Blogia
J. C. García Fajardo

Retazos de la Luna azul 008: Cuánto vale un hombre

Un día, les contó el Maestro durante el paseo de aquellos atardeceres de septiembre:
- Estaba Mula Nasrudín en la Corte del emperador Tamerlán y éste le dijo para probarlo: “Mulá, pídeme lo que quieras”. El Mulá respondió rápidamente: “¡Un millón de soberanos de oro!” “¡Hombre, - respondió Tamerlán -, ¿no podría ser algo menos?. “Pues, ¡cinco monedas de cobre!” – le dijo con el mismo entusiasmo Nasrudín. “Pero Mulá, amigo, ¿no hay cierta desproporción entre esas cantidades?” “Sí, Majestad, tú vales un millón de soberanos de oro, yo valgo cinco monedas”
- ¡Cómo afinaba el Mulá! – dijo admirado Ting Chang -, con razón el Emperador lo tenía cómo interlocutor preciado en una Corte en la que cada uno le decía lo que el Emperador quería oír mientras que Nasrudín ponía de manifiesto las ataduras en las que vivía preso Tamerlán.
- Eso es, - dijo el Maestro comiéndose un melocotón casi púrpura-.
- ¡Tengo que pensarlo! - Murmuró Sergei, mientras se iba a avivar el fuego para la cena -.
 

José Carlos Gª Fajardo

9 comentarios

olincer -

una persona no vale por la posicion en que este ,vale por lo que quiere aspirar y logre cometer...no crees?

Sergei -

Yo no sé lo que vale un hombre... pero vuestros comentarios no tienen precio, amigos :)

Dorian Gray -

La gente que realmente vale es aquella que te dice las cosas que no quieres oír para beneficiarte. Es muy fácil adular para granjearte amistades...

Jarkoe -

El precio de la alabanza ciega es tan inútil...mejor no hablar de cifras, sino de cambio. Creo que también debo pensarlo... porque estoy demasiado de acuerdo con María...

María -

Las personas que más valen son aquellas que lo ignoran.

enovilla -

¿y que precio tenían aquellos que le decían a Tamerlán lo que quería oir?

Belén -

Si los demás saben lo que te gusta oír y si eso es para ti lo único a lo que te puedes enfrentar, estás en desventaja.
La picardía y la inteligencia le abrieron al Mula Nasrudín muchas puertas, porque sabía de que pie flaqueaba cada uno.

Javier Ibáñez -

Que búeno sería valer un millón creyendo pareciendo valer cinco monedas

Sonia Sanz -

Igual que Sergei, yo también tengo que pensarlo un poco.