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J. C. García Fajardo

Retazos de la Luna azul 022: Higos carmesíes

Con los últimos calores de septiembre el Maestro los animaba a recoger higos carmesíes, muy propios de aquella región de China. No se trataba de brevas, que allí también brotan más tarde, si no de higos redondos que destilaban almíbares disputados por las abejas.
Así, cada tarde, al regresar de la charla del Maestro a los monjes del monasterio, los tres se arremangaban sus túnicas, ataban sus mangas con una cinta y se echaban a la espalda cestos de mimbre que habían tejido durante el verano. Salían del recinto del monasterio apoyados en largos cayados y, cubiertos con sombreros cónicos de fina rafia, seguían los senderos menos frecuentados para no coger los frutos fáciles que estaban al alcance de los aldeanos.
Una tarde, cuando regresaban cargados y cansados, a Sergei no se le ocurrió otra cosa que gritar “¡Paso! ¡Abran paso!” a una comitiva de paisanos que se dirigían a enterrar a un familiar. El Maestro depositó su cesto en el suelo. Soltó sus mangas y los bajos de su túnica, saludó al cortejo y los acompañó con salmodias y cantos hasta el lugar del sepelio. Con toda la calma del mundo, saludó a los familiares y después regresó para recoger su cesto y dirigirse en silencio al monasterio.
- Alma noble, - musitó Sergei -, lo siento. Pensé que deberíamos estar en el monasterio para la hora de la meditación.
- ¿Y qué hemos estado haciendo, alma de Dios, qué hemos estado haciendo durante todo el paseo? ¿No crees que acompañar en su duelo a una familia es tan importante como sentarse en silencio en la ribera del río?
- A mí me parece que es más.
- Tampoco, Sergei, tampoco es eso. En la dimensión auténtica el más y el menos no existen. Nos organizamos con algunas reglas para facilitar la convivencia. Eso es todo. Las reglas, los horarios y los supuestos deberes ceden ante la hermosura de vivir con espontaneidad y sencillez.
- ¿Para qué existen, entonces, las reglas, Maestro?
- Por causa de aquellos que creen que no son necesarias. Recuérdame mañana que te cuente una historia que le sucedió al Mulá cuando estuvo en Bombay.
 

José Carlos Gª Fajardo

 

15 comentarios

felicitas -

Uno debe cumplir la normas y reglas por que lo considera necesario, porque establece los límites y fronteras de las relaciones con otros, pero sobretodo porque guardan relación con su ley de vida y tienen su razón de ser.

“En cuanto alguien comprende que obedecer leyes injustas es contrario a su dignidad de hombre, ninguna tiranía puede dominarle.” Mahatma Gandhi


SEVILLANO -

Normas para mantener el orden, de acuerdo, pero a qué precio...Nos imponen todo tipo de leyes que están haciendo que los individuos parezcan clones entre si.

Estamos guiados por patrones predeterminados que ayudan a que las altas esferas del poder tengan un control absoluto sobre nosotros, y lo que es peor, controlan hasta nuestra forma de pensar.
Quizá para lograr ser libres lo mejor sería saltarse estas leyes.

Sonia Sanz -

El problema es que a veces La mente borra los deseos del corazón; o bien que el corazón nos dicta una cosa y nuestra razón opina todo lo contrario. Las reglas ayudan a organizar, a actuar en determinadas ocasiones, pero pueden ser enemigas de nuestro verdadero yo.

leticia -

Las normas son cosas impuestas que muchos creen que es lo adecuado, pero a veces, lo adecuado es saltárselas.

Jarkoe -

La libertad es, creo, ese aliento de la capacidad de elegir, de aprovechar sin miedo cada oportunidad que se nos ofrece o que nosotros mismos soñamos...entre otras cosas. Y ante esa libertad las reglas pueden ser una brutal amenaza, o no; hay reglas que todos deberíamos aceptar sin necesidad de que estén firmadas por cualquier órgando "responsable" (todas aquellas que facilitan una relación voluntaria y libre, siempre basada en la comprensión). Pero hay reglas que pretenden imponer limitaciones a decisiones, acciones, que sólo a tí o a mí incumben, o a este grupo o aquel, sin que puedan afectar a la libertad del otro. Una cosa es el contrato social de los hombres justos y otra la represión, la falta de respeto... Aunque siempre podremos saltarnos las reglas, ¡que no lo olviden!

Juan Monge -

Un autómata del corazón...

Belén -

El problema no son las reglas, lo malo es que las personas hagamos las cosas de forma automática, sin preguntarnos por qué o qué estamos haciendo.
Mucha gente sigue las reglas porque sí, sin ningún motivo, pero otros muchos las siguen sabiendo lo que hacen. Luego están los que se las saltan, unos con mejores intenciones que otros...
Lo fundamental es hacer lo que hacemos de forma coherente y, sobre todo, porque queremos.
Eso es lo que nos diferencia de los animales.

Estrada -

Las reglas no serían tan necesarias si todo el mundo se comportase con los demás como le gustaría que lo tratasen a él.

Jorge -

Pero si no se siguen ciertas normas, se cae en la anarquía y por ende en el Caos. Y el vivir la vida se haría imposible para la comunidad.

Sánchez Vigo -

"No se trata de estar vivo, sino de vivir". Es una frase que dijo el profesor en clase hace algunas semanas.
Estando vivo se siguen las normas, viviendo se ve que es posible el saltárselas de vez en cuendo.

Juan Monge -

Una sábana blanca bajo la que me muevo de la cama al lavabo.
Alguien dijo una vez que la libertad era toda esa sangre que dejamos escapar del cuerpo con la esperanza de que algún día vuelva a entrar en él. Por la nariz, por la boca, por los ojos.
Yo no sé lo que es la libertad... pero cada día la vida me parece de un blanco más imposible. Y digo ceguera, que no pulcritud.

lAuRaaaaaaa -

Si siguieramos las reglas del corazón a veces encontraríamos que las cosas más pequeñas son las que pueden llenar de ilusión a las personas más sinceras.

Cristina -

Vivir la vida de forma espontánea nos hace en cierta medida más libres, pues no nos sentimos atados por horarios y reglas que \"deberíamos\" seguir. Debemos hacer en cada momento lo que sintamos de verdad qeu tenemos que hacer y no lo que nos obligan o nos dicen, para eso hay que saber ser espontáneo y además saber cuando hay que serlo.

enovilla -

Las reglas y normas son algo que están ahí, como las trate cada uno es cosa unicamente suya, hasta que empiece a afectar al resto de personas que tiene alrededor.

Toribio M.A. -

Espontaneidad, sencillez y sobre todo respeto, porque si existe respeto las reglas quedan subordinadas a éste.