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J. C. García Fajardo

Nesemu: El Adiós

Dedico estas páginas llenas de sabiduría a quienes comparten conmigo este blog. Os sugiero que lo imprimáis y os lo leáis despacio, para poder rumiarlo después. Vale la pena. Muchas ideologías están montadas sobre el miedo a la muerte. Pero ¿dónde está muerte tu aguijón?

Nesemu

Y era llegado el ocaso. Y Almitra, la sibila, dijo: ¡¡Benditos sean este día, este lugar y tu espíritu que ha hablado!!

Y él respondió:

¿Fui yo quien habló? ¿Es que no fui un oyente también?.

* * *
Después descendió los peldaños del templo y todo el pueblo le siguió. Y llegó a su barco y se detuvo sobre la cubierta. Y mirando de nuevo al pueblo, alzó la voz y dijo:

Pueblo de Orfalis, el viento me ordena abandonaros. Menos ligero soy que el viento, mas sin embargo, debo partir. Nosotros los errantes, en busca siempre del camino más solitario, no empezamos un día donde hemos terminado el anterior; y ningún amanecer nos encuentra allí donde nos dejó el ocaso. Viajamos también en tanto la tierra duerme. Somos las semillas de la planta firme en su propósito, y es en nuestra madurez y en la plenitud de nuestro corazón cuando nos vemos lanzados al aire y esparcidos.
* * *
Breves fueron mis días entre vosotros, y más breves aún las palabras que he pronunciado. Pero mi voz desaparecerá en vuestros oídos, y mi amor se desvanecerá en vuestra memoria; entonces volveré nuevamente. Y os hablaré con un corazón más generoso y unos labios más condescendientes al espíritu. Sí, volver‚ con la marea. Y aunque la muerte pueda esconderme, y el mayor silencio envolverme, aún buscaré de nuevo vuestra comprensión. Y mi búsqueda no será vana. Si algo de cuanto he dicho es verdad, esa verdad se revelará por sí misma con una voz más clara y con palabras más propias a vuestros pensamientos.
Pueblo de Orfalis, me voy con el viento mas no desciendo hasta el vacío. Y si este día no es de plena satisfacción de vuestras necesidades y de mi amor, entonces permitidle que sea una promesa para otro día.
Las necesidades del hombre cambian, mas no así su amor, ni su deseo de que este amor pueda satisfacerlas. Sabed entonces, que retornaré del mayor de los silencios. La niebla que se disipa al amanecer, dejando solamente rocío en los campos, se levantará para formar una nube y caerá después convertida en fina lluvia. Y yo no he dejado de parecerme a la niebla. En la quietud de la noche he andado por vuestras calles, y mi espíritu ha penetrado en vuestras moradas. Y los latidos de vuestro corazón estuvieron en el mío, y en mi rostro sentí vuestro aliento, y os conocí a todos.
¡Ay! Supe de vuestras alegrías y de vuestros dolores, y vuestros sueños fueron mis sueños. Y con frecuencia estuve entre vosotros como una laguna entre los montes. Reflejé las cumbres en vosotros y las laderas serpenteantes, y hasta los rebaños pasajeros de vuestros pensamientos y vuestros anhelos. Y hasta mi silencio llegaron las risas de vuestros hijos, igual que arroyos, y los anhelos de vuestros jóvenes, como ríos. Y cuando arribaron hasta lo más profundo de mí, los arroyos y los ríos no dejaron de cantar.
* * *
Pero llegó a mí algo más dulce aún que las risas y más grande todavía que los anhelos. Fue lo que de infinito existe en vosotros: El hombre vasto en quien todos vosotros no sois más que células y nervios; aquel en cuyo canto todas las canciones no son sino vibraciones carentes de sonido. Es dentro del hombre grandioso donde vosotros lo sois también. Y contemplándole a él fue como os contemplo y os amé.
Pues ¿qué distancias puede alcanzar el amor que no se hallen en esa esfera inmensa? ¿Qué visiones, qué esperanzas y qué presunciones pueden superar a la sublimidad de ese vuelo? Igual a un roble gigantesco cubierto con flores de manzano es el hombre grandioso que existe en vosotros. Su poder os liga a la tierra, su aroma os eleva al espacio, y en su infinito sois inmortales.
* * *
Se os ha dicho que aunque semejantes o una cadena, sois tan débiles como el más frágil de sus eslabones. Esta es solamente una verdad a medias. Asi mismo sois tan fuertes como el más fuerte de los eslabones. Mediros por el más pequeño de vuestros actos, es como comparar la fuerza del mar con la fragilidad de su espuma. Juzgaros por vuestros fracasos, es como lanzar la culpa a las estaciones por su inconstancia.
* * *

¡Ay! Sois como un mar.

