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J. C. García Fajardo

Si quieren ayudar a UNICEF que lo hagan sin alharacas y sin valerse de un Mercedes o de un piso

Una lectora de Valencia obtiene el primer coche sorteado por EL PAÍS a beneficio de Unicef 

 Me apena que El País se avenga a esta vergonzante y falsa políica de ayuda a UNICEF, pero más me avergÜenza que la admirada Asociación de la ONU, se preste a estos chalaneos de marketing y d e publicdad. Pero ya llkueve sobre mojado: hacxe años, las ONG de la Coordindadora d eongd nos alzamos contra unamiserable campaña de tabaco Fortuan  DIRIGIDA A LOS MAS JOVENES con el slogan For 0'7    La beneficiaria era UNICEF hasta que, ante el clamor, se dio de baja y se obligó a Fortuna a retirar esa publicidad. Si todo vale, hasta anunciar tabaco o bebidas alcohólicas o  ¿por qué no blanquearles el dinero procedente del narcotráfico? No exagero. Hay que denunciar estas inf¡dignas campañas d emarketing que pretenden aprovecharse de las ONG y, por desgracia, nunca faltan algunas que como, en lo del baile ese de los lunes, ponen la mano. Hombre, no. Si las personas quieren ayudar en labores sociales que lo hagan, sin recibir nada a cambio, por el placer de compartir. EL FIN NO JUSTIFICA LOS MEDIOS. Si estos no son buenos no se transformarán porque el fin lo sea. Nesemu

1 comentario

Estibaliz Ortiz de Orruño -

Enfermos de información es el título del libro de Todd Gitlin. Avasallados. Carcomidos de información. Todo está mediatizado hoy día. Parece que lo que no sale en la tele, no es bueno, no tiene la suficiente relevancia o el peso necesario de audiencia, que hace que te sientas parte del circo, y que compres lo que ellos te dicen que compres, como tu vecino y tu compañero… Todos con la estúpida marca comercial y mediática bajo el brazo, carcomidos y avasallados, como ya digo, por unos medios que se han inventado la realidad, y que han conseguido que la audiencia se la crea y se retro-alimente de ella, en un juego tan peligroso, como absurdo. Y por supuesto, del que no se puede escapar. ¿De qué me serviría a mí apagar la televisión, acabar con ese sarao, si al llegar a una zona común, todo el mundo habla de lo retransmitido en la caja tonta? Y es que ELLA es realidad. ¿Cómo es posible que hayamos llegado a este punto?

Lo mismo pasa con la caridad, las ganas de ayudar al prójimo. De hacerlo, que sea por la tele, para que me vean los conocidos y todos piensen que soy una gran persona, y que me voy a dejar los higadillos bailando bien el mambo number five para donar ese dinero. Qué maravilla. Da gusto verles embutidos en lentejuelas para destinar esos votos del público, traducidos en dinero, a las monjitas que dan sopa a los pobres. Esto, señores, es de mal gusto, es de falta de ética, es jugar con lo realmente duro y trascendente y manipular a la opinión pública, haciéndola creer del favor que estamos haciendo.

La información, que parecía venir para abrir nuestras mentes, para hacernos más tolerantes al conocer otras cosas, ahora nos resulta asfixiante, y se vuelve en nuestra contra. Nos maniputa a su antojo, nos domina. Ahora sólo damos por válidas esas informaciones. Me pregunto si llegará un día en el que ya no nos atrevamos a pensar distinto que ellas, ni a criticarlas, ni a creer que puede haber otra forma de hacer las cosas