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J. C. García Fajardo

Retazos 094: Guerrero de los sueños

Llegó un día al monasterio un rico comerciante a hacer una importante donación al Abad. Éste se lo agradeció prometiéndole que la comunidad lo tendría presente en sus plegarias porque compartía sus riquezas con los pobres. “Sí, padre Abad, por eso lo hago porque sé que ayudáis a todos los pobres del condado. Pero, ¡yo querría pediros el favor de que me recibiera el Maestro que habita en la cabaña que está junto al río!” El Abad hizo las gestiones y envió al comerciante a presencia del Maestro, acompañado por su asistente Sergei.
Mientras éste preparaba el té, tenía la antena puesta y oyó este diálogo:
- Maestro, estoy desesperado. Alguien me ha echado el mal de ojo. Todo me sale mal. Mi mujer está enferma, los negocios no van como antes y yo me siento abatido.
- Ya pasará, amigo, ya pasará. Es ley de vida que los sucesos venturosos y las pruebas se alternen para madurarnos.
- ¡Pero es que yo no puedo más, Maestro! Tú puedes hacer un milagro. ¡Ayúdame!, - le suplicó dominado por su obsesión.
- Bueno, - le dijo con calma infinita el Maestro que conocía bien a esta clase de devotos -. Por fortuna, conservo el amuleto que me entregó un día mi Maestro. Te lo voy a entregar, pero no se lo digas a nadie. Ponle una cinta y cuélgalo del cuello. Cada día reza una plegaria por los más desdichados de este mundo.
- ¡Así lo haré, Maestro!
- Pero recuérdalo bien: Cada vez que te acometa el desánimo, agárralo con fuerza y respira hondo, muy hondo, mientras te vas a dar un corto paseo. ¿De acuerdo?
- Así, lo haré Maestro. Te lo prometo.
- Y no te olvides de ser muy generoso con los más pobres, y muy paciente con quienes te rodean.
El buen hombre se marchó sin esperar siquiera a tomar el té que traía Sergei en una bandeja.
- Maestro, - le dijo el asistente muerto de curiosidad -. ¡Nunca me habías hablado de ese poderoso amuleto!
- Ay, Sergei, hay muchas cosas de las que no te he hablado. Esperemos a ver sus efectos prodigiosos.
Pasaron unos meses y el comerciante regresó al monasterio con una gran carga de alimentos para los monjes. Y, de nuevo, pidió al Abad licencia para visitar al Maestro de la cabaña. Cuando estuvo en su presencia, se arrojó al suelo intentando besar sus sandalias mientras exclamaba:
- ¡Oh, Venerable Señor, nunca te podré pagar el milagro que hiciste conmigo! Aquí te devuelvo tu maravillosa reliquia. Te aseguro que no he dicho nada a nadie. ¡Qué gran poder el de este amuleto!
Y caminando de espaldas, mientras hacía reverencias, se retiró acompañado del asistente. Éste, tan pronto como regresó, ligero como una liebre, suplicó al Maestro:
- Alma Noble, ¡muéstrame ese amuleto maravilloso!
El Maestro soltó una carcajada y le dijo:
- ¡Vete y tira esta piedra al río! ¡Fue la que cogiste el otro día para calzar la mesa que pusimos en el jardín!
- No es posible, Maestro, no es posible.
- Mírala, melón, mírala. No he hecho otra cosa que utilizar su imaginación destructiva para dar paso a la imaginación constructiva.
- ¿Tan simple como eso? -, exclamó Sergei.
- El otro día soñaste que te atacaba un león, ¿recuerdas?
- Sí, te lo conté en el desayuno.
- ¿Y cómo lo venciste?
- ¡Pues con una lanza que le arrojé con denuedo!
- O sea que con una lanza soñada has matado a un león ilusorio. ¿Lo ves, guerrero de los sueños?
- ¡Lo que me faltaba!


