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J. C. García Fajardo

Vivir atentos para ser libres

Impresiona leer este texto de Krishnamurti. Puede ayuudarnos a reflexionar:
Creo que estaría bien si pudiéramos observar y escuchar juntos el movimiento de la vida[.] Lo que pasa afuera de nosotros es una medida a través de la cual podemos entender lo que pasa adentro de nosotros. En el mundo hay una gran cantidad de discordia, desacuerdo, desorden; una gran cantidad de confusión y falta de certeza. Uno ve los preparativos para la guerra, la cantidad de dinero inimaginable que se gasta en armamento; una nación contra la otra preparándose para una guerra eventual. Hay divisiones nacionales, religiosas. Hay varias sectas y "gurus"[.]Hay apegos a una religión en particular o a una nacionalidad tratando de encontrar ahí una seguridad externa o interna[.]El aislamiento nos invade.
Esto es lo que sucede en el mundo externo y es el resultado de nuestro propio vivir. Somos humanos aislados y el mundo externo es creado por cada uno de nosotros.
Cada uno tiene su propia profesión, creencia, conclusión, y nos apegamos a ellas aislándonos de los demás. Esta actividad de estar centrado en uno mismo se expresa externamente como nacionalismo, intolerancia religiosa[.] ¿Cuál es nuestra respuesta total a todo el fenómeno que está ocurriendo en el mundo? ¿Acaso uno considera solamente su vida personal, su vida quieta y serena? ¿o estamos preocupados por el total de la existencia humana, la totalidad de la humanidad? Y si uno está solo preocupado por su vida particular, entonces uno no se da cuenta que la parte es el todo. Uno tiene que mirar a la vida, no la vida americana o la vida asiática, sino la vida en su totalidad; observación holística; una observación que no es una observación particular, sino la visión integral de la vida.
Cada uno está preocupado por sus propios problemas de dinero, de desempleo, de búsqueda de auto-satisfacción, buscando eternamente el placer; de estar solo, aislado, deprimido, asustado y creando algo externo que nos transforme o nos traiga la salvación a cada uno de nosotros. Esta ha sido la tradición del mundo de Occidente por 2000 años; y en el mundo Asiático la misma cosa ha sido mantenida con diferentes palabras y símbolos, diferentes conclusiones; pero la misma búsqueda individual para tener la salvación personal, la propia felicidad, resolver los propios complicados problemas. Hay muchos especialistas de diferentes tipos a los que uno va para resolver sus propios problemas. Los científicos han logrado reducir la enfermedad, mejorar la comunicación; pero también ha aumentado el poder devastador de las armas de guerra. Los científicos no van a salvar a la humanidad, ni los políticos del Este o del Oeste o de ninguna parte del mundo. Nosotros como humanos separados, aislados, no hemos sido capaces de resolver nuestros problemas; aunque altamente educados, capaces de realizar grandes proezas externamente, internamente, somos lo mismo que hemos sido por miles de años. Odiamos, competimos, nos destruímos los unos a los otros.
La educación se convierte en especialización, en acumular una gran cantidad de conocimiento, obtener un trabajo y agarrarse de él por el resto de la vida; ir a la oficina de la mañana a la tarde y morir al final. Cuando uno observa este hecho, uno no es ni optimista ni pesimista, es así. Y si uno se pregunta, si uno es serio o responsable ¿qué ha de hacer? ¿retirarse a un monasterio? ¿formar una comuna? ¿Ir a Asia y seguir la meditación Zen o cualquier otra forma de meditación? Cuando uno se confronta con esta crisis, se confronta con una crisis de la conciencia, no sobre algo afuera de nosotros. La crisis está adentro de uno. Hay un dicho que dice: “hemos visto al enemigo y el enemigo está en nosotros mismos”. La crisis no es una cuestión de economía, de guerra, de bombas, políticos o científicos, es una crisis de nuestra conciencia. Hasta que entendamos muy profundamente la naturaleza de esa conciencia y nos cuestionemos y vayamos profundamente a ella, y busquemos si por nosotros mismos puede haber una total mutación de esa conciencia, el mundo seguirá creando miseria, confusión y más horror. Nuestra responsabilidad no es una clase de acción altruista fuera de nosotros, política, social o económica. Es el comprender la naturaleza de nuestro ser; encontrar por qué nosotros como humanos -que hemos vivido en esta hermosa tierra- nos hemos convertido en esto.
