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J. C. García Fajardo

Carrera electoral en Francia. Una opinión autorizada "desde fuera de la pecera"

Algún bloger me pidió hace unos días que comentase la carrera electoral en Francia. Considero que todavía es pronto pero cedo la palabra a un maestro del pensamiento y de la comunicación como José Vidal Beneyto, a quien vimos y escuchamos en la serie "Otro mundo es posible", profesor en las universidades de Madrid y de Paris:
Desde fuera de la pecera
Ya casi tres meses de tedio y de frustración en esta precampaña electoral francesa y casi otros tres que nos esperan con los mismos números de siempre: encendidas declaraciones de amor a Francia, a los derechos humanos, al planeta, a la democracia; y promesas con trémolo a todos y para todo. Lo que permite olvidar lo que debería ser el contenido fundamental de esta operación, que es dar cuenta del cumplimiento / incumplimiento del programa anterior y anotar las garantías que se ofrecen para que esta vez no ocurra lo mismo. Por ejemplo, la Unión Europea. En vez de predicarnos un remiendo de la Constitución que sin la reconsideración total de la Unión va a servir para muy poco, por qué no se ataca lo que disfunciona, que es casi todo. Comenzando por la Comisión, que hasta que se transforme el Parlamento de los partidos nacionales en Parlamento Europeo, es su sólo motor ya casi en parálisis total y siguiendo en todo lo demás. Por ejemplo, en lo que a mí más de cerca me toca, el programa de investigación recién aprobado, para el que existía el compromiso de aumentar el presupuesto en un mínimo del 3% que se ha quedado en el 2,6%, y lo que es mucho más grave, las preferencias otorgadas a sectores y volúmenes al dictado exclusivo de las necesidades de la industria, postergando la investigación básica a un muy último lugar. O en la agricultura, donde la última reforma del sector de frutos y productos hortícolas acentúa la tendencia a privilegiar las macroexplotaciones y los cultivos extensivos, sacrificando los pequeños y medianos cultivadores y su agricultura de especialistas. Todo ello evidentemente en línea con el fundamentalismo capitalista multinacional que domina el espacio europeo.
Pero no, lo que prima es el navajeo personal por el poder con la actual variante people, que la pareja Sarkozy / Segolène Royal ilustra hasta la saciedad, y los sabios debates técnico-institucionales que a nadie interesan y nada van a resolver, simulacros de antagonismos entre opciones incompatibles cuando a lo que se asiste es a un lamentable tongo ideológico entre el liberalismo que se pretende social y la socialdemocracia que se ha vestido de liberal. A esta masa blandita, indiferenciada y pegajosa como el chicle, la hemos llamado para dignificarla pensamiento único.
Con todo, lo peor es la cacofonía de la izquierda radical, la única verdaderamente decidida a cambiar un sistema que no sirve. Pero en la que también el estruendo de las disputas por el "yo más" ahoga denuncias y alternativas e impide ponerse de acuerdo sobre unas cuantas acciones urgentes e imperativas. Besancenot, Buffet, Laguillier, Bovet, Salesse, luchadores honestos disputándose la inútil cucaña de sus egos microgrupales y amíbicos. Así las cosas, la participación electoral seguirá bajando, aunque sin consecuencias para sus actores principales, que seguirán vanagloriándose de sus mediocres resultados electorales. ¿Cómo es posible que el Gobierno español exhiba una y otra vez su triunfo en el referéndum de la Constitución Europea en el que apenas el 44% de los españoles le dijeron que sí?
Más allá del circo de la política profesional, la condición de héroe colectivo se reserva a los grandes protagonistas de la acción pública situados en la sociedad civil. Desde esa perspectiva, el triunfador absoluto en Francia es el abbé Pierre, acompañado de Nicolas Hulot: un abate empeñado en la lucha contra la pobreza y un hombre de televisión alistado en la defensa del planeta. Ambos entregados a causas que la opinión pública considera fundamentales para nuestra vida colectiva y ambos personalidades mediáticas. El primero aureolado por su lucha en la resistencia, a la que debe el nombre con el que luego se le conoció, abbé Pierre. Por cierto, ¿cuándo vamos los antifranquistas españoles a incorporar a nuestro currículo las acciones contra el dictador, heroicas u ordinarias, en las que intervinimos? El abate Pierre, con su capa, su boina y su barba legendarias, su rebeldía contra la opresión de las instituciones sin excluir la de su Iglesia católica; su energía creadora al servicio de su ideal -más de 150 comunidades de Traperos de Emaüs en el mundo-, sus cóleras contra la explotación y la miseria; su total generosidad. La unanimidad de la predilección que le muestran los franceses, al igual que a Hulot, nos transmite que para hacer algo políticamente útil hay que estar fuera de la pecera.