José Carlos Gª Fajardo

10 comentarios

SEVILLANO -

A veces nos encerramos en nosotros mismos y no vemos más allá. No valoramos lo que tenemos y en lugar de jugar bien las cartas que tenemos, esperamos sentados a que nos lleguen las buenas. Es importante rodearte de gente de verdad, personas capaces de mostrarte una luz, o darte un amuleto cuando no encuentras la salida.

Estrada -

Estoy de acuerdo con mis compañeros. Es como la profecía que se autocumple, si nos empeñamos que no podemos nunca lo vamos a conseguir porque ni lo intentamos. Sin embargo, si pensamos lo contrario nos sorprenderíamos de lo que podemos alcanzar.
Simplemente hay que ser optimista e intentarlo siempre. De todas formas, lo malo ya lo tenemos en un principio; así que lo peor que nos puede pasar es que se quede como estaba.

Sergei -

Tengo por aquí un par de amuletos, por si alguien los necesita.

Pero sólo un par, que el río queda un poco lejos ;)

María -



Si el comerciante lo hubiese mirado desde otra perspectiva se hubiese dado cuenta de que no le iba tan mal. Me refiero a que siempre hay gente que está peor. pero volvemos a lo de siempre. Como nos creermos el obligo de este mundo pues pensamos que nuestros problemas son los más duros.
Por ejemplo, el comerciante podía ver que los negocios le iban mal, pero al menos tiene negocios que a veces prosperan. Hay gente que no tiene ni para comer. Su mujer estaba enferma, peor es que se muriera. Al menos puede pagarle su cura. Otro se mueren de un simple resfriado. Se sentía abatido, pero hay gente que no se siente ni a sí mismo.
Por lo que si hago recuento, el comerciante se podía decir: Soy un hombre con suerte, tengo una mujer a la que quiero y está aquí conmigo, puedo pagar para que se ponga mejor, porque tengo negocios que muchas veces me traen beneficios.

Es mejor ver el vaso medio lleno.
Esa es la cuestión.

Pérez S. -

Todo es psicológico. A veces tenemos ciertos problemas y nos encerramos creyendo que todo lo que nos rodea es oscuridad, pero ciertamente no es así, bien fue el Maestro capaz de hacérselo ver al comerciante.

Laura GM -

Si se quiere se puede. Pero primero hace falta eso, quererlo y, muy importante, creer que se puede, aunque para ello tengamos que aferrarnos a ilusiones o sueños.

Sonia Sanz -

Hace más el que quiere que el que puede. Simplemente a veces pensamos que no podremos hacerlo. Solo nos tienen que dar un empujoncito para asegurarnos de que queremos y podemos. ¡Ay!La pena es que es el esfuerzo venga de fuera y no se capaz de salir de nuestro interior.

Kwei-lan -

Ante la desesperación de que todo sale mal, a veces nos aferramos a cualquier simpleza, sin saber que la manera de slair de esa situación es creyendo en nosotros mismos, apoyándonos en la gente que nos quiere y sobre todo teniendo paciencia.

Patricia Palacios -

Esto sólo es superstición. Ningún amuleto nos va a ayudar a salir de los problemas.
Yo pienso como el Maestro, cuando tenemos un problema, lo único que debemos hacer es agarrarlo con fuerza. Aunque éstos nos hagan sufrir, nos servirán también para hacernos más fuertes en la vida. Tarde o temprano aprenderemos a vivir con ellos.
La vida es como un juego lleno de pruebas que, para ganar, debemos superar.

beatriz martinez -

Muchas veces estamos tan agobiados o ofuscados con algo que no vemos más allá. El maestro con un juego ayudo a este hombre a salir del circulo vicioso en el que se había metido, es decir el auto-compadecerse. En ocasiones alguien nos ayuda a salir de estas situaciones. Yo creo que es bueno que nos ocurran estas dos cosas, que tengamos malos momentos, y que aparezca esa persona que nos da el empujón para ver que lo nuestro no siempre es lo peor.