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J. C. García Fajardo

Suiza se blinda tras sus muros de marfil rechazando a personas procedentes de países en donde sus empresas hicieron tanto dinero

Los suizos están a punto de aprobar una de las leyes más restrictivas de Europa sobre el derecho de asilo e inmigración extraeuropea.  todas las encuestas y previsiones dan como seguros ganadores a los partidarios del endurecimiento de las leyes actuales en materia de extranjeros.
La naturaleza de la nueva ley que Suiza piensa aplicar puede ser resumida como un abrir de par en par las puertas a los ciudadanos de la UE y cerrarlas definitivamente a los extranjeros extracomunitarios, salvo a aquellos con un alto nivel de estudios y formación profesional.
La nueva ley sobre refugiados prevé penas de hasta cinco años de prisión y más de 300.000 euros de multa para quienes dieran albergue a extranjeros con una orden de expulsión en firme. NO SE RESPETA EL DERECHO AEJERCER EL ASILO. Igualmente pretende eliminar todas las ayudas sociales, incluidas las de emergencia, a todos los extranjeros cuya demanda de asilo sea considerada improcedente. Entre otras medidas de fuerza, la ley propone también penas de hasta dos años de cárcel para los recalcitrantes y los extranjeros que se nieguen a abandonar el territorio de propia voluntad.
La postura que mantienen los partidarios de la ley es que la UE y Europa del Este deberían ser más que suficientes para proporcionar a Suiza la mano de obra necesaria en los empleos de baja cualificación.
La reunificación familiar para los no comunitarios será posible para los niños de hasta 12 años, a fin de permitir "la plena integración de los menores en la sociedad suiza". Pasada esa edad, en principio, las demandas de reunificación pueden ser rechazadas, aunque no así para los europeos, que pueden pedir la reunificación familiar hasta los 21 años. Esto hace que numerosos críticos hablen de "un doble rasero inmoral y una discriminación rayana en la ilegalidad".
Con más de un 20% de extranjeros, Suiza ha sido tradicionalmente un país de inmigración, en el que existen hoy más de 100.000 trabajadores clandestinos de los que más del 30% estarían ocupados en negro en el servicio doméstico. 
Los detractores, entre los que se encuentran la izquierda, las iglesias y numerosos movimientos sindicales y sociales, ven en estas leyes "un endurecimiento innecesario de una ley que ya es muy dura" y "la creación de dos categorías de seres humanos: los europeos y los no europeos".

Suiza ha vivido encerrada en sí misma excepto para acoger y gestionar los capitales sin importarles su origen. Mucho de ese dinero procedía de la explotación de riquezas y ciudadanos de otros países, pero Suiza igual recibió dinero de nazis que de judíos, de jerarcas soviéticos que de mafias rusas, de israelíes y de árabes. Presumió de vivir sin necesidad de un gran Ejército pero ahora no hay muros que protejan de las amenazas que pueden padecer porparte de quienes excluyen y rechazan

1 comentario

Belén -

Todo el mundo abre sus puertas al dinero, de las personas, en cambio, se puede prescindir.