Aquí estamos tratando juntos de observar el movimiento de la conciencia y su relación con el mundo y ver si esa conciencia es individual, separada o si es la totalidad de la humanidad. Hemos sido educados para ser individuos cada uno con su alma separada. Pensamos que porque cada uno tiene un nombre, una forma, una tendencia particular, somos individuos separados con nuestras propias experiencias particulares. Y ahora nos tenemos que cuestionar esa idea, de que somos individuos. Porque quizás detrás de ese concepto y de esa ilusión que todos tratamos de cumplir, de ser algo, en ese esfuezo de convertirnos en algo, estamos compitiendo contra el otro, luchando el uno con el otro; y si mantenemos ese estilo de vida, inevitablemente continuaremos apegándonos a un nacionalismo, tribalismo, a la guerra.
Estamos cuestionando la realidad de nuestra "individualidad". ¿Es tu conciencia realmente tuya? -ser consciente significa tener atención, saber, percibir, observar-. El contenido de tu conciencia incluye tus creencias, tus placeres, experiencias, tu conocimiento particular que has juntado ya sea de un sujeto externo particular o el conocimiento que has adquirido por ti mismo-, incluye tus miedos y apegos; la pena y la agonía de la soledad, el dolor, la búsqueda de algo más allá que tu existencia física. El contenido hace tu conciencia; sin el contenido no hay conciencia del modo en el que la conocemos. Ahora, tu conciencia -que es muy compleja, contradictoria, con tan extraordinaria vitalidad- ¿es tuya?, ¿el pensamiento es tuyo? o acaso solo hay pensamiento, que no es ni de Oriente ni de Occidente. Un pensamiento que es común a toda la humanidad, ya seas pobre o rico, un técnico con su gran capacidad o un monje que se sale del mundo y se consagra a una idea.
A donde sea que vayas, uno ve el sufrimiento, el dolor, la ansiedad, la soledad, miedo, búsqueda de seguridad, el deseo; todo esto es de la tierra en donde el ser humano habita. La conciencia de uno es la conciencia del resto de la humanidad. Si uno entiende la naturaleza de esto entonces uno ve que uno es el resto de la humanidad. Uno puede tener un nombre diferente, vivir en una parte del mundo, ser educado de un modo prticular, ser rico o pobre, pero cuando uno va detrás de las máscaras, profundamente, uno es como el resto de la humanidad -con dolor, en soledad, sufriendo, neurótico, creyendo en una misma ilusión y así.
Uno puede aceptar esto como una idea, una abstracción, un concepto maravilloso. Una abstracción no es lo que actualmente está sucediendo. Pero uno hace una abstracción de lo que es y lo convierte en una idea. Si el contenido de mi conciencia y el tuyo en sí mismo es contradictorio, confuso, se pelea uno con el otro, hechos y no hechos, queriendo ser feliz y ser infeliz, queriendo vivir sin violencia y sin embargo viviendo en la violencia, entonces nuestra conciencia en si misma está en desorden. Y aquí está la raíz del conflicto. Hasta que comprendamos esto y vayamos profundamente y descubramos el orden total, viviremos un desorden en el mundo.
Entonces una persona seria observa lo que está sucediendo en sí mismo. De esa observación se sigue acción. Y no se trata de qué es lo que debo de hacer como un ser separado, sino de una acción que viene de una observación integral total. Uno trata de comprenderse a sí mismo, a su conciencia. Uno sabe desde el principio que es muy contradictoria; queriendo una cosa y no queriendo la otra; diciendo una cosa y haciendo otra. Y uno sabe que las creencias separan al hombre. Un hombre cree en Jesus o Krishna o Buda, o uno cree en su propia experiencia a la que se agarra, incluyendo el conocimiento que ha acumulado por cuarenta o sesenta años de su vida, que se ha convertido extraordinariamente importante. Uno se apega a eso. Uno reconoce que la creencia destruye y divide a las personas y aun así no puede renunciar a ella porque la creencia tiene una extraña vitalidad. Da a uno una cierta sensación de seguridad.
Una mente invadida de creencias es una mente enferma. Debemos de liberarnos de eso. Es posible profundizar en nuestra conciencia -no persuadidos, no guíados por psicólogos, psiquiatras y eso-, sino sumergirnos en nuestro ser y buscar; de tal modo que uno no dependa de nadie -incluyendo al que habla-.
