es natural la sensación de arraigo, pues no somos arena que se lleva el viento. Mi patria es allí en donde me encuentro bien y puedo afirmar mis anhelos y mi necesidad de desarrollar ese poder que brota de la voluntad.
Necesitamos la inmortalidad, de cualquier manera que la concibamos. Porque uno nunca muere del todo. Desde el punto de vista de la ciencia está demostrado que nuestra energía nunca desaparecerá y, con ella, nuestros afectos, sueños y realizaciones.
Uno no muere porque se entraña en el corazón de aquellos a quienes ha conocido, amado, enseñado y con los que ha compartido la búsqueda de la sabiduría. De quienes nos llevan tatuados en sus pieles y que nos han fecundado al compartir su aliento, haciendo de nosotros banda de hermanos. Que no es sino la conciencia de la libertad, de la unidad de sabernos uno con el todo, de la bondad inmanente a todo lo creado y de la belleza que en cada época expresa la serenidad y afirma la vida como el único valor absoluto.
Nesemu
16 comentarios
El cisne negro -
Acabo de leer algo: "La eternidad es la posesión de la vida toda, perfecta, simultánea e interminable. Ni más ni menos. No es un eterno presente, como algunos se imaginan, pues el presente se da en el tiempo. No, la eternidad no es tiempo. Es otra cosa"
Yo, como diría el filósofo de la Edad Media, me uno a la siguiente: ¿La eternidad? Eso será la culminación del aburrimiento.
¿Qué es para ti, esa eternidad que tan bien expresas?
Me voy, a batir mis alas para que me lancen trozos de pan en el estanque de la felicidad total; a recibir los primeros rayos de sol a través del cristal del palacio. Cae un poema al agua. Ellos no saben que yo sé leer. Dice así :"Lento viene el futuro. Lento, pero viene...". Yo le añado. ¿Cómo sé que es el futuro lo que viene? Cuando llegue, sólo será presente un instante para quedarse en el pasado para siempre. Recordemos a BASHO todos juntos e inclinemos el cuerpo.
Pablinator -
"Uno a uno todos somos mortales, pero juntos somos eternos".
Rôvënty -
Me deja un poco perplejo ese afán por definirse uno mismo, "Yo se quien soy". El día que yo sepa quien soy, será un trsite día. Será el dia en que haya perdido la magia y la fantasia. Porque somos seres inconclusos, somos proyectos de un plan inacabado, somos datos, somos comunicación interactuando, somos información que viaja a velocidades ultrasónicas, somos imperfección...
Laura -
Se trata de un relato de Borges, "La escritura de un Dios". Un preso busca -con esas ideas del argentino sobre la cábala- la señal que un hipotético creador haya dejado sobre la Tierra para que sea leída el final de los días. Lo escrito debe, para ello, conservarse hasta entonces; el lugar que le sirve de soporte ha de mantenerse, pues, durante todo ese tiempo.
Y el preso duda si buscar esa señal en las montañas, antiguas como el mundo e incorruptibles, o más bien en los hombres, los cereales, los pastos, aquello que desaparece pero surge siempre de nuevo.
Di en pensar si es más atemporal el ave fénix o un águila eterna.
Nesemu -
Eterno es lo que permanece porque se ha consumado, no lo que sobrevive.
Nesemu
Pablinator -
Ahora bien no estoy de acuerdo con la frase "Necesitamos la inmortalidad, de cualquier manera que la concibamos", me quedo con una frase que dice Aquiles, en la película Troya "La existencia de un fin es lo que hace que cada momento sea hermoso, por eso los dioses nos envidian".
mariajo -
Nesemu -
Animo, ya tenemos un espacio de encuentro vivo y palpitante.
¿No es esta otra forma de compartir los saberes, como quería el Rey Sabio?
Mundo menguante -
El ser humano se alimenta de lo que sueña, lo que vive, lo que espera, lo que intuye, lo que ve, lo que anhela. Nunca llega a estar lleno, nunca se rinde, nunca renuncia. Sólo la muerte le detiene. Es un animal en tránsito constante, que se renueva perpetuamente en la ignorancia, candidato clandestino al olvido y a la búsqueda infructuosa de su dimensión. El ser humano vive para intentar, no para consumar, para esforzarse en comprender, no para saber el origen de ese esfuerzo.
Creo que está consiguiendo el objetivo con sus clases, en sólo tres meses ha conseguido corrompernos y hacernos pensar sobre muchas cosas, ojalá yo también pueda decir a final de curso sé quien soy.
Jessi.
Nesemu -
Ya tengo la página web www.garciafajardo.org y ahí van a colocar los Retazos, Máscaras, y demás artículos.
Quienquiera que seas, gracias por ayudarme. Voy a apoyarme en ti.
Un fuerte abrazo
José Carlos
El gato del cirujano -
Laura -
A veces es necesario simplemente pararse y pensar. Decir, simplemente, "¿ qué era lo que yo quería cuando tomé el camino que me trajo aquí"? Y si se comprueba que se ha olvidado, en ese fragor de las cadenas que uno se inventó, y que arrastra, y que pesan tanto... mejor dar marcha atrás y recogerlo.
Porque, en efecto, la única manera de no morir nunca es vivir mucho. La inmortalidad es sólo el momento tan lleno que uno siente que el tiempo no podría jamás arrebatárselo.
Al que sólo se llega viajando siempre libre de cadenas autoimpuestas sin placer.
Antonio García Fuentes (escritor y Filósofo) -
EL GRITO MÁXIMO
¡Dejadme!
Dejadme, dejadme;
aunque seáis poderosos,
aún cuando seáis dioses.
Dejadme.
Yo buscaré mi choza;
yo buscaré mi agua;
yo Buscaré... mi pan.
Dejadme mi libertad...
dejadme mi hambre.
¡Mi hambre es mía...
y en ella mando yo!
Antonio García Fuentes
El cisne negro -
Como el Caballero de La Mancha, también sé quién soy.
El cisne negro.
El cisne negro: -
Octavio Paz, afirma que: "La libertad no es una filosofía y ni siquiera es una idea: es un movimiento de la conciencia que nos lleva, en ciertos momentos, a pronunciar dos monosílabos: si o no."
Una piedra no es un ser libre. Lanzada al aire, no tiene otra posibilidad que caer hacia el suelo obedeciendo la ley de gravedad. La piedra no puede decidir, revelarse y no acatar la ley de la gravedad. No puede actuar de otra forma de la que esta determinada. No es libre, al igual que los demás seres de la naturaleza. En cambio el ser humano posee libertad y la utiliza para elegir el tipo de vida que desea, la que mas le convenga, que este de acuerdo con su forma de pensar y sentir, que cumpla los dictados de su vocación, que construya su persona.
El cisne negro -
LIBERTAD: de LIBER (relacionado con libertas) del cual proviene "libre". Tuvo al comienzo, el significado de "persona en la cual el espíritu de procreación se halla naturalmente activo", de donde cabe la posibilidad de denominar liber o libre al joven cuando al alcanzar la madurez sexual, es incorporado a la sociedad como hombre capaz de asumir responsabilidades. Así, el hombre libre es aquel que goza de una condición no esclava o sometida. Como antaño se trataba de un reconocimiento social o jurídico, ser libre consistía, sobre todo, en poder hacer.