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J. C. García Fajardo

Perlas VI: Julio II en lecho d e muerte decidió confesarse, después de años

Constantino estaba convecido de que el cristianismo era capaz de devolver al Imperio la unidad perdida, por eso se aprovechó de ella interfiriendo en las disputas entre moralistas de Roma (Donatistas) y teologías en Oriente. No eran tonterías sino que una vez establecidos sus intereses, forzaron la filosofía, los argumentos y las presiones para que todo resultase según sus premisas. Muchas de ellas siempre han adolecido de petición de principio y no muchas disoutas eran argumentos in circulo hasta que por repetición, costumbre y cansancio se adoptaba lo que imponía la autoridad bajo penas realmente desproporcionadas. El Cristianismo no fue creado por Jesús de Nazareth quien ni siquiera tuvo idea de estar creando una Iglesia sino de modificar y extraer lo mejor posible de la fe judía que profesaba, al igual que otros profetas. Pero después de la intervención de Saulo de Tarso se les fue la mano a todos y ya no supieron pararse ni se atrevieron a revisar sus descabelladas conclusiones apoyadas en sofismas inconmensurables. Pero, aceptada la premisa mayor 'todas las vacas vuelan'... tu abuela vuela... pues tu abuela es una vaca. Ríanse pero la mayoría de los dogmas han asumido ese proceso... porque así lo quiso Dios pues el resultado se iba adaptando a sus conveniencias. Y esto es así por mucho que se invoquen a pensadores tan ilustres como los Santos Padres, Agustín, Tomás de Aquino, Buenaventura y todos los demás... partían de un supuesto, la Revelación y nada menos que la Encarnación y la Resurrección de un hombre sencillo y despierto llamado Jesús y, a partir de ahí, fue posible todo lo que quisieron. Utilizaron a Platón o a Aristóteles a Averroes según les convino y cambiaron lo que quisieron para que sus argumentos parecieran correctos. ¿Qué algo no funcionaba? Pues suplet Ecclesia! Es tema de Fe, nosotros no lo podemos explicar, es el misterio, oponerse es pecado, el pecado lleva a la condenación eterna y para salvar el alma del pecador pues lo quemamos vivo en la hoguera... Así, un largo etcétera. Toda la retahila de dogmas que fueron imponiendo son auténticos despropósitos que no soportan una análisis razonable y serio. Así hasta esos colmos de la Infalibilidad pontificia, de la Inmaculada Concepción, de la Asunción de la Virgen, de la Eucaristía, del Infierno o del Limbo o del Purgatorios que a su tiempo eliminaron y se quedaron tan panchos. En muchos temas actuaron como aquel personaje de la Eneida, Procusto, que ponía sobre una cama a los visitantes: ¿que sobraban pies o cabeza porque eran más largos, pues se cortaba lo que sobresalñía, que no alcanzaban la smedidas del lecho, pues los estiraban hasta descoyuntarlo.
Durante veinte siglos celebraron veintiún concilios ecuménicos la mayoría de los cuales son auténticas barbaridades de prepotencia, de presiones, de interferencias de los diversos Emperadores y Reyes, de compras de los electores o de cambios de sedes para dejar fuera a los obispos incómodos. Hubo Concilios en los que participaron más nobles, abades nombrados a dedo, seglares enriquecidos, personajes que habían comprado su cargo por enormes sumas de dinero, después de haber eliminado, no pocas veces, a sus contrincantes. Digo que ha habido concilios en los que había más extraños que obispos. Se puede demostrar... ya irán saliendo.
El caso es que se afirmaba que para salvar a los hombres (¿de qué, me he preguntado siempre) pues era preciso que Cristo fuera Dios, pues hala, lo decretaban así y el que sostuviera ideas peligrosas pues era eliminado, excomulgado, expatriado o sencillamente encarcelado y muerto.
Nunca he podido comprender ese mito reiterado en tantas tradiciones religiosas del Pecado original, del demonio Luzbel transformado en Lucifer, del pretendido Paraíso perdido, del obsesivo control y condena del placer sexual, de la vida amorosa, de las comidas y de tantos aspecto smientras en la cúpula y en los mandos medios una enorme mayoria de Papas y de Obispos durante siglos daba el atronador ejemplo contrario. Recordemos que el gran Papa Julio II constructor de palacios y de templos grandiosos, guerrero y político, que enriqueció hasta el escándalo más increíble a sobrinos a los que hizo cardenales en su adolescencia y jucentud sin tener ni estudios ni aptitudes ni vocación para el cargo... finalmente, en su lecho de muerte, el 20 de febrero de 1513, decidió confesarse y recibir el viático, después de años sin hacerlo. Pidó a los cardenales que se aprestaban a repartirse sus despojos que 'rezasen por él porque había pecado mucho y no había gobernado la Iglesia debidamente'.
Aunque nos adelantemos, recojamos algunos datos aportados en el libro de Laboa: 'era de carácter enérgico y voluntarista; elegido cardenal a los veintiocho años por su tío el Papa Sixto IV de quiénn obtuvo muchos beneficios; todas las rentas le eran bienvenidas y resultaban insuficientes dado su espectacular tren de vida y los palacios, fortalezas y servidores que tenía que sustentar'. Compró a los Borgia gracias a la promesa que no cumplió de nombrar a César capitán general de sus ejércitos.... Sometió con mano d ehierro a diversos señores. Como Cardenal apoyó la elección de Inocencio VIIIcomo sucesor de su tío, pero cuando llegó el turno de Alejandro VI Borgia, llegó a aliarse con el rey francés Carlos VIII contra ese Papa y Julio II legó a animar al rey a que convocase un concilio ¡para deponer al Papa que no le gustaba1.''Poseía un temperamento mudable, vengativo e impetuoso. Su espíritu franciscano brilló por su ausencia. Se dedicó con pasión a refundar el patrimonio territorial de la Iglesia a sangre y fuego, no supo distinguir el plano religioso del político....'' Aguantó otro Concilio en Pisa convocado por el rey Luis XII para deponerlo a él y en el que sólo participaron nueve cardenales, Julio II lo desbarató convocando otro en Roma para excomulgar a sus contrarios...' En aquellos tiempos de crisis en toda Europa, con los luteranos, calvinistas y demás reformadores en plena actividad ni él ni su sucesor de infausta memoria, Leon X Médici, tuvieron la sensibilidad religiosa necesaria par adarse cuenta de la grave situación en que se encontraba la cristiandad. Perdieron una oportunidad formidable de diálogo y de Reformar, pero se aferraron a sus cargos y al poder que habían repartido entre sobrinos,parientes y demás ralea.

