Nesemu: Volver a escribir cada día
Quizás os guste, ahora tengo que ejercitarme un poco porque he decidido volver a escribir un cuento al día desde la próxima semana.
Nesemu
Un profesional
En una posada del Camino de Santiago se reunieron un hombre de Dios, un peregrino y un sacerdote. Se quejaba el sacerdote de las pocas limosnas que daban los fieles. El peregrino argumentaba que, ya que iba en penitencia, se contentaba con lo que le daban, y el hombre de Dios permanecía en silencio. Les preguntó el sacerdote cómo distribuían lo que recibían de las gentes.
- Al final del día, - respondió el hombre santo -, suelo trazar un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo las utilizo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo las empleo en el servicio de Dios, esto es, en ayudar a los más pobres.
- Pues yo, - dijo el peregrino -, también hago un círculo en el suelo y tiro las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo, las ofrezco al servicio divino, y las que caen fuera me las reservo para mis necesidades.
- Yo también, queridos hermanos, - intervino con unción el sacerdote -, dibujo un círculo en el suelo. Las que caen al suelo me las reservo para mis necesidades, que son muchas, y las que no caen son para Dios. No en vano nosotros los servidores del templo somos profesionales de la caridad y ésta, bien entendida, comienza por uno mismo.
José Carlos Gª Fajardo
Nesemu
Un profesional
En una posada del Camino de Santiago se reunieron un hombre de Dios, un peregrino y un sacerdote. Se quejaba el sacerdote de las pocas limosnas que daban los fieles. El peregrino argumentaba que, ya que iba en penitencia, se contentaba con lo que le daban, y el hombre de Dios permanecía en silencio. Les preguntó el sacerdote cómo distribuían lo que recibían de las gentes.
- Al final del día, - respondió el hombre santo -, suelo trazar un círculo en el suelo y lanzo las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo las utilizo para mis necesidades y las que caen fuera del círculo las empleo en el servicio de Dios, esto es, en ayudar a los más pobres.
- Pues yo, - dijo el peregrino -, también hago un círculo en el suelo y tiro las monedas al aire. Las que caen dentro del círculo, las ofrezco al servicio divino, y las que caen fuera me las reservo para mis necesidades.
- Yo también, queridos hermanos, - intervino con unción el sacerdote -, dibujo un círculo en el suelo. Las que caen al suelo me las reservo para mis necesidades, que son muchas, y las que no caen son para Dios. No en vano nosotros los servidores del templo somos profesionales de la caridad y ésta, bien entendida, comienza por uno mismo.
José Carlos Gª Fajardo
19 comentarios
ingrid -
Pensador@ -
Sergei -
De todas formas, la caridad no sólo consiste en dar dinero, se pueden regalar tantas cosas...
José Luis -
Sergei -
Sergei -
hormiguero -
Pablinator -
Me gustaría responder a Isabel: "En mi vida religiosa he dado y he recibido...". ¿Por qué atribuirle tus méritos a la religión y no a ti misma?
Rosa, yo no creo que las más sonadas sean las religiosas, creo que las más sonadas son las silenciosas de cada día.
Nesemu -
¿Por qué saltan algunos como si se estuviera generalizando con una aserción descalificadora? Isabel, se trata de un cuento. Jesús habló todavía peor de los sacerdotes del templo a quienes calificó de /sepulcros blanqueados/, y de los fariseos y escribas hipócritas. El no hablaba en sentido figurado, como el autor del cuento. ¿Quién ha criticado aquí al Camino de Santiago? ¿Por qué no saltamos así cuando hablamos de un sanyasin, de un místico sufí o de un judío de Warsovia o de un personaje de las Mil y una noches? Pero, querido Pancho, por desgracia, el cuento se basa en una anécdota muy parecida que me aconteció con el Párroco de una parroquia gallega. El cuento no descalifica a los curas sino que es como una parábola que hay que saber tomar con humor, Isabelita, ita, ita.
Rosa -
Isabel -
En mi vida religiosa he dado y he recibido y puedo afirmar que son las personas de este entorno las que más me han ayudado.
No es justo que se les juzgue a todos por lo que hacen unos pocos, pues entonces yo diré que los extranjeros roban y matan, puesto que algunos lo han hecho. Una vez más están pagando justos por pecadores, pero yo en mi Iglesia tengo mi moral tranquila, doy lo que puedo, y sé que mis compañeros o los curas que a mi también me ayudan no obtienen grandes beneficios de ello. Yo no obtengo nada material por dar catequesis, pero os aseguró que saco grandes cosas para mi vida. Y con todo eso soy feliz, a pesar de lo que la gente piense de mi Iglesia, yo tengo la moral muy tranquila, no sé los demás...
pancho -
Cristina -
Elena -
Elena Martín -
Jorge P. -
Scicker -
Creo que este ejemplo se puede ajustar bastante bien a la realidad. ¿Realmente en que invierte la Iglesia las donaciones de los fieles? ¿En actos sociales o en las "muchas necesidades" de los sacerdotes?
David Álvarez -
David (Asturiano) -