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J. C. García Fajardo

Nesemu: Te necesito

7. Pide ayuda siempre que sea necesario, teniendo el buen sentido de pedírsela a la persona correcta.
Pocas veces es tan grande el ser humano como cuando extiende su mano abierta para pedir ayuda. La grandeza está en 'caer en la cuenta' de que es el que da quien tiene que dar las gracias. (Lo he contado en alguno de los Retazos: acerca de aquel rico comerciante que llevó al Maestro un saco de monedas de oro y éste las tomó y siguió atendiendo a los pobres que llegaban, les imponía las manos sobre sus cabezas y no los dejaba partir sin una sonrisa, un saco de arroz y su agradecimiento por la visita. El rico mercader se impacientó y le dijo: 'Maestro, ¿acaso no te he regalado una bolsa con cien monedas de oro?' 'Sí, le respondió el Maestro ¿y?' '¡Es que ni me has dado las gracias!' '¿Quién tiene que estar agradecido, el que recibe o el que puede compartir su riqueza con los demás? ¿Acaso el haberlas aceptado no te mueve a estar profundamente agradecido?' El rico mercader se postró e intentó besar la sandalia del Maestro que lo alzó suavemente por los hombros y lo abrazó en silencio.' Bueno, no sé si era así o si acabo de inventármelo. Pero sí que debería estar en los Retazos de Sergei o en los de La luna Azul')
Pocos momentos tan hermosos como cuando una persona cabal se acerca al amigo prudente, o al sabio o al Maestro oculto entre los harapos de un mendigo y mirándole a los ojos tiende sus manos mientras dice ¡Te necesito! Recordad: 'Antes me despertaste para que te buscara'. Si el amigo es testigo de nuestras pleamares ¿por qué no lo va a ser de nuestra bajamar? Amigo es aquel ante el cual la vida interior se puede expresar en voz alta; porque me comprende y lo comprendo. Porque es la respuesta a nuestras necesidades como nosotros nos sentiríamos felices de poder satisfacer las suyas. Las más de las veces, ni son necesarias las palabras porque existe una sintonía, una misma longitud de onda y, antes de llegue el pródigo a la casa de su padre, ya éste había salido a esperarlo al camino, adonde acudía cada tarde. Como aquel rey contra el que se había alzado en armas su primogénito mal aconsejado. El Rey despedía al ejército que partía a dominar la revuelta y el Rey, desde la puerta de la ciudad, decía a sus generales: ¡Vencedlo pero no lo humilléis, es mi hijo! (Algo así sucedió a David cuando la revuelta de Absalón, y que luego creo que O. Wilde había de escenificar en '¡Absalón, Absalón!
Hubo otro rey que, en una situación semejante, envió mensajeros para rogar a su hijo que hiciese, al menos, la mitad del camino. Y es que de todos es sabido que dos amigos se encuentran siempre en la mitad del camino, no porque ambos se hubieran puesto de acuerdo sino porque se habían puesto en marcha al mismo tiempo. Cicerón en sus cartas, después de la firma escribía: 'Vale, quia si vales, valeo' (Que estés bien, porque si tú estás bien, yo estaré bien) De ahí proviene el ¡vale! que utilizáis de manera impropia como ¡De acuerdo! o 'Cero muertos' (Esto es, 'O killed' O.K.)
Ya ha pasado la media noche y hoy, quizás a causa del susto del edema de glotis, me siento más cansado. De nuevo, no vacilemos en pedir ayuda cuando la necesitemos. Sólo los grandes piden ayuda a quien puede dársela. Los mediocres vacilan porque temen parecer como débiles a los ojos de los demás. La verdadd más profunda es que todos necesitamos de los demás, porque somos contingentes e indigentes. (Otro día, la etimología)(Me viene a la mente aquel Maestro que, en un momento culminante, pidió una jarra, una jofaina y un paño que se ciñó a la cintura y fue arrodillándose delante de cada discípulo y fue lavándoles los pies... ya sabéis lo que sigue. Un Maestro Zen a quien acompañé como traductor al Monasterio de Silos le dijo al Abad que pocas escenas como esa mostraban a Jesús como Maestro comprobado)Recordadme lo de Whitman
Aquí queda la idea, Sergei, pedir ayuda cuando la precisemos. Poned vosotros la guarnición.
Nesemu