Baste por hoy, ya vamos calentando motores para tratar de comprender cómo hemos podido vivir durante veinte siglos uncidos a semejantes despropósitos. Y no vale decir que esto ya es historia pasada y que se trata d e un mundo que no existe... Sólo desde la ignorancia y la inconsciencia se pueden hacer estas afirmaciones

4 comentarios

Virginia -

Sí, hicieron todo eso, sí, no representaban a nadie, sí, casi se cargan la Iglesia, sí ¿pero? ¿cómo han conseguido llegar hasta aquí? Yo creo que somos la última generación que veremos esta Iglesia tan fuerte, creo que se volverá a las catacumbas, pero aún así, resistirán.

JorgeP. -

El tiempo parece ser la principal razón de una mentira. Minuto a minuto se pierde el norte. Me encanta leer esos textos de sabiduría de quienes intentan aprender del camino. Muchos otros han querido inventárselo todo. Y es una tontería jugar a ser Dios cuando el misterio nos viene dado. Los dogmas se hayan en un peligroso equilibrio. También, como un diminuto objeto incrustado en la piel, terminan por salir.

Nesemu -

Alberto, muy bueno, como siempre. Bienvenido a la casa común, a la tuya que compartimos. Aquí nunca serás un extraño pues eres el haz de nuestro envés. Mi casa, mi casa, repetía el Enano verde. Nuestra casa está allí en donde nos sabemos acogidos, esperados y en donde nadie nos pide explicaciones. Porqu enos sabemos queridos. Te esperábamos, amigo
Nesemu
Mañana, lunes, saldré para Madrid.¡Nos vemos!

Rôvënty -

El camino de la vida nos demuestra que no hay verdades absolutas, que nada es como parecía ser. El camino de la vida una y otra vez te lleva a la soledad, a ese tú sin rostro del cual tienes miedo. Porque, ¿no hay una razón por la que existimos? El camino de la Iglesia es otro camino más del ser humano, por el cual van millones de personas. Vuelcan allí sus miedos y se sienten seguros. Pero todos somos exiliados de nuestra propia alma, todos caminamos a ciegas en la caverna. Mi camino me trae de nuevo a Madrid, donde mi casa me recibe como a un extraño. Otra vez a empezar... como Julio II, que la última vez que empezó fue en su lecho de muerte.