Y aunque los barcos varados esperan la marea en vuestras costas, no obstante, así como un mar, no podéis acelerar vuestras mareas.
También sois como las estaciones. Y aunque en vuestro invierno neguéis vuestra primavera, está reposando dentro de vosotros, sonríe en su adormecimiento y no está ofendida.
Pensad que no os digo estas cosas con objeto de que podáis deciros unos a otros: "Nos ha alabado con exceso. Soló vio lo bueno que existe en nosotros.''
Solamente os hablo con palabras que conocéis en pensamiento por vosotros mismos. ¿Y qué es el conocimiento de la palabra, sino la sombra del conocimiento sin palabras?
Vuestros pensamientos y mis palabras son oleadas de una memoria sellada que guarda recuerdos de nuestros ayeres. Y de aquellos días antiguos en que la tierra no tenía conocimiento de nosotros ni se conocía a sí misma. Y de noches en que la tierra se haIlaba aún sacudida por el caos. Hombres sabios se han acercado a vosotros para ofrendaros su sabiduría.
Yo vine a tomar de vuestra sabiduría: Y he aquí que he hallado algo que es más grande que la sabiduría. Es la llama del espíritu vuestro que siempre toma más de sí mismo. En tanto que vosotros, despreocupados de su expansión, deploráis la consunción de vuestros días. Es la vida que busca vida en cuerpos con temor al sepulcro.
* * *
Aquí no existen sepulcros. Estas montañas y llanuras son una cuna y un puente. Cuando paséis por el campo donde disteis sepultura a vuestros ancestros mirad bien por aquellos lugares, y os veréis a vosotros mismos y a vuestros hijos bailando asidos de las manos. Lo cierto es que a menudo creáis alegría sin saberlo.


Khalil Gibran

8 comentarios

Nesemu -

Sergei, amigo mío, que caminas con el corazón a la escucha, de ahí lo de oyente... de eso se trataba: de una introducción a la lectura reposada y lápiz en mano del libro. Tengo otros preparados pero antes voy a compartir algo que me ha llegado. Lo pondré en la nueva sección 'Ocaso sin olvido' Yo me entiendo y bailo solo
Nesemu

Elisa -

La palabra y el saber pueden manifestarse de tantas maneras... Y de lo que podemos estar seguros es de que nunca muere.

Sergei -

Profesor, gracias por habernos regalado todos estos retazos de Khalil Jibrán. Yo voy un poco más despacio en la primera lectura del libro, reflexionando cada frase e intercalando otras cosas entre capítulo y capítulo.

Un libro apasionante, apasionante. Saludos de un oyente.

Carlos Miguélez -

Aunque se sobreponga el ruido de los autobuses y de la remodelación de los edificios de Madrid, aún se puede escuchar el chirriar de los pájaros, el viento que corre por las calles. Pasan tantas cosas y la vertiginosidad de nuestras vidas nos sume en el ensimismamiento. No somos concientes de tantas cosas, de los olores, de los sonidos... Quizá si meditamos un poco todos los días abriremos nuestors sentidos y nuestra alma al universo. Dejaremos de ser zombies.

Rôvënty -

El gran deseo de mi abuelo era alcanzar la inmortalidad. Por eso era poeta. Ahora yo sé que él es inmortal. Vive en mí.
"Juzgaros por vuestros fracasos, es como lanzar la culpa a las estaciones por su inconstancia" Y el mar de la vida sigue su curso a merced de las mareas

Audrey -

No me gusta decir ADIOS, siempre he preferido un HASTA LUEGO.

Carlos Miguélez -

Es genial. Me llegó al alma esta parte: "Mediros por el más pequeño de vuestros actos, es como comparar la fuerza del mar con la fragilidad de su espuma".

Fran -

Uauh.....