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J. C. García Fajardo

Nesemu: Resucitan crímenes de guerra cometidos por soldados japoneses

Salen a relucir crímenes de guerra de los aliados de EEUU que se silenciaron después de la guerra mundial mientras toda la atenciòn de los medios se volcaba en los crímenes de los nazis. Primaron las razones económicas para no condenar al Jefe Supremo del Ejército nipón, a su Emperador. Había que ayudar a construir a en Japón a la 2ª potencia económica del mundo en ese Asia codiciada por la URSS y por la China emergente de Mao.
Se silenciaron los horribles crímenes cometidos en Corea, en China, en Filipinas y en el resto de los países asiáticos que ocuparon los japoneses.
Parece que conviene a la política del gobierno de China..., pero también sirven para desviar la atención de las torturas y de los asesinatos que actualmente se practican en las prisiones por parte de soldados y agentes de países democrátiocos como EEUU y Gran Bretaña.
¡Es preciso escatar la memoria del olvido! Pero toda la memoria para que no nos narcoticen más con paraísos consumistas y pretendidamente desprovistos de 'ideologías', cuando estamos sometidos a la más perversa de todas: la que oculta su nombre.
Nesemu

/Tenientes japonese compitieron por ver quién cortaba más cabezas de chinos en 1937/

La historia es macabra más allá de lo imaginable. La recoge en tono sombría la Agencia Xinhua: "Un tribunal de Tokio ha rechazado la demanda por difamación contra dos periódicos japoneses que publicaron la historia de dos tenientes del Ejército nipón que, durante la masacre de Nanjing en 1937, compitieron por ver quién decapitaba a más prisioneros chinos. Toshiaki Mukaoi, el "campeón" cortó la cabeza. Takeshi Noda a 105.

En la prensa española, el ralato aparece completo en ABC, donde Pablo M. Díez explica con profusión de detalles lo ocurrido y su contexto:

Como si de una competición deportiva se tratara, el periódico japonés Nichinichi Shimbun informaba a finales de 1937, en plena ocupación de buena parte de Asia, de que dos oficiales del Imperio del Sol Naciente se habían retado para ver quién era capaz de cortar más cabezas durante el asedio a Nanjing, la capital de China en esa época.

«Súper récord de decapitaciones: Mukai, con 106, contra Noda, con 105. Los dos tenientes llegan a la final», titulaba el rotativo, que acompañaba la noticia con una fotografía en la que ambos militares, Toshiaki Mukai y Tsuyosi Noda, posaban orgullosos con sus respectivas katanas.

Al término del conflicto, la prueba documental de tan atroz duelo sirvió para que los tenientes fueran condenados y ejecutados como criminales de guerra por las atrocidades cometidas durante la masacre de Nanjing.

En uno de los episodios más salvajes de la Historia de la Humanidad, entre 140.000, según los aliados, y 300.000 personas, según el Gobierno chino, fueron asesinadas por las tropas niponas en sólo seis semanas, desde que comenzó el asalto el 13 de diciembre de 1937 hasta que la ciudad capituló en enero de 1938.

Orgía de sangre y destrucción

Desde entonces, el macabro juego de cortar cabezas protagonizado por los tenientes se convirtió en un símbolo de la orgía de sangre y destrucción desatada por el Ejército japonés durante la cruel invasión de China, que se prolongó desde 1931 hasta 1945.

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