13 comentarios

Rôvënty -

a veces cuando no sabemos que decir, apoyamos la mano en el hombro del amigo y le susurramos al oido: "estoy aquí,amigo, apoyándote"

Leo -

Sucede a veces que con sólo mirar a los ojos de una persona sabes que te encuentras ante un amigo. En estos casos el tiempo no cuenta porque puedes saber más de él nadando un segundo en su mirada que con cien horas de conversación. Con ellos puedes comprobar como las discrepancias dejan de ser obstáculos para convertirse en alicientes para una amistad más duradera. Nadie puede estar solo por mucho que se lo proponga.

Jose -

Muchas veces te giras y no sabes si la persona que tienes justo enfrente tuya es la quien crees que es.
Los amigos siempre son muchos, pero a la hora de la verdad, sólo responde uno. Ese que te conoce y al que has abierto tus sentimientos y pensamientos.

El Cisne Negro -

¿Qué tal un poco de caña, Nesemu? ¿Recuerdas tus palabras antes de embarcar rumbo a África en ese AÑO? [Te reenviaré el e-mail para que veas...jodido asiático éste, que siempre conserva tus mermeladas...]

Yo no te digo nada que no te haya dicho ya con sólo pensarte. "Jodidos diminutivos..."

Sólo sé que te quiero. Sigo siendo tú.

El loco malayo.

PS: Tu sobrina sigue creciendo fuerte, fuerte. Está preciosa. Tu sobrino ni digamos. Así que ya sabes, sigue habiendo muchos a la espera, con búsqueda activa.

Iván -

Lo bueno de los amigos es que no sabes por qué lo son. Algunos no hacen algo que esperas o hacen algo que esperas, pero sabes que siendo sincero nada puede interponerse entre vosotros. No estoy de acuerdo en que nunca fallen, quizás falla lo que nosotros esperamos de ellos.
No le conozco personalmente y me parece un poco hipócrita hablar de algo personal. De todas maneras, que se mejore.

Jorge P. -

Entre una persona y yo no hay amistad por el número de palabras que mantengo con ella. Siento que cuando un amigo y yo miramos un atardecer no valen las palabras. Ni le veo ni le hablo. Y sin embargo contemplamos el mismo atardecer como complementarios.

Profesor, descansa y ánimo. Un abrazo.

Sofía -

Un amigo verdadero sabe cuando hace falta solo con mirara los ojos del otro amigo.
Un amigo verdadero es una prolongación de tu propio ser, esa extremidad sensata que te ayuda a ver lo que por ti mismo no eres capaz.
La verdadera amistad es difícil de encontrar pero cuando la hallas, cuando la has conocido, ya no puedes prescindir de ella.
Es adictiva y necesaria, pero antes hay que darse cuenta de que existe.

Audrey -

Dame tu mano y los dos intentaremos salir del fango que nos atrapa. Tus problemas son los míos porque te quiero y sufro cuando tú lo haces.

César -

Dice un refrán escandinavo que todos los caminos parecen cortos cuando se trata de reunirse con un amigo fiel.

Esos 13.000 kilómetros se convierten en milímetros si existe verdadera amistad.

Él te entenderá.

Carlos Miguélez -

Precisamente hoy por la mañana, mientras meditaba un poco (soy un principiante en esos temas), me acordé de un gran amigo, cuyo padre padece un cáncer avanzado. No he dudado en escribirle que estoy con él, a pesar de que nos separan 13.000 kilómetros. Él me entenderá.

mariajo -

Decía la Gran Gaviota a Juan Salvador: la velocidad perfecta es estar allí... Esa misma verdad sin tiempo ni espacio es cierta con el amigo: siempre está presente

Laura Blanco -

ya lo dijo Hubbard, «Un amigo es uno que lo sabe todo de ti y a pesar de ello te quiere» ;)

mejórese, profe, que le necesitamos

Sergei -

El buen amigo siempre está ahí. No pregunta, no indaga, sólo apoya y ayuda cuando se lo piden. El buen amigo no te recrimina que te has hundido, te lanza una soga (no al cuello).

Los buenos amigos son muy difíciles de encontrar y conviene conservarlos (e, incluso, reencontrarlos de vez en cuando).