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J. C. García Fajardo

Sólo la negociación podrá traer la paz

Tomo del General Alberto Piris unas importantes reflexiones sobre la guerra que Israel está extendiendo como ejecutor de la política imperialista de los halcones de Washington: "  Dos relevantes historiadores judíos han publicado estos días interesantes comentarios en El País y en el International Herald Tribune. Martin van Creveld, al autor de “The Transformation of War” —indispensable texto de teoría militar— afirma en el diario neoyorquino  “En esta guerra, también, la victoria es poco probable”. Como antecedentes cita la invasión de Afganistán por la URSS en 1979, que en pocos días ocupó Kabul pero que 10 años después hubo de retirarse, derrotada en una paz imposible. O la rápida invasión militar de Irak en 2003, cuando EEUU tomó Bagdad en tres semanas de ofensiva, y que hoy se valora como un resonante fracaso político de difícil salida.
No debiera sorprender su conclusión: “Si la Historia sirve de guía, Israel no alcanzará la victoria completa aniquilando a Hizbolá; la paz se logra mediante negociación, no por la fuerza de las armas”. Para él sería suficiente con que, logrado el alto el fuego, la ofensiva israelí hubiera alcanzado un solo objetivo: mostrar a los países vecinos, especialmente a Siria, lo que puede sucederles si se les ocurre iniciar una guerra contra Israel. ¡Pobre objetivo para tanta destrucción y muerte!
Tom Segev, el polémico historiador judío desmitificador del sionismo, criticado por igual desde la derecha y la izquierda, recordaba en el diario madrileño (1-ago-06) los orígenes terroristas del Estado de Israel. Rememoraba el atentado en el hotel Rey David, hace ahora 60 años, en Jerusalén, donde “por desgracia” —según versión oficial— murieron víctimas inocentes a manos de los luchadores clandestinos del futuro Israel, a los que allí está vedado calificar de terroristas. (Se trata de los grupos terroristas Irgun  y Stern cuyos jefes han sido Ministros del Estado de Israel y jefes de su ejército. Vale la pena entrar en Internet y conocer algo acerca de esos gudaris que consiguieron crear un estado con la ayuda de EEUU y del lobby sionista. No es un ejemplo a seguir en otras latitudes).
Frente a la teoría oficial israelí —adoptada por Bush— de que las acciones árabes reflejan siempre “una mentalidad terrorista”, mientras que Israel solo daña a inocentes por casualidad o forzado por las circunstancias, Segev recuerda que en los 60 años transcurridos desde entonces, Israel ha infligido penalidades a dos millones de civiles, incluidos los 750.000 que perdieron sus casas en 1948, y a los 250.000 palestinos que emigraron de Cisjordania en la Guerra de los Seis Días. Ahora, decenas de miles de libaneses se ven obligados a abandonar también sus viviendas, y han muerto centenares de civiles. Concluye así: “Todo acorde con el espíritu del hotel Rey David. Uno siempre puede decir que se produjo un contratiempo”. Es un modo suave de revelar el trasfondo terrorista de la actuación del gobierno israelí.
Concluyamos con el comentario de Michael Hirsh, periodista de “Newsweek” (26-jul-06), que a su modo recurre también a la historia de las guerras: “Llevamos casi cinco años de guerra contra un grupo de 500 a 1000 terroristas, según se dijo inicialmente. Por si alguien quiere echar cuentas: han pasado 1776 días desde el 11-S; esto supera en más de un año los 1347 días que transcurrieron entre Pearl Harbour y la rendición de Japón. Y la guerra sigue extendiéndose. Ahora incluye también a Líbano”. Es otra forma discreta de mostrar el fracaso de la guerra universal contra el terrorismo, ante los que, falsamente, quisieron establecer un paralelismo entre el ataque japonés a la base naval estadounidense del Pacífico y los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001 contra Nueva York y Washington, con el fin de excitar el patrioterismo y las ansias de venganza.

 
 

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