Toma por ejemplo el dolor que cada humano sufre desde su infancia. Uno es herido por sus padres psicológicamente. Luego herido en la escuela, en la universidad a través de la comparación, a través de la competencia, al decir que uno debe de ser el primero en clase. A través de la vida hay un constante proceso de ser herido. Uno sabe esto y que todos los humanos somos heridos profundamente, seamos o no conscientes de ello y que de esa manera surgen todas las formas de acciones neuróticas. Todo esto es parte de una conciencia.
¿Es posible que uno no sea herido nunca? Porque las consecuencias de ser herido son las de construir una pared alrededor de uno mismo, no relacionándose más con los otros para no ser heridos de nuevo. Ahí hay miedo y aislamiento gradual. ¿Es posible ser liberados de las heridas del pasado y no ser herido otra vez a través de la indiferencia, rechazando todo tipo de relación? Uno debe de investigar el por qué somos heridos y qué es lo que se hiere. Estas heridas son parte de nuestra conciencia y de ahí varias acciones neuróticas toman lugar. Uno está examinando las heridas, como uno examina una creencia. No es algo afuera de nosotros, es parte de nosotros.
¿Qué es el dolor? Uno dice, soy yo quien está herido. ¿Quién está herido? Qué es ese YO? Desde la niñez hemos construído una imagen de nosotros mismos. Uno tiene muchas, muchas imágenes; no solo las imágenes que la gente ha dado a uno, sino también las que uno ha construido de uno mismo; como un americano es una imagen, o como un indio, o como un especialista. Entonces, el YO es esa imagen que uno ha construido de sí mismo, como una gran o muy buena persona y es esa imagen la que se ve herida. Uno puede tener una imagen de sí misma como un gran ponente, escritor, ser espiritual o líder. Estas imágenes son el centro de nosostros mismos. Cuando uno dice que uno es herido, son las imágenes las que son heridas. Si uno tiene una imagen de uno mismo y otro viene y te dice no seas idiota, uno se encuentra herido. Uno carga esa imagen de estar herido por el resto de sus vidas -siempre cuidando de no ser herido, resguardándose de cualquier hecho de la propia idiotez-.
Las consecuencias de ser herido son muy complejas. De esa herida uno puede tratar de completarse al convertirse en esto o aquello para escapar de la terrible herida; por eso uno tiene que comprenderla. Ahora, ¿es posible no tener una imagen de uno mismo? ¿Por qué uno tiene imágenes de sí mismo? Otro podrá verse muy bien, brillante, inteligente, y uno quiere ser como él, y si uno no logra serlo, uno se siente herido. La comparación puede ser uno de los factores que nos hacen sentirnos héridos psicologicamente; entonces, ¿por qué uno se compara?
¿Puede uno vivir en la vida moderna sin una sola imgen? El que habla piensa que sí es posible, que puede ser. Pero requiere gran cantidad de energía el buscar si es posible no ser nunca herido y más allá, si es posible vivir una vida sin una sola creencia; porque es la creencia la que está dividiendo a los seres humanos y lo que hace que se destruyan los unos a los otros. Uno puede vivir sin una sola creencia y nunca tener una imagen de sí mismo. Esto es la verdadera libertad.
Es posible, que cuando uno sea llamado idiota y tenga una imagen de si mismo, pueda poner total atención a lo que se ha dicho, tal y como ha sido dicho, porque cuando uno tiene una imagen de sí mismo y es llamado idiota, uno reacciona instantáneamente. Y como la reacción es inmediata, pones atención a lo inmediato. Si te dicen idiota, escucha claramente la sugerencia de que uno es un idiota; escucha atentamente; cuando uno escucha con completa atención no hay reacción. Es la falta de escucha la que trae una imagen y por lo tanto una reacción. Supón que tengo una imagen de mi mismo, porque he viajado por todo el mundo. Tu vienes y me dices, mira viejo tu no eres tan bueno como el otro "guru", el otro líder, o el otro maestro, tú eres un idiota. Yo escucho completamente, pongo total atención a lo que han dicho. Cuando hay total atención, no se forma un centro. Es sólo nuestra falta de atención la que crea el centro. Una mente que ha sido perezosa, un cerebro que está confundido, neurótico, que nunca ha enfrentado nada, que nunca ha demandado de sí su más grande capacidad, ¿puede dar toda su atención? Cuando hay total atención, la frase de alguien que te dice que eres un idiota ha perdido por completo todo su significado. Porque cuando hay atención total no hay un centro que está reaccionando.

