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J. C. García Fajardo

Japón es el gigante despierto de Asia

Ante la impresionante noticia de la privatización de Japan Post, el mayor servicio postal, con 2,5 billones d eactivos y 280.000 empleados, y que ha dado lugar al mayor banco del mundo. (Cfr. al final reproducida esta noticia) me parece del mayor interés leer este artículo del Gobernador de Tokio,Shintaro Ishihara.

José Carlos Gª Fajardo

La pasividad japonesa.

En el acelerado mundo de hoy estamos expuestos a cambios que, durante la Edad Media, podrían haber tardado 200 o 300 años en producirse. El tiempo y el espacio se han contraído, y ahora no ocurre nada de manera aislada. A Japón le está resultando difícil adaptarse a ese nuevo escenario. Se aferra a una Constitución perdidamente idealista e históricamente ilegítima, impuesta por las fuerzas de ocupación de EE UU hace casi sesenta años para impedir su reaparición como potencia militar. El país deja su supervivencia en manos de Washington, se ha olvidado del pensamiento independiente y se ha vuelto débil.

Algunos afirman que Japón puede prosperar como una nación de pacíficos comerciantes. Tal vez era posible cuando EE UU era un guardián solvente. Hoy, cuando se observa su limitada capacidad como superpotencia, esta dependencia es muy peligrosa para el imperio nipón. Resulta irónico que la economía del país –sobre todo, en el sector financiero– corra peligro de hundirse precisamente debido a los estadounidenses, que se suponía que debían avalarnos.

Las tensiones regionales estimulan a Japón a salir de su pasividad inútil. El ‘león dormido’ de Asia no es China, sino Japón

Los japoneses tenían el ánimo y la fibra de los samuráis. ¿Cuándo recuperaremos nuestra virtud nacional, tan bien descrita por la antropóloga estadounidense Ruth Benedict en El crisantemo y la espada? En gran parte, todo dependerá de la evolución del este asiático durante la próxima década, sobre todo en el aspecto militar. Un factor crítico será hacia dónde mire China –con su Ejército en expansión y su obstinado Partido Comunista– y que persiga, o no, sus ambiciones con el mismo tipo de intenciones hegemónicas empleadas en Tíbet. También dependerá de que Pekín, que ha proclamado repetidamente sus derechos sobre territorio nipón, persista o no en sus provocaciones. Me pregunto cómo interpretará Washington su tratado de seguridad con Japón si éste decide enfrentarse a China, quizás incluso en el terreno militar, por la disputa sobre las islas Senkaku, una parte de la prefectura de Okinawa con posibles recursos marinos muy valiosos.

Existen muchas otras incertidumbres. La economía china, recalentada en exceso, está a punto de la bancarrota. ¿Qué forma adoptará la frustración del pueblo chino y cómo estallará? El derrumbe económico del gigante puede desencadenar una desintegración como la soviética que desemboque en la disolución del régimen comunista. Y China no es la única preocupación. Corea del Norte, con un régimen político demencial, está desarrollando una capacidad nuclear y utilizándola como arma de negociación. No olvidemos que se trata de un país terrorista, que ha secuestrado a más de cien ciudadanos japoneses y probablemente matado a la mayoría de ellos. Pyongyang ha advertido que atacaría el territorio nipón con misiles si Tokio decide imponer sanciones económicas, la única palanca con la que cuenta. Dejando al margen la incertidumbre sobre la precisión de los misiles norcoreanos, la cuestión de cómo reaccionarían Japón y EE UU sigue siendo crucial. Estas tensiones e incertidumbres en la región pueden estimular, por fin, al país del sol naciente para que salga de su pasividad inútil y se convierta en una nación fuerte, dispuesta a aceptar sacrificios. Cuando Japón vuelva a mostrar el espíritu que le ayudó a ser el primer Estado no blanco que logró modernizarse, el equilibrio de poder en la región cambiará de forma drástica. El león dormido de Asia no es China, sino Japón. //

Crónica de Gloria Torrijos (tiene varias sobre el tema en El País)




Koizumi (derecha) se felicita con Takenaka (izquierda), ministro de Economía, y Katayama, secretario del Partido Liberal. (AP)
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El Senado del Parlamento japonés aprobó ayer, por 134 votos a favor y 100 en contra, el plan gubernamental para privatizar Japan Post, los servicios postales y la caja de ahorros más grande del mundo, con 2,5 billones de euros en activos y 260.000 empleados. El pasado martes, la Cámara baja aceptó la reforma del gigante financiero. Con este espaldarazo, el primer ministro, Junichiro Koizumi, logra una victoria política.

"Ha sido un milagro en la esfera política. Ahora más que nunca debemos seguir adelante con los cambios", declaró exultante el primer ministro, Junichiro Koizumi, de 63 años, tras la votación. Koizumi vio cumplido el objetivo que persigue desde 1979, cuando era un joven viceministro de Finanzas.

Japan Post, el mayor comprador de bonos del Estado y el mayor propietario de deuda pública, tiene 2,5 billones de euros en activos -principalmente depósitos y seguros- y 25.000 oficinas. Además, sus 260.000 funcionarios la convierten en la mayor empresa de Japón.

Koizumi ha pretendido así adelgazar la inflada burocracia, abrir los sectores económicos en manos estatales a la competencia y con ello a la eficacia, con el fin último de impulsar la economía tras más de una década de estancamiento. La privatización conducirá a una reestructuración de la deuda pública y de la Administración estatal.

Algunos analistas se preguntan si a partir de ahora Koizumi se dedicará con el mismo empeño a reformar otros sectores previstos, como el sistema de la seguridad médica nacional, lastrada por una población de 127 millones de personas que cada vez es más longeva y con un bajo índice de natalidad.

El rechazo del Senado a la privatización de Japan Post el pasado agosto llevó a Koizumi a disolver la Cámara y a convocar elecciones legislativas anticipadas el pasado 11 de septiembre, convertidas en un plebiscito a su programa de cambios, del que salió victorioso con mayoría absoluta. El plan de reformas ha sido apoyado esta semana incluso por aquellos diputados y senadores de su Partido Liberal Democrático (PLD) que hasta ahora eran contrarios a él.

Japan Post nació durante el proceso de modernización en el siglo XIX y su diseminación por todo el archipiélago se aprovechó para ofrecer servicios bancarios. La mayoría de los expertos coinciden en señalar que el éxito de este proceso dependerá de cómo se efectúe la privatización y se usen los fondos.

Japan Post se dividirá en cuatro entidades que se ocuparán de la distribución, los depósitos de ahorro, los seguros y la administración de las oficinas postales. La venta de este coloso a la banca privada se producirá a partir de octubre de 2007, aunque seguirá ofreciendo sus servicios de ahorro y seguros hasta, al menos, 2017

3 comentarios

Alberto -

No son pocos los que habland e un Japón con sed de venganza por la segunda guerra mundial. Yo no me atrevo a decir tanto, pero sí creo que,de una forma u otra, allí debe haber ganas de volver a ser el país dominador de la zona..ya veremos qué ocurre...

Fran -

Espero que eso no alimente los celos de China y no se convierta en un foco de conflicto en el futuro.

Carlos Miguélez -

Es verdad, se habla muy poco de Japón desde que se estancó su economía. Habrá que ver a qué se refieren cuando dicen "un Japón fuerte".