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J. C. García Fajardo

Retazos 009: Diálogos de peces

Érase una vez un joven pez, determinado y fuerte, que se lanzó a nadar con denuedo. Nadó y nadó venciendo todas las dificultades, hundiéndose bajo las tormentas, surcando las grandes olas e imponiéndose toda suerte de privaciones y esfuerzos para alcanzar su meta. Buscaba el océano pues había oído hablar de él a otros peces más jóvenes que permanecían en el banco.
Se encontró con un pez enorme, ya mayor y con aspecto venerable, y le preguntó acerca del mar y del océano.
- ¿Qué es el mar? He estado oyendo hablar de él pero no sé lo que es.
- Oh, joven amigo, el mar está en torno a ti, - le dijo el anciano dejándose llevar en unas suaves corrientes templadas por los rayos del sol que las irisaba.
- Si eso es así, Maestro, ¿por qué no puedo verlo? Esto sólo es agua.
- Porque el océano está en todas partes. Te rodea. Está dentro y fuera de ti. Has nacido en el mar y morirás en el mar. Tú eres el mar y la vida del océano. Cuando nadas, manifiestas su presencia. Tú mismo estás compuesto de agua y tus células no podrían vivir sin ella.
- No entiendo cómo todo puede ser mar y océano a la vez. No veo ni el agua, pero sé que es esto.
- No son más que palabras. Aún cuando se evapora, continúa siendo agua, pero con otro nombre. Le llaman aire húmedo, nube, tormenta, lluvia y fluye en las ramas y en las hojas de los árboles.
- No he oído hablar de eso. No lo entiendo.
- Nosotros y todo somos agua, formamos parte del mar. Como las olas y las mareas, la espuma y lo que hace que los rayos de sol arranquen brillos de las arenas.
- Si es así, Maestro ¿por qué no puedo verlo?
- Porque está tan cerca y tan dentro de ti que es difícil que lo veas, pero no te inquietes, el mar está aquí.
- ¿Qué hacer?
- Déjate llevar, disfruta y goza de cada instante, sea mar, alga o arena.
Pero el joven pez, después de saludar al anciano, prosiguió su búsqueda nadando sin cesar.

José Carlos Gª Fajardo

10 comentarios

Ángeles -

Es cierto que somos como los peces nadamos en un mundo del que apenas somos capaces de alcanzar a ver lo que nos rodea, y muchas veces, pasamos desapercibidos sin darnos cuenta de lo que relamente tenemos alrededor, de lo que nos rodea, como le sucede al pequeño pececillo. Creo que este texto hace que reflexiones sobre la simple existencia, la vida, aunque a veces no podamos darle sentido a las cosas...es bueno a veces salir del mundo cerrado en el que vivimos cada uno, para, en unas ocasiones, apreciar lo bueno..., pero no quedarse ahí. También hemos de indagar y ver lo malo y no rehuir de ello. Pues de esa forma observaremos la realidad en todo su esplendor.

Nesemu -

La meta es el camino, Borja, amigo
Borja, no hay meta... pero no lo propagues para que no se depriman innecesariamente. No hay nada que comprender, sino caer en la cuenta... que todo es y somos (¿mierda?) energía. Cuando te haces uno con todo ¿qué es lo que hay que comprender? Hoy buscaré un cuento que tengo sobre un matrimonio liberado cuando ella le dice "si todavía eres capaz de distinguir un diamante de una piedra..." Lo voy a buscar
Un abrazo,

mocito -

¿y si no hubiera meta en el horizonte? solo camino...

Cémel -

En ocasiones puede resultar duro aceptar que pertecenemos a algo mucho mayor,a algo inabarcable y extensísimo que, al mismo tiempo, no nos pertenece y del que no sabemos nada. Somos parte de un todo cuya sombra alargada nos ensombrece. la comprensión de esta imposibilidad para comprenderlo todo, suele desembocar en frustración. Nos frustramos ante todo aquello que somos incapaces de manejar, de reducir, de simplificar manoseándolo, inasequibles al desaliento. No nos damos cuenta de que todo es mucho más sencillo,no somos capaces de comprender tantas cosas que ignoramos a fuerza de saberlas. La realidad está tan cerca que produce verdadero terror. tal vez debiéramos dejar de preguntarnos cuáles son los límites de nuestro mundo, pues el oceáno no es muy diferente de una enorme pecera. nademos sin preocuparnos por el sentido absoluto de las cosas, a mí personalmente me cuesta hallar sentido a tal sentido. La vida, a fin de cuentas, es todo lo agradable que se lo permitas.

Alba -

Así es el agua, así es el mundo. Los peces no ven que nadan en agua, no saben que hay algo más fuera, que solo son una parte más del mundo. Que el agua se transforma en distintas cosas. Así somos nosotros. Como los peces, pero sobre la tierra. ¿Cuál es nuestra agua, nuestro océano?

Sergei -

¿Habéis abierto los ojos del todo? ¿Y no os habéis deslumbrado?

Suerte que tenéis ;)

Jonathan -

Bonito relato. Tiene razón Escila: da miedo vivir entre tanta mierda; mierda de todo tipo, en todas las esferas, en todas las ideas, relaciones... En este mundo al revés se hace difícil llevar una vida feliz.

Escila -

A veces yo tampoco sé distinguirme de la mierda que me rodea. Hay que recurrir a la abstracción para poner cada cosa en su lugar.

DANIEL -

Muchas veces por no tener los ojos bien abiertos no vemos lo bueno que tenemos a nuestro alrededor. Tendemos a creer que lo que hay más allá es mejor y nos hará más feliz, sin pararnos a pensar que quizá nuestra felicidad está a nuestro lado. Lo importante no es saber dónde está el océano, sino saber nadar bien por él. Feliz Navidad.

Zola -

La felicidad está en ese "océano"... o como se le quiera llamar