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J. C. García Fajardo

¿A qué jugamos? Principado de Liechtenstein, paraíso fiscal para blanquear dinero del crimen organizado

Los medios de comunicación han llenado espacios y horas con la aplastante victoria sobre el equipo de fútbol de un país inexistente excepto por ser uno de los paraísos fiscales más tenebrosos del mundo, es la sentina de la banca suiza. El mayor banquero es el Príncipe reinante que siempre amenaza con retirarse a su palacio de Viena si le recortan alguno de sus inmensos poderes reales que allí son los financieros. Muchísimos deportistas, miembros de familias reinantes y de la jet society, junto con los más sórdidos negociantes blanquean allí dinero procedente del narcotráfico, de la venta de armas y del crimen organizado disponen allí de facilidades fiscales increíbles. Muchas inmobiliares de renombre saben de qué estamos hablando. Pero todos callan porque en esa sentina se llevan a cabo operaciones fraudulentas relacionadas con la caida de gobiernos, la compra de políticos venales y el infernal tráfico de armas, que ningún país democrático y serio permitiría. Las instituciones suprancaionles y las de la Unión Europea tendrían que denunciar y acabar con las prácticas que se llevan a cabo en el país con mayor renta per cápita cerca de 40.000$, pero que pertenecen a unos pocos transnacionales. ¿Conocen nuestros deportistas y sus incondicionales la realidad de este "país"? Me temo que no, como tampoco podrían explicar las realidades de San Marino o de Mónaco.

Veamos algunos datos y sugiero abrir un debate sobre los paraísos fiscales de Gibraltar, Mónaco, Bahamas, Jamaica, y el resto hasta una treintena conocida y documentada, pero que sirve a los intereses de la CIA, del MOSAD y de la mayoría de servicios de inteligencia del "mundo libre" por su eficacia y discreción. Situado entre Suiza y Austria, el último principado independiente de la monarquía austrohúngara, tiene una superficie de 160 km2 y una población de 37.000 personas. La capital Vaduz tiene menos de 6.000 habitantes. Hablan alemán y son católicos en un 90%. Gobierno: monarquía constitucional. Príncipe Hans-Adam II, jefe de Estado, desde noviembre de 1989. Tiene un Gobierno de opereta siempre bajo la amenaza de que el Príncipe se marche con sus caudales y deje el país en la ruína. Es miembro del Consejo de Europa, mantiene una unión aduanera y monetaria con Suiza, que lo representa en el exterior.  Ah, su Fiesta nacional es el 14 de febrero.  El origen de ese peculiar "país" fue cuando el príncipe Johann Adam de Liechtenstein compró la señoría de Schellenberg y el condado de Vaduz y en 1719 el emperador Carlos VI de Alemania convirtió en "principado del Imperio", con el nombre de Liechtenstein, a los dos señoríos de Vaduz y Schellenberg, para su fiel servidor Anton Florian de Liechtenstein.
En 1806 Liechtenstein fue incluido por Napoleón en la Confederación Renana, una liga de 16 estados pertenecientes al Imperio Alemán. Napoleón les garantizó la independencia estatal y éstos lo reconocieron como protector. Fue así como Liechtenstein adquirió también su soberanía.
En el Congreso de Viena de 1815, el principado ingresó en la Confederación Germánica hasta que su disolución, en 1866, dio lugar a la ruptura de los últimos vínculos jurídicos con Alemania. Liechtenstein carece, desde 1868, de fuerza militar. Entre 1852 y 1919 (fin de la Primera Guerra Mundial) existió un convenio aduanero entre el principado y la doble monarquía austro-húngara.
Las elecciones parlamentarias de marzo de 2005 contaron con un alto porcentaje de sufragantes (87%). En las mismas, el "ganador" fue el Partido de los Ciudadanos Progresistas (FBP) que conquistó el 48,7% de los votos,seguido por la Unión Patriótica (VU) con el 38,2 %. Los ecologistas de la Lista Libre (FL) alcanzaron el 13%. 
 