10 comentarios

PATRICIA JIMÉNEZ BARCELÓ -

Prepararos por que pronto llegará la caravana del circo de la política a España: bromas, risas, máscaras, disfraces, payasos, ilusionistas y demas...

Alberto Luque -

Algo mal habrá hecho la izquierda como para que los obreros quieran votar a la derecha...

Teresa Villar -

Los partidos políticos de hoy en día se empeñan más en informar de las predicciones sobre quién va a ganar las elecciones que en el verdadero contenido político del programa.

Ignacio Álvarez -

Si de verdad llaman a Sarkozy el Bush frances, estamos servidos la verdad. Me asombra lo que dice de cantar la Marsellesa antes de comenzar las clases, lo de la limpieza social y etc.
Y lo peor es que se lleva las papeletas, y si siguen así supongo que Le Pen será el siguiente.

Es una pena la muerte de Abbe Pierre, y que Nicolas Hulot se haya apartado de la escena política, cuando era alguien con sentido común. Lo que yo no entiendo es por qué lo de los Hijos de Don Quijote tuvo el impacto que tuvo, como lo de Hulot, en la sociedad francesa y en la prensa, y digais que Sarkozy tiene la mayoría de los votos para ganar las elecciones. Estoy seguro de que no conseguirá una vitoria total, por que Royal es tambien muy popular entre los franceses, creo yo.

Teresa Montesinos -

Estoy de acuerdo con Emma. Pienso que los políticos están tan inmersos en su constante lucha contra la oposición y en la obsesión por detentar el poder que olvidan al pueblo y sus necesidades. El egoísmo lo inunda todo.

Silvie -

La situación no es nada fácil y la verdad esque es bastante delicada... a mi me dan mucho miedo los resultados de las elecciones porque más que nunca van a ser decisivos.
Sarkozy es el que partucularmente más miedo me da... el ya conocido como "le Bush français" tiene todas las papeletas para ganar y eso me inquieta porque se está aprovechando de la situación de temor social para llegar a ser Presidente. Se alimenta de los miedos de la gente.
¿ Qué es eso de cantar el inmo de la Marseillaise todas la mañanas antes de empezar la jornada escolar? ¿ Donde están los limites de la limpieza social que pretende llevar a cabo? Tiene unos valores extremadamente nacionalistas... como si precisamente fuese eso lo que necesitaramos...
Yo quiero apostar por Segolène Royal que a pesar de todo parece estar más estable y más dialogativa...
Ya tubimos un susto enorme con Le Pen, sé que Sarkozy no es tan exagerado como él... pero siguen más o menos la misma liena...
Espero que la gente no se deje nublar y sea inteligente más que impulsivo en el momento de los votos.

Rubén -

Los gobiernos de derechas serán lo peligrosos que quieras Noelia , pero resulta descorazonador como en Francia y según todas las encuestas la clase obrera irá a votar masivamente a Sarkozzy y a Le Pen. El segundo afortunadamente no conseguirá el poder , a lo sumo llegará a la segunda vuelta . Pero si gana el primero que se preparen los obreros , ya que el señor Sarkozzy es partidario de aumentar la jornada laboral , ya que como dijo en varias entrevistas para él el problema de Francia es que los trabajadores son unos vagos y no quieren ampliar su número de horas laborables ni aprender inglés. En fín , a veces creo que la gente acude a votar sin leer la prensa ni conocer lo que piensa el candidato.

Emma Bernardo -

Los políticos superponen sus propios intereses a los del pueblo; dándoles la espalda; enfrascados en sus intereses partidistas. La consecuencia es el desencato del pueblo que termina en una indiferencia que se plasma en la baja participación en las urnas. El nivel político no da la talla.

Noelia (Roja) -

Los gobiernos de derechas son muy peligrosos, en particular para la clase trabajadora. Si consiguen el poder en Francia, en España o en cualquier Estado miembro, luego adquieren peso en el Parlamento Europeo y dictan Directivas que vinculan a esos Estados y nos "enculan" a los trabajadores.

Maximiliano de Xochimilco -

Una verdad dura de tragar.