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J. C. García Fajardo

Nesemu: Adónde nos están llevando

Ibntresante artículo de Joan Tapia, serio analista y anyiguo Director de La Vanguardia: PARÁLISIS TRAS EL TERREMOTO

• La Europa como zona de libre cambio puede estar derrotando a la Europa como proyecto político*
El no francés a la Constitución ha sido un terremoto. El tren de la unión política ha sufrido no ya un frenazo sino un descarrilamiento. Sin Francia, o sin Alemania, la UE no tiene sentido. Y así lo han constatado los 25 jefes de gobierno, reunidos en Bruselas, al congelar por un año los referendos de ratificación de la Constitución.
Pero la parálisis amenaza con extenderse tanto a la Europa de Niza como a la ampliación. Así los 25 no han logrado un acuerdo respecto al presupuesto para el 2007-2013 y la ampliación ha quedado cuestionada. El fracaso presupuestario puede corregirse, pero parece que Gran Bretaña, y otros países ricos que son contribuyentes netos, como Suecia, Dinamarca y Holanda, están tentados por romper la baraja. El veto a las propuestas razonables de Junker indica que lo quieren renegociar todo. Y aunque tienen sus razones --es discutible que el 40% de los fondos vayan a la agricultura--, la renegociación puede acabar en vendaval destructor que alcance a la Europa de Niza. En la idea de Blair de Europa como un gran mercado, los propios fondos comunitarios --incluso los de cohesión-- pueden ser algo a discutir y recortar sin miramientos. Recordemos cuando Aznar llamaba "pedigüeño" a Felipe González.
Y la concepción de Europa es la clave. El fracaso del referendo constitucional sobre la unión política en Francia y Holanda, países fundadores del Mercado Común en 1956, puede ser el triunfo póstumo, 50 años después, del tratado de la Efta (siglas inglesas de la Asociación Europea de Libre Comercio) que, encabezada por Gran Bretaña, se opuso entonces al Mercado Común. Mientras éste pretendía la unión económica a través del libre comercio y la puesta en marcha de instituciones comunitarias, la Efta perseguía sólo el libre comercio mediante las rebajas de los aranceles. El Mercado Común triunfó hasta el punto de que Gran Bretaña pidió su entrada --vetada por el general De Gaulle-- en 1962. Ahora, tras el no de Francia a la Constitución, la concepción europea de la Efta ha tenido una victoria moral y los países de la Efta --Gran Bretaña, Suecia, Dinamarca-- pueden aspirar a la revancha. Y Blair devolver a Chirac la humillación que De Gaulle propinó a Macmillan en el 62. La Europa como zona de libre cambio puede estar derrotando a la Europa como proyecto político.
La verdad es que tras la entrada final de Gran Bretaña en 1973, el Mercado Común, y el motor franco-alemán, parecían imparables. Gran Bretaña frenaba y Thatcher logró el cheque en 1986, pero el Tratado de Maastricht del 92 y el euro como moneda consagraron Europa como unión económica y zona de cooperación política. Era la Europa de Kohl, Mitterrand, Delors, González. Pero la victoria fue parcial.

LA UNIÓN política se quedó en cooperación intergubernamental a través del Consejo Europeo. El poder supranacional de la Comisión se erosionó y la Europa de los estados primó sobre la supranacional. Las normas eran decididas por los jefes de gobierno en el Consejo Europeo, lo que permitió hablar de "déficit democrático". Además, el Europarlamento no logró superar un papel casi ornamental ya que no tenía poder legislativo y la Comisión, a la que controlaba parcialmente, no era un auténtico gobierno.
La caída del comunismo fue un nuevo factor. Los intereses económicos alemanes, la solidaridad intereuropea y la conveniencia de una zona geopolítica estable obligaban a acoger a los países del Este. Pero dirigentes poco amigos de la Europa política --Thatcher primero, después Aznar y Blair-- vieron en la ampliación una forma de retrasar y diluir el proyecto político. Y cuando el proyecto llegó al fin --la Constitución que reducía la necesidad de la esterilizante unanimidad para tomar decisiones-- topó con un contexto en el que la identidad europea --al pasar de 15 a 25 países y al abrirse a Turquía-- quedaba muy difuminada.
Es difícil que los ciudadanos se sientan partícipes de un proyecto europeo sin haber definido previamente la identidad europea y sin haber marcado unas fronteras. Y más en un momento de incertidumbre por las hondas transformaciones que provoca la globalización. El resultado ha sido el fracaso, al menos provisional, de la unión política. Negar la evidencia es absurdo y por ello la cumbre de Bruselas ha sido positiva. Pero ¿qué futuro tiene el proyecto de unión política? A corto plazo, hasta las elecciones francesas del 2007, parece difícil superar la parálisis. Y la ésta puede aparejar la dilución del proyecto político en una especie de nueva Efta. Se trataría de consolidar la Europa de Niza disminuyendo aún más su sentido comunitario.

PERO LA existencia del euro puede ser una frontera a la dilución. El euro es una moneda común y para sobrevivir necesitará más que un banco central supranacional, necesitará algo parecido a un gobierno. A medio plazo tendremos un dilema: o los países del euro avanzan hacia la coordinación de sus políticas, o el mismo euro puede llegar a saltar por los aires. Italia ya nota algunos inconvenientes de la moneda común sin autoridad política común. Y los ministros italianos más populistas, y más irresponsables --los de la Liga Norte-- ya hablan de volver a una lira, ahora ligada al dólar.
La unión política está paralizada a corto y su futuro es difícil. La solución es una cooperación reforzada de los países del euro. Y esta Europa del euro, que deberá coordinar sus políticas y su presencia en el mundo a través de órganos supranacionales, deberá coexistir con una Europa más amplia basada en el libre comercio y la cooperación intergubernamental. El desafío no es fácil y no se podrá superar sin la complicidad de los ciudadanos. Ello implicará reconocer que la política debe desterrar las vías del populismo, superar las del márketing y adentrarse en el espinoso terreno de la pedagogía.//

2 comentarios

Nesemu para Fran -

Transformemos la tristeza en coraje y la vergüenza en fortaleza, en acción. Tomemos esas pruebas como auténticos desafíos. No más lamentarnos, sino excitarnos y embridar la fuerza del corcel que montamos.
(excitare= despertar, de ciere=poner en movimiento)
'Prior enim excitasti me ut quaererem te= antes me despertaste pata que te buscar. (Agustín)

Fran -

"Tristeza y vergüenza", creo que no se puede expresar mejor los hechos de estos útlimos días que como lo hizo Jean-Claude Juncke, Presidente del Consejo Europeo y primer ministro luxemburgués.