La economía del principado está estrechamente relacionada con la de Suiza, habiendo desaparecido los controles aduaneros en la frontera de ambos países. La banca y los servicios financieros son la industria principal del principado, con un producto nacional bruto por habitante (en la última década del siglo pasado) de 35 mil dólares anuales, uno de los más altos del mundo.
La combinación de un bajo nivel impositivo con la facilidad de procedimientos y una buena protección de la confidencialidad bancaria hicieron de Liechtenstein un controvertido paraíso fiscal, que en la última década del siglo pasado se vio envuelto en un escándalo de blanqueo de capitales.
Tras revelarse en 2000 un informe reservado de los servicios secretos alemanes (BND) que señalaba a Liechtenstein como el más importante centro de lavado de dinero en Europa y uno de los más importantes del mundo, el Grupo de Acción Financiera Internacional sobre Blanqueo de Dinero (GAFI) incluyó al principado en una lista de paraísos para operaciones ilegales de dinero.
Pero unas oportunas modificaciones formales en su legislación fiscal les permitió desaparecer de la lista negra del GAFI. A pesar de esto, tan solo en los primeros siete meses de ese año, Liechtenstein recibió 107 solicitudes de cooperación judicial de países extranjeros en materias relacionadas con la delincuencia económica o financiera, debido a las facilidades de procedimiento que aportaba la nueva legislación de ayuda judicial internacional. La justicia del principado se basó en esas normas para cumplir, por primera vez, una sentencia judicial procedente del comercio ilegal de drogas.
No obstante las nuevas normas de control, los vecinos europeos de Liechtenstein y las organizaciones internacionales han estado ejerciendo presión sobre las tierras del príncipe Hans-Adam para que modifique aún más la legislación que, según éstos, todavía permite el blanqueo de dinero y la evasión fiscal. Los banqueros -entre ellos el propio príncipe, titular del LGT Bank, el mayor de Liechtenstein- dicen que una reforma bancaria más amplia de la que ya se ha llevado a cabo pondría en peligro gran parte de los 70.300 millones de dólares que se gestionan en el principado.
El monarca no controla el gobierno electo ni el cumplimiento de la regulación, por lo que ha amenazado con marcharse a Viena y trasladar los activos de su familia al extranjero, en caso de que los cambios en materia fiscal exigidos desde el exterior amenacen sus negocios.
Un referéndum, realizado en marzo de 2003, otorgó nuevos poderes políticos al príncipe Hans-Adam. En agosto de 2003, este auténtico Capo pero admitido en la jet mundial por los favores y servicios que les presta, anunció que entregaría el poder a su hijo, el príncipe Alois, aunque continuaría ejerciendo como jefe de Estado.En agosto de 2004, Hans-Adam II transfirió formalmente el poder al príncipe Alois. Adam II, según lo previsto, continuó ejerciendo como jefe de Estado. Alois, el mayor de los cuatro hijos de Adam II, cursó estudios en la academia militar Sandhurst del Reino Unido. En 2003, el Consejo de Europa criticó a Liechtenstein por las enmiendas constitucionales que incrementaron los poderes de la familia real. Las mismas otorgaron el veto a nuevas leyes y el poder de dimitir a gobernantes por la sola voluntad del monarca. Alois, quien apoyó a su padre en esas instancias constitucionales, declaró que Liechtenstein podría abandonar el Consejo de Europa si ese organismo pretendiera monitorear la democracia en su país. A exigir el cumplimieneto de los compromisos internacionales el principito le llama monitoreo.
Todo esto está sucediendo en Europa... a los ojos de todo el mundo.... por unas papelinas encontradas a un pobre desgraciado (que no fuerza a nadie a comprárselas sino que actúa según las divinas leyes de la oferta y la demanda) lo mandan años a la cárcel... y  estos más que ladrones de opereta se mueven en todas las instancias sociales. Pero nadie en el Comité Internacional de Fútbol se atreve a denunciar a estos auténticos depredadores porque financian con largueza a muchas personas e instituciones de los comités oportunos. Pero España, con su toro y con su bandera, ha obtenido una aplastante victoria sobre sus contrincantes...
 


 
 

1 comentario

Javier -

menudas "realidades nacionales" tela... saludos!