4 comentarios

Antonio García Fuentes (escritor y Filósofo) -

Gracias por su valoración; seguiré escribiendo,puesto que lo necesito. Celebro las coindicencias de pensamiento y ello me causa satisfacción.
Novela: Trataré de encontrarla aquí en Jaén donde vivo... aunque tambiém podíamos intercambiar: usted mne envia un ejemplar y yo le enviaría, una de las mías: "DIALOGOS CON MI AMIGO EL LOCO", en la que dos locos hablan en un peculiar manicomio: Mi dirección es: Pl de Belén, 1 - 4º - 23003 JAEN
Con mis mejores deseos de futuro: un abrazo de su amigo: Antonio García Fuentes

Nesemu -

Nada está acotado. Escriba lo que desee. Me ha encantado su comentario. Estamos en la misma onda. ¿Puedo sugerirle que eche un vistazo a mi última novela "Tu nombre para mí", editada por Anthropos"?
Se sorprenderá de lo que ha escrito.
Un abrazo, Nesemu

Antonio García Fuentes (escritor y Filósofo) -

(Resto) así...tienes ya al tan buscado amigo o hermano, al que puedes contar todo, absolutamente todo y también, empiezas a no tener miedo a nada, pues por encima de todo y sobre todo... tú eres efecto no causa... tú no te creaste a ti mismo... por tanto no eres culpable de nada de lo que puedas realizar... eso sí, hay "algo" que brota dentro de ti mismo y te va encaminando a tu propia mejora o perfección humana y dentro de que tienes que aguantar la vida y lo que de "ella puedas recibir", vas viendo "LA VIDA", como una cadena en la que tú eres un insignificante eslabón, pero que "eres" y procuras ser y no perjudicar abiertamente a nada vivo (lo dijo Pitágoras)y esperas la muerte quizá con un sentimiento de conformidad, que no, fatalismo... como si algo te dijese, que tras la muerte, habrá las explicaciones que aquí no hay.
Escribí una vez... "piensa, trabaja, camina, la vida es eso, quizá algo más"... y hasta hoy, sigo caminando... "hago muy largos viajes sin moverme del lecho"... y me siento viejo, viejísimo, como si hubiese vivido "miles y miles de años".
Saludos cordiales: AGF

(Entiendo que el espacio para responder está acotado y por ello no lo admitía entero)

Antonio García Fuentes (escritor y Filósofo) -

Muy largo y muy complejo; entiendo que lo resolvió o lo intentó al menos, creo recordar que fue Ortega y Gasset, con la frase de..."yo soy yo y mi circunstancia".
Pienso que cuando ya se ha vivido un trecho importante de la vida y llegado a la madurez (la juventud es imposible que lo entienda y la mayoría de "maduros" tampoco), lo mejor es empezar a aceptarse uno mismo, a quererse tal cual la vida lo ha remodelado, si es que ha sabido aguantar todas las tormentas que indudablemente ha tenido que soportar. Si se acepta uno mismo, y se analiza, llegará a la conclusión de que es "un misterio y un milagro viviente", más aún, que no es nada o casi nada en el Universo, del que indudablemente forma parte... cuando se llega a cierto grado de reducción individual, llega una a "no verse en el espejo", puesto que todo lo que él te refleja, es nada, ya que todo desaparecerá... y llegado a ese extremo... tienes que tener el valor, de "reconstruirte", buscar en ti mismo, "ese algo que eres y que no encuentras por ninguna parte"... y menos por las filosofías que hayas podido leer, analizar o que han tratado de convencerte otros. Pero curiosamente y llegados a esos extremos ("sé lo que digo, lo que dudo es que me entiendan")empieza a renacer en ti un nuevo ser... más aún, pues llegas a poder subdividirte y entonces encuentras a tu mejor amigo en ti mismo... (sigue)