¿Para que sirven las ONG? No sólo para ayudar sino para denunciar injusticias
Una residencia religiosa sustrae 38.000 euros a una anciana
La Fundación San José afirma que fue un error y ya ha reintegrado el dinero
Nélida López Rodríguez, una mujer de 73 años, ha visto como la dirección de la residencia concertada donde vive, gestionada por la Fundación Instituto San José, le ha retirado 38.200 euros de sus dos cuentas bancarias. Un religioso empleado en el centro sacó este dinero sin autorización de la mujer. Gracias a un voluntario de una ONG, el caso ha llegado a los juzgados de plaza de Castilla. Un responsable de la fundación asegura que todo se debió a "un error" y que se ha devuelto el dinero a la residente.
La organización también ingresó un cheque de 1.200 euros
La mujer vivía en la calle desde hacía 30 años. Un voluntario de la ONG Solidarios para el Desarrollo logró con ayuda del Samur Social que Nélida López ingresara en un centro de día del Ayuntamiento después de sufrir un intento de agresión. Los trabajadores sociales hicieron que la mujer se sacara el carné de identidad. Así pudieron comprobar que había acumulado 50.000 euros por una pensión de viudedad que nunca había cobrado.
Este dinero le permitió entrar en una residencia privada hasta que los técnicos del Gobierno regional determinaron, el pasado enero, que tenía derecho a una plaza en un centro público. Por ello, fue trasladada a la residencia concertada -financiada con dinero público- de la institución religiosa Fundación Instituto San José, en el camino de la Fortuna, 21 (Madrida).
El voluntario de Solidarios siguió visitando a la mujer, y en especial a la vuelta de un viaje. "Cuando fui a verla, pedí ver sus cartillas porque la anterior residencia le debía parte de la mensualidad de febrero que ella había pagado por adelantado. El trabajador social se negó a mostrármelas", explicó. El voluntario fue con la mujer al banco a principios de abril y juntos comprobaron que alguien había sacado la práctica totalidad del dinero ahorrado: 35.000 euros de una cuenta y 2.000 de la otra tras cargar sendos recibos, según informó ayer la cadena SER. Pidieron un extracto a la entidad bancaria como comprobante del supuesto desfalco.
La mujer denunció los hechos ante la Consejería de Familia y Asuntos Sociales el pasado 17 de abril. Los inspectores de este departamento del Gobierno regional acudieron a la residencia y sus responsables reembolsaron al día siguiente los 37.000 euros que faltaban en las cuentas bancarias. Desde entonces, la consejería mantiene abierta una investigación sobre el centro para comprobar si el caso de Nélida se ha repetido con otros residentes, según confirmó una portavoz de la consejería.
No satisfecho con la opción adoptada por el Gobierno regional, el voluntario pidió a Nélida que le firmara un poder notarial para presentar una denuncia en los juzgados de plaza de Castilla. La mujer accedió y el caso fue presentado ante los tribunales el pasado 14 de mayo.
Pero las irregularidades son aún mayores. La Fundación San José se quedó con los 1.200 euros que reembolsó a Nélida la residencia privada por el adelanto de la mensualidad de febrero. Fue el mismo empleado quien retiró el cheque por esa cantidad y, tras engañar a Nélida, lo cobró en una sucursal de Caja Madrid. Le dijo a la mujer que tenían que ir al banco para firmar una fe de vida que le permitiera seguir cobrando la pensión. En realidad, estaba firmando el ingreso del cheque en la cuenta de la fundación. Los responsables de la residencia dijeron al voluntario que ese dinero era para los gastos que tuviera la mujer en el centro. "Me parece excesivo, porque lo más que se puede gastar esta mujer en peluquería o en el podólogo son cinco euros cada vez", argumenta el voluntario de Solidarios. La fundación ha devuelto también estos 1.200 euros.
El director médico de la Fundación Instituto San José, Jordi Vals, explicó ayer que el cobro a la residente se debió a "un error del trabajador social", que habría actuado a título individual. Añadió que, por ello, el religioso fue trasladado a otro centro. "Lo que debe quedar claro es que ésta no es nuestra manera de actuar ni de funcionar", señaló Vals.
(El País, 10 12 08)
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